En los últimos años, la ciencia ha comprobado lo que la intuición de la cultura ha mostrado por mucho tiempo desde las historias populares: el cuervo es un animal notablemente inteligente. Distintos estudios han probado cómo los cuervos son capaces de recordar el rostro de una persona toda su vida, han resuelto complejos rompecabezas, entienden de física, e incluso el ejército de EU. UU. ha usado esta especie para buscar a fugitivos; también son capaces de usar herramientas de distintas formas. Believe it ot not.
Por lo anterior, no es extraño que los cuervos formen estrechos lazos con algunas personas, tanto con algunas que los han ayudado, como con aquellas que les han causado una molestia. Un grupo de estudiantes en la ciudad de Washington, por ejemplo, capturó a algunos cuervos para hacer experimentos y luego los soltaron: hasta que se graduaron y años después, cuando volvían a visitar la Universidad, los cuervos les reconocían y les graznaban.
Así, también son agradecidos, como lo prueba la historia de una niña de 8 años, Gabi Mann, que lleva 4 años alimentando un grupo de cuervos, y estos le han llevado, por años, regalos en agradecimiento. Los cuervos tienen una especial fascinación por los objetos brillantes, por lo que casi todas las piezas de la niña tienen esta cualidad. Evidentemente, los cuervos son capaces de recordar, con gratitud, a esta pequeña incluso cuando van a buscarle sus obsequios.
Se trata de una enternecedora historia que nos habla sobre la inteligencia y el agradecimiento en un ser aún misterioso y cautivante como lo es el cuervo.
Los regalos consisten en botones, piezas de LEGO, trozos de metal, o una perla en forma de corazón. Una vez le trajeron una pieza de metal con las palabras «la mejor».