La francesa Bettina Rheims (1952), una mujer de clase alta —hija del académico, historiador del arte y comisario de exposiciones Maurice Rheims—, no iba para fotógrafa. Ejerció primero como modelo, luego fue periodista, gestionó una galería y, hasta los 26 años, no había manejado una cámara más que como aficionada. Desde que, en 1981, mostró sus primeros trabajos, fotos de artistas de striptease y de circo, se ha convertido en una estrella de la imagen osada y provocativa sobre el lado licencioso de la vida.
En su última serie, Bonkers – A Fortnight in London (Chaladas – Una quincena en Londres), la artista explora una de sus ciudades favoritas tal como antes hizo con Shangái y París, que describió a través de medio centenar de top models en Heroines (2007).
La artista y sus heroínas se sumergen en juegos eróticos y de descubrimiento de la feminidad. Bajo una perpectiva honesta y con una notable intimidad y proximidad con Rheims, la representación de estas mujeres juega con los estereotipos, de manera consciente exagera clichés y desafía las diferencias entre las imágenes de las modelos en los medios de comunicación y las características de sus personalidades.
En 2008, Rheims retrató, en fotos casi porno, a la esposa del multimillonario ruso Sergey Rodionov Rheims, que en 1995 hizo el retrato oficial del entonces presidente francés Jacques Chirac. Generó cierto escándalo tres años más tarde con el proyecto I.N.R.I., con el escritor Serge Bramly, en el que recreaba la vida de Jesús como si este fuese una mujer.