A 11 años de la matanza de cisnes provocada por CELCO Valdivia, hoy la firma enfrenta cargos gravísimos por masiva mortandad de peces

-La ciudadanía ya juzgó a la empresa hace 11 años. Los cisnes lentamente al parecer se han recuperado y los peces –irrevocablemente- ya no están en las aguas.

A 11 años de la matanza de cisnes provocada por CELCO Valdivia, hoy la firma enfrenta cargos gravísimos por masiva mortandad de peces

Autor: Ana Mourás

peces muertos por descarga de riles en valdivia

En Valdivia, el Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter, que cuenta con 4.877 hectáreas de humedal, queda a tres kilómetros al norte de Valdivia, en dirección a la costa. La carretera está inserta en un paisaje llamativo producto de una vegetación prominente con una flora y fauna internacionalmente atractiva a cientos de turistas que visitan la ciudad cada año.

El río Cruces cuenta con un sobresaliente color azul y verde por la vegetación. Además hay varias especies de animales que coexisten en sus aguas, uno de ellos es el cisne de cuello negro (Cygnus melancoryphus), que es un ave anseriforme de la familia Anatidae, nativa de América del Sur.

A mediados de 2004, de forma repentina, ocurrieron cambios ambientales en el humedal del río Cruces, siento el más notorio para la ciudadanía local, nacional e internacional, el descenso de la población de los cisnes de cuello negro en el lugar del Santuario de la Naturaleza, además de no observar nidos o huevos de cisnes en el lugar.

La disminución de la población de cisnes, según lo vivido por la comunidad valdiviana arrojaba como único culpable a la empresa chilena dedicada a la fabricación de pulpa de celulosa, maderas aserradas y paneles, llamada Celulosa Arauco y Constitución, más conocida como CELCO o ARAUCO, controlada por el grupo económico Angelini.

La empresa instaló una planta de celulosa a sólo 20 kilómetros arriba del Santuario de la Naturaleza, arrojando sus desechos tóxicos al medio ambiente, invadiendo el hábitat de los animales y afectando significativamente su alimentación y desarrollo vital.

Según Eduardo Jaramillo, científico que realizó investigaciones sobre los cisnes, la alimentación de las aves acuáticas se vio afectada totalmente, debido a que las muestras de luchecillo tenían manchones necróticos de color pardo y costras depositadas sobre las mismas, es decir, fue afectado por la alta carga de metales pesados, en especial el hierro, el cual se depositó sobre sus hojas.

El Santuario, está protegido desde 1981, cuando Chile se unió al acuerdo de La Convención Ramsar (tratado intergubernamental de 1971) sobre Humedales, el cual dota de acción nacional e internacional en pro de la conservación y el uso de los sitios, los cuales son importantes ecosistemas.

Bruno Bettati, productor de cine y ex integrante de “Acción por los Cisnes”, se refiere a lo ocurrido en el 2004 como “el 28 de octubre de 2004 empezaron a caer cisnes en las casas, en las calles y sobre los autos, era como una ‘emergencia cisne-ton’. La gente los cuidaba, les daban lechuga en sus patios. El cisne que yo vi me produjo náuseas y si el cisne está mal, todo está mal”.

Una vez ocurrido el desastre ambiental, la población comenzó a organizarse de forma colectiva, generando encuentros para informarse, realizando marchas con pancartas en contra de CELCO, con saltos en pleno centro de Valdivia liderados por niños y niñas coreando “El que no salta es CELCO”, etc.

El médico veterinario, Daniel Boroscheck, fue quien desde el primer momento constató el daño realizado a los cisnes. El profesional se refiere a lo ocurrido en el 2004 con “era un día normal y llega un amigo a la clínica diciendo que un cisne había caído sobre su parabrisas, coloca al cisne en la mesa y yo de inocente comencé a buscar enfermedades, salí de la clínica y me voy en yate al Santuario de la Naturaleza, ahí me perdí. No era la misma imagen, no había pastito, no sabía ni para dónde doblar… Sentí tristeza”.

A pesar de haber vivido una amenaza directa de parte de privados ligados a CELCO y hostigamiento por parte del Estado, el veterinario y la antigua figura de “Acción por los Cisnes” dice sonriendo “me llamaron terrorista ambiental, pero fui constante y transparente, la empresa no sabía cómo callarme”.

En octubre de 2006 fue aceptado por la Convención Ramsar, la petición del Gobierno de Chile para incluir al Santuario Carlos Anwandter en el Registro Montreaux en la lista de humedales que cuentan con ayuda y protección internacional.

CELCO en la actualidad busca expandir su mega negocio a través del proyecto MAPA, el cual aumentará su producción de 790 mil toneladas de celulosa al año a 2.100.000 toneladas al año utilizando pino y eucalipto.

Recientemente, los cisnes de cuello negro se ven en parejas viviendo en el río Cruces, junto a sus crías alimentándose de luchecillo, atrayendo los ojos de muchas personas, debido a su inconfundible y singular belleza.

Pero CELCO una vez más corrompe el equilibrio del medio ambiente y esta vez no fueron los cisnes, son los peces.

Desde 2013, la mega empresa ha incumplido en varias fiscalizaciones realizadas por la Superintendencia del Medio Ambiente, esto en el contexto del “Proyecto Valdivia Segunda Presentación”, aprobado por la RCA Nº279/1998, y del proyecto “Incorporación de un sistema de filtración por membranas de efluentes y otras mejoras ambientales en Planta Valdivia”, aprobado por RCA Nº 70/2008.

Las instalaciones de CELCO están en el sector de San José de la Mariquina, en la Región de Los Ríos. La planta produce la importante cifra de 550 mil toneladas anuales de kraft blanqueada de pino radiata y eucaliptus. Los incumplimientos tienen directa relación con los residuos líquidos industriales (RILES), además de algo grave e inaceptable, CELCO derramó licor verde el 17 de enero de 2014, no hicieron nada para evitarlo y no avisaron a la autoridades encargadas de solucionar aquellas “torpezas”. El derrame siguió su curso. Llegó al río, matando peces, tal como antes mataron a los cisnes.

La Celulosa Arauco arriesga la clausura o multa de hasta 10.000 Unidades Tributarias Anuales. También tienen el derecho de tener 15 días para formular sus descargos ante la entidad medioambiental. La ciudadanía ya juzgó a la empresa hace once años. Los cisnes lentamente se recuperaron y los peces –irrevocablemente- ya no están en las aguas.

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Por Francisca Arriagada.

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