Entre 200 y 230 dólares. Es el aumento del salario mínimo que la presidenta del Brasil, Dilma Rousseff, aprobó ayer para los trabajadores brasileños a partir del próximo 1 de enero.
Según fuentes oficiales, la inciativa beneficiará a unos 40 millones de trabajadores y jubilados, “lo que da continuidad a la política de valorizar el sueldo mínimo de los brasileños”.
A pesar de la difícil coyuntura económica y política que atraviesa el país, con esta medida la mandataria reafirmó su compromiso de dar continuidad a la política de inversión social. En la misma línea, el pasado mes de septiembre el Gobierno del país suramericano impulsó un reajuste presupuestario de unos 6.700 millones de dólares que contempló también la aplicación de una serie de impuestos, como los del tributo y las transacciones bancarias, para reducir los gastos y buscar nuevas fuentes de ingresos.