Hace tiempo que estamos viendo problemas serios al interior de la Nueva Mayoría los que, generalmente, están vinculados a los dos polos opuestos; vale decir las mayores disputas aparecen cuando se dan los match entre el Partido Comunista versus la Democracia Cristiana. En estas dinámicas hay políticos más y menos protagonistas, pero al ver de lejos la situación, generalmente los elementos discordantes con el proyecto de gobierno impulsado por la presidenta en su campaña presidencial son personeros de la DC que disienten de manera sostenida con las reformas más radicales (y por lo mismo más esperadas). Tal es el caso de Soledad Alvear, quien hoy está siendo TT gracias a su sostenida campaña antiabortista, lo que está muy bien según sus creencias religiosas; pero que, siendo personera política de una coalición que prometió una ley de aborto terapéutico, está muy mal.
Personalmente puedo comprender las convicciones religiosas de cualquier tipo. Entiendo perfectamente las cruzadas que puede levantar un ser humano cuando cree que se va a ir al infierno y que su alma se va a condenar para siempre. Entiendo perfectamente a Soledad Alvear cuando usa su twitter personal para mostrar testimonios de una cursilería dignos de postal Village y allá ella si quiere darse con una piedra en los dientes o ponerse un cilicio en vez de un porta-ligas. Lo que no me entra en la cabeza, es que quiera convertir sus convicciones religiosas en políticas de gobierno en un país que es laico, en el que existe una diversidad maravillosa y que, afortunadamente, se está ampliando.
Y si bien, tiene todo el derecho a expresarse, como lo dice en su cuenta de Twitter, no puede olvidar que no es una ciudadana cualquiera. Es una persona pública, que ha participado activamente de la política desde el gobierno de Aylwin ni más ni menos que en la creación del Sernam, que tiene influencias de sobra en la DC, partido que forma parte de la coalición de gobierno y que su partido viene siendo la piedra de tope para que se realicen los cambios en virtud de los ideales moralistas que comparte con la derecha chilena.
Como esta mujer es inteligente, cabe pensar entonces en otros factores -que van más allá de los «Ave María»- que están influyendo en sus decisiones estratégicas comunicacionales para «remar para atrás» y no ayudar a que el programa de gobierno siga su curso y hagan la pega de forma expedita. Vamos analizando:
¿Alguien se acuerda cuando en 2005 se definió en primarias que Bachelet iba a ser candidata de la Concerta en las elecciones donde ganó su primer mandato? Pues bien, en esa época, la plaza para optar a las elecciones para presidenta se la ganó a Alvear. Yo creo que ahí comienza todo. Después de todo, las mujeres somos competitivas y Alvear tenía un poder dentro de la coalición que ha ido perdiendo de a poco. Pero eso no es todo. Como bien recuerda El Mostrador:
También debe de haber algo de bronca «por su derrota en la batalla senatorial por Santiago Oriente frente a Carlos Montes (PS). En el círculo de Alvear fue mirado como una gran traición el que la propia madre de Bachelet, Ángela Jeria, se sumara a la campaña de Montes y le diera públicamente su respaldo. “Las encuestas demostraban que Soledad ganaba y hasta las seis de la tarde de ese día el partido se centró en ella. Ella iba a ser la figura principal… y se perdió”, recuerda Hormazábal.»
Ya con estos antecedentes nos podemos hacer una idea de que estas discrepancias «moralistas» tienen también un cariz político. O al menos cabe la duda.
Pero, a pesar de lo que sea que subyace a las acciones de Alvear, no podemos obviar el hecho de que estamos hablando de una ley que, de no aprobarse, significaría que nuestro país se convertiría en acreedor de una condena por violación de los derechos humanos de parte de la la Corte Interamericana de DDHH ya que es el mínimo requerido por la sociedad internacional en materia de protección de la mujer puesto que nuestros derechos no se deben vulnerar en función de ninguna doctrina religiosa.
En esta oportunidad, no voy a rasgar vestiduras hablando de lo justificada y absolutamente necesaria que es la ley de aborto terapéutico. Lo que espero es que seamos capaces de hacernos una idea panóptica de los intereses políticos de quienes tienen influencias trascendentales para lo que sucede con nosotros en el país. Muchas de las leyes vigentes responden a otros intereses que distan mucho de lo que le conviene «a todos los chilenos» como tanto les gusta decir a los políticos. Cabe reflexionar también respecto del silencio de Alvear en otras materias que son muy importantes también para el proyecto de gobierno de la Nueva Mayoría. por ejemplo, no podemos dejar de hacer hincapié en el rol (más que pasivo) ausente que ha tenido respecto de la reforma educacional ya que el esposo de Alvear, Gutenberg Martínez Ocamica, es Rector y fue Director Académico de la Universidad (obviamente privada) Miguel de Cervantes.
Creo que la antigua idea de los partidos políticos se ha ido diluyendo con la práctica. Desaparecieron los grandes oradores y con ellos, los grandes ideales que representaban a cada partido. Sabemos que los quorum de las votaciones son truchos, que hay militantes inscritos en 1928 (por dar una fecha antigua y lejana) que todavía están inscritos aunque se hayan convertido en polvo y siguen engrosando las listas porque no hay personal suficiente para fiscalizar la realidad de nuestros partidos.
Todo lo anterior lo menciono como una forma de ilustrar la mezquindad de los viejos estandartes que no quieren soltar la teta que tanto les ha dado (lo hemos visto ya de sobra con todos los casos de colusión, corrupción y aprovechamiento político).
Personalmente, me importa un huevo que Alvear sea o no católica y que su defensa antiabortista tenga o no que ver con sus convicciones morales. Lo que si me importa es que use dicho pretexto para recuperar un poder político que sirva para desestabilizar un proyecto de gobierno que lucha por salir adelante con reformas que estamos esperando hace tiempo y que fueron impuestas por los últimos estertores de la dictadura, porque en Chile, la ley de aborto terapéutico existió por muchísimos años. No es nada nuevo.
Con esto no quiero parecer una «Bachelover». Lo cierto es que da lo mismo quien está en la presidencia ya que nuestro país, por muy presidencialista que quiera lucir, con el tiempo ha demostrado que quien gobierna es Hacienda -Tal y como pasó en el gobierno de Eduardo Frei- y haciendo vista gorda de lo que realmente quiere y espera la gente de nuestros gobernantes. Pero Hacienda (Burgos mediante) tiene que hacer cumplir de alguna manera lo que prometieron como campaña en materia de reformas.
Finalmente, no podría decidir realmente cuál de las reformas es la más importante. Sin embargo, como mujer y como una persona que raya con los derechos humanos, creo que la más urgente es justamente la de Aborto en 3 causales. No podemos esperar a que otra niña de 13 o 14 sea violada y quede embarazada para poner el tema nuevamente en discusión y en la agenda mediática, como ha sucedido anteriormente, sin que sus vidas sean resueltas como corresponde y conforme a lo que dicen las convenciones mundiales sobre derechos humanos. Y con esto no se vulnera a nadie ya que las mujeres que son católicas, apostólicas y romanas; evangélicas, musulmanas, o de cualquier religión que amenace con la condena eterna del alma, pueden decidir no practicarse aborto alguno, así baje a la tierra el mismo satanás y se las viole para traer al anticristo.
Esta ley no obliga a nadie, pero abre opciones para quienes no quieran parir cantantes de ópera con ceguera como Andrea Boccelli, humoristas como chespirito, hijos de violadores que pueden ser hijos-hermanos (lo que es muy raro y se produce cuando es el padre el violador) o hijos que vivirán minutos, obligándolas además a pagar los costos funerarios luego de pasar por el trauma feroz de parir y ver morir a tu hijo, por mencionar algunos casos.
Lo que más necesitamos en Chile, sobre todo las mujeres, son opciones. También es saber que, como cualquier otro ser humano, somos sujetos de derechos y que esos derechos parten en nuestro cuerpo y en poder decidir si queremos vulnerarlos con un embarazo producto de una violación, con un feto que es inviable o en caso de muerte.
Nadie debiera decidir sobre quienes somos. Menos sobre nuestra corporalidad que es el sustento de nuestra permanencia y desplazamiento vital. Antes que mujeres, somos seres humanos. Que podamos traer otros seres humanos al mundo, no es elección nuestra sino una condición genética que nos hizo nacer mujeres, pero no por ello, nuestra humanidad trae con ello la garantía de que otos puedan decidir por nosotras.
Para que podamos decidir, lo primero es estar informadas, porque anda mucha campaña desinformativa dando vueltas, mostrando otros tipos de aborto, que nada tienen que ver con lo que cabe dentro de la ley de aborto en 3 causales. Para eso, te dejo un artículo al respecto si es que quieres seguir leyendo al respecto
InformAborto: el discurso moralista disfrazado tontamente de ejecución política en tiempos de dictadura