En acto artístico cultural, familias completas premunidas de palas y picotas, o a puño limpio, hicieron saber su rechazo a los proyectos de HidroAysén y Energía Austral.
Dos semanas estuvo el muro en el principal paseo peatonal de la capital de la Región de Aysén, y resistió dos intentos del municipio local de derribarlo.
“Ésta será la primera y única represa que se construirá en la Región de Aysén”. Con esta idea en mente se congregaron esta tarde cientos de personas frente al murallón de dos metros y medio que desde el 10 de julio se alzaba en la plaza pentagonal de Coyhaique con la consigna “Quiero ríos libres”. La idea, derribar con picotas, palas, pies y manos la instalación ciudadana que resistió incólume durante dos semanas diversos intentos de la Municipalidad de Coyhaique por echarla abajo.
Los organizadores convocaron a la ciudadanía a las 3 de la tarde, para ser parte de un simbólico rito catalizador del descontento de quienes en la Región de Aysén rechazan las pretensiones de Endesa, Colbún y Xstrata de construir represas en los ríos Baker, Pascua, Cuervo y otros de la Patagonia.
En forma paulatina fue llegando la gente, en un ambiente festivo y familiar, dispuesta a pasar lúdicamente la helada tarde patagona. Y todo ambientado mediante lienzos con lemas como “Ríos libres en la Patagonia”, “Aysén no es la pila de Chile” y “Aysén, el agua y la vida no se venden… se aman y se defienden”, además de un gran cartel con la palabra “Patagonia” firmada por los asistentes y el cual recorrerá gran parte del país.
La puesta en escena se inició pasadas las 16:00 horas cuando diversas personas (en representación de la comunidad regional que se opone a estos proyectos) fueron presentándose y expresando su “desazón” por la “construcción de la represa”, para luego dar paso a una obra que dio cuenta de la necesidad de utilizar fuentes energéticas renovables pero a escalas no invasoras y con respeto a la naturaleza. Posteriormente un verdadero “lago humano” fue pasando por el portal representando así la “liberación” de las aguas que HidroAysén y Energía Austral quieren retener en sus embalses.
Luego de la alegórica “inauguración” de la represa por parte de dos actores personificando a Daniel Fernández, vicepresidente ejecutivo de HidroAysén, y a Alberto Quiñones, gerente general de Energía Austral, se dio el vamos a lo que todos estaban esperando: la destrucción del murallón, tarea que duró cerca de una hora producto de las heladas de los últimos días que convirtieron la dócil estructura de nieve en un macizo de hielo duro.
“Fue muy bueno ver la rabia de la gente, las ganas de botar la represa. Hubo familias, profesores, abogados, estaban todos los rubros de la comunidad representados y eso es lo importante. Hartos jóvenes, hartas ganas de ser parte del evento. Hubo teatro callejero en que todo el mundo se involucró. Fue buenísimo” relató Rodolfo Rada, uno de los creadores de la estructura.
“La verdad es que al principio mi espíritu estaba muerto, porque no tenía ganas ni de gritar. Pero cuando escuché a la madre tierra gritar de dolor, esa imagen me quedó y me hizo vibrar. De verdad que me emocionó bastante. Y me gustó que hubiera participación ciudadana y que sea la gente la que bote esta represa” señaló en la ocasión Mauricio Molina.
Al concluir, Susana Niccodemi expresó que “me entusiasmé mucho, me gustó ver a la gente unida por un objetivo, que es que en el fondo no queremos las represas acá, ni ahora ni nunca. Y estoy muy contenta por haber participado en el acto, porque muchas veces me han reprimido en mi trabajo. Me dicen que no puedo estar pendiente de estas cosas porque trabajo en un servicio público, pero yo siento que uno cuando piensa algo debe defenderlo, y la defensa que hicimos hoy día es la defensa de la Patagonia y de los ríos libres. Y por favor entiendan que tenemos que nacionalizar el agua, que la gente es la que tiene que decidir”.
Una vez concluida la demolición, los voluntarios limpiaron el lugar para dejar el libre tránsito que, durante dos semanas, fue interrumpido como una forma de expresar ¡Patagonia sin represas!
Por Patricio Segura
El Ciudadano