Bajo el sol abrasador del verano porteño, una multitud se congregó en Parque Centenario para escuchar la disertación sobre el combo de medidas económicas ejecutadas por el gobierno nacional de Mauricio Macri en su primera semana de gestión. El orador fue nada menos que Axel Kicillof, el ex ministro de Economía kirchnerista.
El único espacio de convocatoria fueron las redes sociales. Kicillof lo dijo desde el escenario, ningún medio masivo de comunicación se hizo eco de la charla que, en principio, fue organizada como una reunión más íntima, “para los compañeros” que quisieran tener herramientas de comprensión a la hora de poner en debate el rumbo económico que drásticamente tomó el país en los últimos días. Los “compañeros” resultaron ser, de acuerdo a los organizadores, cerca de 10 mil autoconvocados.
Antes de explicar puntualmente los ejes económicos del nuevo gobierno, Kicillof reconoció la voluntad popular de llevar al poder al frente Cambiemos, aunque agregó que eso no le daba derecho a Mauricio Macri de avasallar la Constitución, las leyes, “y encima, saquear el bolsillo de los trabajadores”. En ese sentido, cuestionó el intento de modificación sobre la Ley de Medios y la designación por decreto de los dos jueces de la Corte Suprema.
Con respecto al plan económico de Macri, el ex ministro dijo no conocerlo ya que el flamante presidente aún no lo ha explicitado, pero que, por el panorama que se viene construyendo desde la Casa Rosada, todo indicaría que es un plan de ajuste confeccionado desde el manual más básico del Fondo Monetario Internacional. “Esperemos estar equivocados.”
“Parece un colmo: en Aerolíneas Argentinas pusieron gente de LAN; en YPF, gente de Shell; en el Banco Central, de la JP Morgan. Hay asesores del FMI en la casa de gobierno. Quieren un país gobernado por sus propios dueños”, dijo en referencia al gabinete de Mauricio Macri, del cual sobresale la amplia trayectoria en el sector privado.
A pesar de las críticas, Kicillof manifestó que al macrismo había que darle tiempo y que el espacio conducido por Cristina Fernández de Kirchner era un “un movimiento democrático” que buscaba la transición en las urnas.
El escenario montado para la devaluación:
“Había que devaluar porque no había reservas -parafraseó Kicillof-. Mentira”. De acuerdo al ex ministro, esta premisa “se cae a pedazos” ya que cuando Macri ganó las elecciones había 25 mil millones de dólares de reserva en el Banco Central de la República Argentina y comparó este monto con el del 2003, cuando asumió Néstor Kirchner, que era de 6 mil millones.
Argumentar que no había reservas para llevar a cabo la devaluación, entonces, no sería más que el resultado de una “álgebra desquiciada”. El ex ministro expuso que, para llegar a esa conclusión, los economistas de Cambiemos restaron, entre otras sumas, los 11 millones del swap chino, de los cuales en una primera instancia los macristas calificaron como inválidos, como “papelitos pintados”. “China es la segunda economía mundial”, enfatizó Kicillof.
El swap chino es un intercambio de divisas pautado entre China y Argentina en 2014 que fijó un monto de inversión de 11 millones de dólares por parte del gigante asiático en un plazo de tres años, mientras que Argentina entregaría ese equivalente en pesos. Kicilliof resaltó que ese swap había sido gestionado por Cristina Kirchner y que los funcionarios macristas, primero lo desestimaron y luego utilizaron 3 mil millones de la conversión de yuanes provenientes del swap durante el fin del cepo cambiario: “Pongámonos de acuerdo”.
Kicillof denunció también que los anuncios de devaluación durante la última semana de noviembre del actual ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay, aceleraron las deudas de importación, monto que también se le restó desde el macrismo a las reservas.
De acuerdo a un economista consultado por El Ciudadano, los importadores piden créditos a pagar a futuro, por ejemplo, en seis en meses, con lo cual, “tienen una deuda afuera en dólares”. Esa deuda se paga a través del BCRA. Con los anuncios de Prat Gay sobre el aumento del dólar, lo que se produjo fue que los importadores quisieran cancelar la deuda, no en partes por seis meses, sino completa en un mismo mes, porque luego les saldría más caro: “Lo que dice Kicillof que hicieron desde el macrismo fue forzar a cancelar ese crédito antes de lo previsto para meter más presión en las reservas y así justificar la devaluación. Es como que vos tengás varias tarjetas de crédito que vencen en diciembre, febrero, marzo. Pero te dicen: ´pagá todo en diciembre´. Ellos querían eso, suicidar las reservas para pagar y devaluar”.
Otra consecuencia directa del anuncio de devaluación fue que las reservas del BCRA no pudieron contar con los dólares producto de las exportaciones de granos, ya que los grandes grupos esperaron a que aumentara el dólar para exportar: “¿Quién va a querer vender algo que después va a valer un 50% más?”, puntualizó Kicillof.
Por lo tanto, el clima de devaluación habría sido generado desde el propio macrismo: “Reservas hay, devaluar quieren ellos”.
El déficit fiscal y la inflación:
Otro argumento del macrismo es el “descontrolado déficit fiscal”. No es casual que ayer el diario La Nación aconsejara desde su editorial titulada “Valiosos primeros pasos hacia la normalidad” que se “ataque fuertemente el déficit fiscal, que ha trepado a niveles récord, del orden del 8% del PBI, merced a la pésima gestión kirchnerista y a la desconfianza que alimentó entre los inversores, pese a la elevadísima presión tributaria”.
El déficit fiscal es cuando la diferencia entre el gasto público y los ingresos del Estado en un determinado período de tiempo dan como resultado una mayor cantidad de gastos.
Kicillof determinó que el déficit fiscal actual en Argentina ronda el promedio de América Latina que es un 5% y explicó que, desde su visión de la economía, “cuando el mercado internacional no funciona, la responsabilidad del gobierno es tomar todas las medidas necesarias” para proteger y favorecer “al pueblo”.
En cuanto a la inflación, el ex ministro destacó que desde hace “dos años que mes a mes se desaceleran los precios” y que la gestión kirchnerista siempre tuvo políticas como la de Precios Cuidados para compensar el aumento de precios.
“Reservas sólidas, crecimiento del 1%, déficit fiscal controlado” enumeró como escenario concreto en el cual el frente Cambiemos se posicionó al inicio de su mandato, en clara contradicción con el discurso macrista.
Retenciones, deuda y devaluación:
Una de las primeras medidas del macrismo fue cumplir con su promesa de campaña de eliminar las retenciones a las exportaciones agropecuarias, lo cual también fue extendido al área industrial. De esta manera, los granos, las economías regionales y los productos industriales pasaron a tener retenciones cero, mientras que el tributo de la soja se disminuyó en un 5%. El costo fiscal anunciado por el gobierno sólo en función al agro fue de 2000 millones de dólares.
Kicillof calificó esta maniobra como una “transferencia de recursos” y aseguró: “Entendemos que hay economías regionales con dificultades, pero las dificultades no se resuelven bajándose los pantalones ante los poderosos”. El ex ministro hizo una diferenciación entre los 50 mil pequeños y medianos productores argentinos y los grandes grupos exportadores, a quienes la suba del dólar y la quita de retenciones favoreció en sus ingresos en un 100%.
Otra de las anunciadas medidas del macrismo fue eliminar el control cambiario y las restricciones en la compra y venta de dólares que llevó el valor de la moneda extranjera de $9,50 a alrededor de $14 con la consecuente devaluación de 40% del peso argentino.
“Todos ustedes, compañeros y compañeras, pueden ir a comprar 2 millones de dólares”, ironizó Kicillof y continuó: “Con la suba del dólar, los precios de los productos exportables aumentan” ya que están atados al precio internacional, como así también lo hacen automáticamente aquellos productos que cuentan con elementos importados tanto en sí mismos como en el proceso de producción.
Sin la decisión política de que el aumento de precios, especialmente el de la canasta básica, sea acompañado con el aumento de los salarios, estas medidas provocan el ajuste en el bolsillo de los millones de argentinos.
Como segunda consecuencia del combo de medidas económicas, Kicillof destacó el estancamiento en el mercado interno y, por ende, la pérdida de puestos de trabajo: “Cuando cae el poder adquisitivo cae la demanda. Y si cae la demanda le pegan al otro pilar que es el trabajo. Si no hay medidas compensatorias, termina como todos los planes de ajuste. Espero equivocarme”, reiteró.
Con respecto a la sumatoria entre devaluación, eliminación de retenciones y endeudamiento externo, cuestionó que “si uno devalúa, lo que hace es bajar la demanda de dólares. ¿Para qué te vas a endeudar? Justamente el menemismo se endeudó financieramente, para no devaluar. Es contradictorio. Si uno piensa devaluar, no hace falta contraer una deuda de 25.000 millones de dólares. Si, encima, se devalúa y se endeuda, ¿para qué, además, vas a bajar las retenciones? Parece un festín a la vista de todo el mundo”.
Para finalizar, comparó la teoría keyensiana con la teoría del derrame y afirmó que el kirchnerismo comprobó durante los 12 años de gestión que se puede gobernar sin aplicar el plan del FMI.
“Lo que hacen es el plan que favorece a las minorías, a los grupos concentrados, pero nosotros no nos vamos a olvidar de la gente”.
Fotos: Facebook Casa Rosada Argentina 2003/2015
Asesoramiento económico: El Economista del Pueblo
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