Ampliamente reconocido como uno de los fotógrafos americanos más importantes e influyentes de su generación, Larry Clark (1943) es distinguido tanto por sus fotografías crudas como por sus también polémicas películas centradas en la sexualidad adolescente, la violencia y el consumo de drogas (Kids, 1995, por caso). Todos sus trabajos están hechos de forma directa, con una fotografía cruda y simple, de un tono realista. Su calidad es tal que destacados directores, como Gus Van Sant y Martin Scorsese han admirado este trabajo.
Clark irrumpió en la conciencia pública con su histórico libro Tulsa y ha seguido utilizando la fotografía para explorar problemas sociales relacionados con la cultura juvenil. En particular, está interesado en la investigación de los peligros y la vulnerabilidad de la masculinidad adolescente, que a menudo se indagan desde una perspectiva autobiográfica, como ha comentado en diversas entrevistas.
Cuando Clark —hijo de una fotógrafa ambulante de bebés que le enseñó cómo manejar una cámara— editó Tulsa, en el lejanísimo 1971, el inframundo que mostró era tan extraño que antes del choque emocional provocaba descreimiento: era habitual escuchar que se trataba de fotos preparadas, de montajes poco menos que teatrales. Nada más incierto: los chicos y chicas en extremo jóvenes y todavía bellos que aparecían en el libro eran amigos del fotógrafo, pertenecían a su pandilla. Lo que ellos hacían lo hacía él también. «Siempre he sentido que mi obra procedía del gran dolor y de la ira de aquel periodo de mi vida, de la adolescencia. Y de la vergüenza. No de la culpabilidad, sino de la vergüenza, de la ira y del dolor».
Sus fotografías tienen una belleza fugaz, y la caducidad que las rodea es precisamente lo que las hace hermosas. Clark logra imágenes ambiguas, con sanos adolescentes en el fulgor de la vida, como si estuvieran inmunizados contra la decadencia y la vulgaridad, mientras que, en realidad, sabemos que no es así. Se trata, precisamente, de una amenaza de decadencia.
Así Clark trabaja sus fotos de contenido sexual explícito, con escenas de coito o desnudos directos, que, lamentablemente, aquí no te podemos compartir, pero tampoco podemos hacer referencia a ellas: son francamente provocadoras (y geniales). A cambio, te ofrecemos la siguente selección: