Desde el gobierno encabezado por Mauricio Macri afirmaron que tienen decidido iniciar a mediados de enero las rondas de consultas con los gobiernos provinciales, las universidades, ONG y partidos políticos para consensuar un proyecto de reforma del sistema de votación.
Sin embargo, desde el propio oficialismo admiten las dificultades que implica poner en funciones más de 120.000 máquinas electrónicas y un calendario electoral unificado.
«El objetivo es mejorar el sistema electoral, hacerlo más transparente, ágil y confiable. La línea de trabajo es la boleta única, con opción a que sea electrónica, dotar al sistema de un organismo electoral con autonomía para que el asunto electoral no lo maneje el Ejecutivo y que tenga autonomía y dé más confianza a la gente», confirmó el secretario de Asuntos Políticos del ministerio de Interior, Adrián Pérez.
El ex diputado del partido de Sergio Massa -que se sumó a Cambiemos a principios de diciembre tras renunciar a su banca y seguir su derrotero de partidos políticos-, dijo que, en cuanto a los organismos autónomos de control electoral, «hay muchos ejemplos, como es el INE (Instituto Nacional Electoral) mexicano, pero la mayoría de los países ha encontrado una fórmula».
El propio Mauricio Macri prometió durante la campaña electoral y en repetidas oportunidades que las pasadas serían las «últimas elecciones» con el actual régimen de votación en caso de que él resultara triunfador, porque impulsaría la Boleta Única Electrónica (BUE) en todo el país, sistema que utilizó en la Ciudad de Buenos Aires.
Por último, cabe recordar que las reformas a la ley electoral, según la Constitución, requieren de una mayoría calificada de la mitad más uno de los miembros de la Cámara de Diputados (129 votos) y no una mayoría simple, por lo cual los consensos a los que el gobierno de Cambiemos deberá arribar serán mayores, especialmente con el peronismo y el Frente para la Victoria, algo que a priori no parece del todo sencillo.