Tres veces gracias, Douglas Tompkins

Douglas Tompkins, norteamericano avecindado en la Patagonia chilena desde principios de los 90´s compró enormes cantidades de tierras en el sur de Chile y Argentina, con el fin de donarlas para Parques Naturales. Doug, como le decían, falleció el martes 8 de diciembre al sufrir un accidente mientras navegaba en kayak junto a un grupo de amigos en el Lago General Carrera de Chile. Sus esfuerzos, reconocidos hoy por casi todos, fueron fuente de grandes controversias con gobernantes y empresarios.

Tres veces gracias, Douglas Tompkins

Autor: Wari
US billionaire Douglas Tompkins talks in his property in Ibera, near Carlos Pellegrini in Corrientes Province, Argentina, on November 5, 2009. Tompkins, 72, passed away on December 8, 2015, died of hypothermia after a kayak accident at a lake in the south of Chile, medical sources informed. AFP PHOTO/DANIEL GARCIA

AFP/Daniel García

La única vez que te escribí -ésta sería la segunda- te di las gracias por ayudar a preservar los maravillosos fierdos del sur. Era una época en que, como muchas veces, eras atacado por quienes te acusaban de diversas faltas no menores:  de ser ecologista fanático, o ecologista profundo, como te decían muchos desde la superficialidad de su ignorancia, pensando que eran definiciones sinónimas; de estar en contra del desarrollo;  ¡hasta de ser la punta de lanza sionista para apoderarse de la Patagonia, rememorando las alucinaciones de Miguel Serrano te acusan!

Pocas cosas te dije en ese único intercambio epistolar del año 2003. Lo primero fueron los agradecimientos. Las palabras exactas fueron:

“Darte las gracias por tu rol en ayudar a que Chile sobreviva hacia el futuro y expresar mi solidaridad con tu persona en medio del amedrentamiento vergonzoso e illegal, de parte de algunas personas del Gobierno y la prensa. Sólo sigue haciendo bien tu trabajo y cuídate”.

“Gracias por las bellas palabras de apoyo”, me respondistes. “Es cierto que siempre hay una tropa de locos en el mundo intentando matar al mensajero y que a fin de cuentas actuan en contra del medio ambiente”.

Te saqué en cara también no haberme respondido personalmente a unas propuestas que había  hecho para la campaña ‘Patagonia sin Represas’. Mi ego hubiese preferido lo hicieses, así como también hubiese querido conocerte más, o ser invitado a tu maravilloso entorno del sur, privilegio que sí tenían varios de mis amigos y conocidos.

Pero ese era mi ego. Ese algo más, más interesante por cierto que mi ego, hoy te recuerda sin resentimientos. Todo lo contrario. Es más, más gracias te doy.

“Siento no haberte respondido respecto a algunas sugerencias que pudieses haber hecho para la campaña. Se me puede culpar, y con mucha razón, de muchas de esas cosas. Demasiadas cosas por hacer en demasiado poco tiempo… No recuerdo exactamente a qué te refieres. Prueba de lo estresado que estoy!” me explicabas, y terminabas diciéndome: “ La próxima vez intentaré hacerlo mejor.”

Pero por Dios ¡que bien lo hiciesteis!, y ¡cúanto! durante estos años entre nosotros.

Hoy te repito los agradecimientos, y lo hago de manera doble, o más bien triplemente.

Primeramente,  por ayudar a que sobrevivan hacia el futuro los hermosos rincones que aún quedan de este Chile nuestro.

Pero te doy las gracias también por ayudarnos a aprender que no todos los que han tenido la suerte (o la desgracia, depende como lo miremos) de haber sido o ser millonarios, piensan para siempre sólo en sus propios intereses. Que hay ricos -pocos es verdad- que pasan, con creces, por el ojo de una aguja. Incluso algunos gringos, que es lo otro que te quería agradecer.

El habernos recordado que no todos los gringos están para intervenir indebidamente en nuestros asuntos con el fin de proteger mezquinos intereses ajenos y lejanos.

Juntos aprendimos que tras la superficie de la nacionalidades y situaciones económicas, estamos seres humanos que podemos actuar como tales, entre nosotros y también con nuestro maravilloso entorno.

“Espero pronto se crucen nuestros caminos” me decías Doug al despedirte.

¡Mira de qué manera misteriosa se cruzaron nuevamente!

Sin duda lo segurián haciendo cuando recorra yo -o mis descendientes- los hermosos fiordos del sur que nos ayudasteis a salvar.

Gracias de nuevo Doug.

Por Cristián Opaso

Fuente de la fotografía


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