Hay una teoría que afirma que todo lo que hacemos, absolutamente todo, nos define como personas. Nuestra voz, lo que decimos, como nos movemos, incluso lo que escribimos.
La grafología es el estudio -algunos indican que es una pseudociencia- que busca determinar las características de personalidad y conductuales de una persona a través de su escritura manuscrita.
Esta técnica se basa en el estudio de la escritura, en el tamaño y el espacio que ocupa dentro de un texto, en su inclinación, sus trazos, sus extensiones, etc. Para realizar un estudio básico de personalidad, podemos pedir que alguien escriba un texto en una hoja en blanco (sin reglones) y luego dividirlo con dos líneas que se cruzan para obtener los “vectores gráficos”. El punto de intersección de esos vectores, representa el plano emocional.
Un texto inclinado hacia el vector izquierdo, indicará rasgos de representación femenina, tales como percepción, timidez, inhibición, pudiendo también mostrar indicios de egoísmo, egocentrismo o una tendencia a la contemplación del pasado.
Un texto inclinado hacia el vector derecho, por otra parte, mostrará rasgos de representación masculina, tales como extroversión, coraje, proyección, intuición, creatividad y una tendencia a visualizar el futuro.
A su vez, una letra cuyos trazos predominan hacia el vector de arriba, puede indicar una personalidad idealista, espiritual, pensante, mística e inclusive con ambiciones de poder.
Una letra cuyos trazos predominan hacia el vector de abajo, puede indicar una personalidad sentimental, un poco inconsciente, la existencia de un trabajo que requiere motricidad física, como también la presencia de necesidades materiales y sexuales.
Con información de Nuevas Mentes