La muerte del millonario, filántropo y ecologista estadunidense Douglas Tompkins, de 72 años de edad, fallecido el pasado martes 8 en el Hospital de Coyhaique, está dando mucho que hablar.
El deceso se produjo como resultado de una hipotermia derivada del volcamiento de un Kayak en el que se desplazaba por un afluente del lago chileno-argentino “General Carrera”, ubicado en la patagónica Región de Aysén.
En entrevista, el biólogo Héctor Kol, de la Fundación Pumalín –que administra los parques naturales del empresario–, detalla que el día del accidente Tompkins estaba acompañado de cinco personas: un turista mexicano y cuatro científicos que realizaban estudios sobre ríos.
Kol acota que la temperatura del agua en el Lago Carrera es de cuatro o cinco grados, similar a la de la Antártica, y asegura que por lo aislado de la zona y debido a que se les mojó el teléfono satelital que llevaban, se tardaron en dar aviso, “por lo que el arribo del helicóptero de rescate demoró una hora y media, lo que resultó determinante en el desenlace final”.
Tompkins llegó cerca de las 16 horas al Hospital de Coyhaique, sin signos vitales, según los médicos.
Legado
Autoridades del gobierno chileno y ecologistas lamentaron el deceso de Tompkins, a quien definieron como un hombre visionario y generoso.
“Él fue un hombre innovador y generoso en la protección del patrimonio natural del planeta, porque desde un comienzo dejó en claro que los parques y santuarios que él tenía en Chile pasarían a ser bienes públicos, y cumplió, como lo hizo con el Parque Yendegaia”, expresó la presidenta Michelle Bachelet un día después de la muerte del ecologista.
“En nombre de Chile y de todos los chilenos, quiero agradecer su espíritu ecologista y visionario”, agregó la mandataria.
El mismo día, cuatro senadores propusieron que se le otorgue a Tompkins la nacionalidad por gracia póstuma, “como una forma de recordar y reconocer su aporte al medioambiente y a la defensa de la Patagonia”. Los patrocinadores de esa moción son los socialistas Alfonso de Urresti y Juan Pablo Letelier, el democratacristiano Patricio Walker y el independiente Antonio Horvath. Finalmente, fue aprobada este miércoles.
Horas después de la muerte del estadunidense, la Fundación Oceana-Chile emitió una declaración en la que expresó: “Si no fuera por Tompkins, gran parte de la Patagonia ya estaría arrasada, así de simple”.
A media tarde del martes 8, cuando Tompkins aún estaba vivo, la lideresa ecologista y defensora de la Isla Riesco, Ana Stipicic, expresó en Twitter: “Toda la fuerza para Douglas!! Protector de la naturaleza hasta la médula. Mis oraciones para él y fuerza para su familia!”.
En una improvisada columna radiofónica en el programa El Conquistador, luego de enterarse del deceso, el influyente periodista Amaro Gómez Pablos dijo: “Se decía que el gringo atentaba contra la soberanía de Chile, que pretendía dividir al país, partirlo en dos, crear un estado judío, hacerse con el agua dulce que a futuro será un bien preciado, que iba a exportar alerces a escondidas por el lado argentino, que era sospechoso que no explotara sus tierras, porque cualquier empresario chileno lo haría”.
Añadió: “La generosidad del gringo no resistía análisis en un país valóricamente trastocado, sobre todo en los círculos de poder e influencia… Ahora se entiende: en un mundo de tiburones no se admiten delfines y se asume que cualquiera con dinero va por un mordisco más grande de poder”.
El periodista finalizó así: “Después de 25 años, los hechos hablan por sí solos: Pumalín, Corcovado, otros ocho grandes parques naturales, 22 estancias, 16 fundos y cuatro campos agrícolas (…) han sido en su mayoría entregados al Estado de Chile para su conservación, tal como lo prometió hace un cuarto de siglo”.
Douglas Tompkins nació en Ohio en 1943 y se crió en Nueva York. En 1964 creó la empresa de ropa y equipamiento para la vida al aire libre, North Face, y poco más tarde fundó Esprit, abocada a la fabricación de ropa femenina. Estos emprendimientos crecieron hasta convertirse en multinacionales y él en multimillonario.
Luego de un viaje por los bosques de alerce de la Patagonia, realizado a mediados de los ochenta, decidió radicar en Chile y dedicó el resto de su vida a la conservación de paraísos naturales chilenos y argentinos. Vendió sus empresas y el dinero recaudado lo destinó a ese objetivo.
Tompkins creó y luego entregó al Estado chileno 8 mil kilómetros cuadrados de parques naturales: Yendegaia, Corcovado y Cabo León, ubicados entre las regiones de Los Lagos y Magallanes, en la Patagonia chilena.
Además, en una hoja de ruta pactada con el Estado tenía comprometida la cesión de otros dos parques naturales: Pumalín y Santuario de la Naturaleza, que totalizan otros 5 mil kilómetros cuadrados.
Consultado sobre el ecologista estadunidense, con quien trabajó en Pumalín, Héctor Kol destaca: “Lo concreto es que Tompkins fue un gringo con plata que compró tierras hermosas para conservarlas y no para multiplicar su fortuna. Él era una estaca en el corazón del modelo”.
Y más: “Si encuentras un padre de los movimientos sociales en Chile es Patagonia sin Represas, y el inspirador de Patagonia sin Represas fue Tompkins”.
Alude a la organización que encabezó la oposición al megaproyecto hidroeléctrico Hidroaysén, que pretendía instalarse en Río Baker, pero finalmente sucumbió ante la enorme oposición ciudadana que en 2011 movilizó a millones de personas en protestas nunca vistas antes en Chile.
La oposición a este proyecto la enfrentó el empresario Eliodoro Matte, el más poderoso del país, hoy severamente cuestionado después de descubrirse que su empresa CMPC se coludió, al menos por diez años, con otras industrias para incrementar de manera artificial el precio del papel tissue.
Kol reconoce que es complejo el futuro de la Fundación Pumalín “porque personajes como Tompkins son irremplazables”.
Cabe consignar que Tompkins no sólo impulsó la campaña Patagonia Sin Represas, sino que también un programa marino que hizo frente a las grandes empresas salmoneras que sin control y con total respaldo del Estado –a través de Sernapesca y la Subsecretaría de Pesca- depredan y contaminan los mares australes de Chile.
Pese a las palabras de buena crianza vertidas tras la muerte de Tompkins, el Gobierno continúa con su embestida destructora de los ríos y ecosistemas de Chile. Este martes 15 de diciembre –cuando se cumplía una semana de la muerte del “gringo”- el Comité de Ministros aprobó la central hidroeléctrica Doña Alicia que se proyecta construir en Curacautín y que ha generado una gran oposición ciudadana, especialmente de los mapuches.
Hizo esto pese a que la Comisión Regional de Medio Ambiente, había rechazado su construcción.