Mientras se acercaba el microbus al paradero un intenso dolor de muelas se acrecentaba con el frío matutino, la bufanda que no lograba afirmarse al cuello no alcanzaba a detener la helada que caía desde la montaña nevada durante la noche, la hermosa cordillera, teñida de blanco no lograba espantar mi dolor. Así están las cosas, sumergidos en la parodia existencial que implica levantarse en la mañana para continuar con un ritual sin fin y tan solo el sueño permite cierto descanso.
Mientras tanto mi hijo adolescente me mira y siento en sus ojos la desconfianza que yo sentía hacia el mundo adulto cuando tenía 16 años , ya nadie tiene 16 años y no saber si sumergirse en el mundo adulto o definitivamente sentarse a mirar la cordillera y sentir un poco de frío , si es rico sentir un poco de frío y estar vivos y no permitir que la alineación nos invada y dejar de sentir lo que somos y donde estamos inmersos.
Hoy por ejemplo me siento chapoteando en una agua negra del golfo de México junto a gaviotas, pelícanos y unos cuantos peces que no saben que en la superficie terrestre otros cuantos se han apoderado de todo y un poco más. Los datos son contradictorios, en el peor de los escenarios científicos rusos hablan de una fuga diaria de 2 millones de galones de petróleo (un galón=3,7 litros) provenientes de una fractura en el fondo oceánico irreparable.
La empresa británica (British Petroleum) señala que en el mejor de los escenarios posibles en agosto podría quedar sellada la fuga iniciada o informada a la opinión publica el 20 de abril 2010. Hace más de 70 días que el petróleo fluye desde las profundidades y mancha todo.
No se habla del daño causado durante todo este tiempo al planeta, de las ganancias del negocio petrolero a un mundo que no se detiene a pensar que el consumo nos ahoga cada día un poco más y en nuestro Chile, que apenas ve la cordillera un rato después de la lluvia, la venta de vehículos aumenta en un 89 % en el primer semestre de este año.
Greenpeace señala que esta catástrofe ambiental muestra que es urgente terminar con nuestra adicción al petróleo y usar energías limpias y renovables o este tipo de accidentes seguirán ocurriendo. Aquí en la superficie los seres humanos hemos entregado nuestros destinos a la empresa privada y esperamos desde abajo que nos llegue algo que les sobre o que se les caiga de la mesa, sin embargo, en esta ocasión se nos ha informado que las migajas estarán teñidas de negro.
La eficiente compañía inglesa no detiene su extracción cuando la plataforma mar adentro daba sus primeras señales de falla para evitar pérdida de sus ganancias. El petroleo, el benceno y los agentes dispersantes del petróleo con sus propiedades tóxicas y riesgos de neoplasias hematológicas avanzan como marea negra, trabajadores que enfrentan la catástrofe enfermos, ecosistemas destruidos y yo con mi dolor bajo la bufanda.
Hoy prefiero caminar, esperar con calma el bus, mirar a la gente y pensar que mi desconfiado hijo esté bajo techo para que la lluvia con gotitas negras no le manche su soñador caminar y entre los autos y bajo el smog me sale un graznido en vez de voz.
Por Álvaro Pizarro Quevedo
Peñalolén, 11 de julio 2010
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