En un mensaje navideño de pesadilla puede convertirse este fin de 2015 para miles de familias que corren el riesgo de ser deportadas por el gobierno de Barack Obama.
Fue la propia portavoz de la oficina de Inmigración y Aduanas, Gillian Christensen, quien confirmó lo que se venía rumoreando en varios reportes de prensa: la administración en el poder planea deportar a familias centroamericanas que han llegado al país recientemente, la mayoría huyendo de la violencia, las pandillas y la negativa situación económica en países como Honduras y El Salvador. A la mayoría de estas familias se les ha negado el asilo, y han ignorado, señalan las autoridades, las órdenes legales para abandonar el país.
Fue el Washington Post el medio que primero advirtió sobre esta nueva estrategia, informando que las primeras redadas podrían iniciarse tan pronto como enero de 2016. La cifra de 100 mil familias incluye a niños.
El gobierno de Obama ha sido duramente criticado por grupos que defienden los derechos de los inmigrantes por implementar una política de deportaciones que ha roto los récords históricos para cualquier presidente, con más de 2 millones de deportados en lo que va de su presidencia. Marielena Hincapié, directora ejecutiva del National Immigration Law Center, advierte que “es tiempo que el gobierno reconozca de una vez por todas que esas madres y niños son refugiados igual que los de Siria”.
La responsabilidad de EEUU
El alto influjo de inmigrantes que intentan cruzar la frontera irregularmente responde a una situación crítica especialmente en Honduras y El Salvador, donde la violencia y las extorsiones han recrudecido, todo potenciado por una persistente sequía que ha golpeado especialmente a los sectores rurales. Honduras es un caso emblemático, pues pese a fuertes donaciones a los organismos de seguridad y cuerpo militar de parte del gobierno de Estados Unidos, y pese a la presencia de la base militar estadounidense más grande de Centroamérica, el país se ha convertido en el paraíso de la mafia vinculada a la droga. La desesperación de las familias los ha empujado incluso a enviar a sus hijos, menores de edad, solos a cruzar la frontera, con la esperanza de que puedan llegar a manos de parientes. Las decenas de miles de menores cruzando sin la compañía de adultos la frontera sur de EEUU provocó recientemente una grave crisis de imagen para la Casa Blanca.
Muchos grupos de Estados Unidos especializados en derechos humanos y justicia internacional identifican la gran responsabilidad que el país tiene en los graves índices de violencia en América Central y México. EEUU es el principal proveedor de armas de alto calibre, especialmente a México donde van a caer a las manos de los carteles de la droga. Asimismo, Estados Unidos, con el índice de consumo de drogas ilegales más grande del planeta, alimenta las mafias que transportan la droga en los puntos de transferencia en El Salvador y Honduras rumbo a la potencia del norte. Justamente, más de 130 mil personas han sido arrestadas en 2015 tratando de cruzar la frontera sur de EEUU, con orígenes principalmente desde El Salvador, Guatemala y Honduras.