Arabia Saudita ejecutó por decapitación este sábado a 47 personas acusadas de terrorismo, incluido el prominente clérigo chiíta jeque Nimr al-Nimr. La mayoría de los ejecutados hoy sábado «participaron en una serie de ataques llevados a cabo por al-Qaida del 2003-06», dijo el Ministerio del Interior.
También fueron detenidos cientos de miembros de la minoría chiíta, luego de las protestas en 2011-13, durante las cuales murieron varios policías en tiroteos y ataques con bombas de gasolina. Varios de los detenidos habían sido condenados a muerte.
El comunicado del Ministerio del Interior comenzó con versos del Corán para justificar el uso de la ejecución y la televisión estatal mostró imágenes de las secuelas de los ataques de al-Qaida en la última década. El Gran muftí de Arabia Saudita, jeque Abdulaziz Al al-Sheikh, apareció en la televisión poco después para describir las ejecuciones como «justas».
El liderazgo shiíta de Irán advirtió que la ejecución de Nimr «le costaría muy caro a Arabia Saudita».
En octubre 2015 la Corte Suprema de Arabia Saudita rechazó un recurso de apelación en contra de la pena de muerte dictada anteriormente a Nimr, quien había llamado a manifestaciones en favor de la democracia y cuyo arresto en 2012 provocó protestas en las que murieron tres personas.
Nimr había sido considerado durante mucho tiempo como el líder vocal chiíta de la provincia oriental Qatif, quienes se atrevieron a criticar públicamente a la familia gobernante al-Saud y pedían la convocatoria a elecciones. Sin embargo tuvo mucho cuidado de evitar llamar a la violencia, según los analistas.
Eso no impidió que el Ministerio del Interior saudí, lo acusara de estar detrás de los ataques a la policía, junto a un grupo de otros sospechosos, que según dijo, «trabajaban en nombre de los Shiítas de Irán», principal rival regional del reino.
Las ejecuciones son las primeras en 2016. Al menos 157 personas fueron condenados a muerte el año pasado en Arabia Saudita, un gran aumento de las 90 personas que murieron ejecutadas en 2014.