El mundo al revés. Hoy nos enteramos que el médico forense, Mario Peña y Lillo, que estuvo a cargo de la primera autopsia que se le realizó a Hernán Canales fue condenado a 300 días de presidio menor en su grado mínimo por el delito de falsificación de instrumento público en el caso Martín Larraín.
Peña y Lillo trabajaba en el Servicio Médico Legal (SML) cuando estuvo a cargo de la primera autopsia que se le realizó a Canales, en septiembre de 2013.
Vale recordar que Canales fue atropellado en Curanipe por Martín Larraín en septiembre de 2013 y que el hijo del RN Carlos Larraín fue absuelto de atropellar, huir y no prestar ayuda a la víctima, quien falleció en el lugar, gracias a los antecedentes que fueron aportados a la fiscalía, en los que la autopsia fue determinante.
Y mientras Peña y Lillo se iba precioso, en LUN apareció, después de varios meses de silencio, el papá de Martincito, hablando sobre el accidente que protagonizó su hijito. Al respecto dijo que la prensa magnificó los hechos y que fue «un aprovechamiento político grosero».
«Pegarle a un joven que está empezando la vida, para pegarme a mí, fue una cosa muy triste que me ha tenido muy golpeado durante mucho tiempo»
Es curioso que lo vea como un ataque hacia su persona. El acto criminal de Martincito da de sobra para que la indignación popular haga lo suyo. Atropellar a un hombre y dejarlo sin auxilio es malo acá en Chile y en cualquier parte del mundo. No hay mucho de partidismo oportunista en un suceso de esa magnitud, donde un hombre muere en terribles circunstancias y el asesino está en libertad siendo que, de haber auxiliado a la víctima, quizás ese hombre seguiría con vida. El proceder de Martín fue despreciable en todos los colores políticos posibles.
En la entrevista, el colega le preguntó si existe una autocrítica de parte de él y su familia luego del accidente, a lo que don Carlos respondió que: «lo que sufrimos como familia es porque mi hijo cometió un error gravísimo y eso no se disimula, pero no dejó botado al muerto, no lo dejó desangrase a la orilla del camino. Esa es la verdad judicial definitiva».
Lo interesante sería que Carlos Larraín pudiera dar explicaciones ahora ya que, finalmente condenaron a los amigos de su hijo por obstrucción a la justicia. También condenan al médico forense por falsificación en lo que sirvió de material de prueba y su hijo fue absuelto y está libre.
En la autopsia que se le realizó a Canales se dieron por acreditados, procedimientos que no fueron realizados en la práctica. Y lo más grave es que, según los primeros trascendidos, todo indica que si la víctima hubiese recibido atención médica oportuna, podría haber sobrevivido.
Es de esperar que estos sucesos cambien definitivamente la historia procesal y judicial de Martincito y que finalmente obtenga la pena que merece.
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