Los precios internacionales de las principales materias primas cerraron la semana pasada con nuevos mínimos, encendiendo las alarmas respecto a la dirección que sigue la economía mundial y los alcances del proceso de desaceleración actual. Aun cuando no puede hablarse de recesión ni depresión, pues para ello se requieren números en regresión bien concretos, las señales son cada día más pronunciadas y amplias para estimar que estamos en la antesala de una gran crisis. Tanto, que no pocos analistas y observadores, afirman que será varias veces mayor que la reciente de las subprimes.
Aunque este lunes, con feriado en los mercados estadounidenses, hay una calma global, la tendencia no cambia en un escenario a la baja. El petróleo ha tenido una jornada plana que lo deja bajo los 30 dólares el barril y a distancias enormes de los valores que tenía apenas un año atrás, todos sobre los cien dólares. El cobre, lejos el primer producto de exportación chileno, hoy lunes subió marginalmente aun cuando también bajo los dos dólares.
La caída del petróleo, el cobre y otros recursos naturales ya está causando enormes distorsiones en las economías nacionales y regionales. Y no pocas grandes empresas del área extractiva ya están sufriendo los problemas de ingresos. Muy pocos pensaron y calcularon precios en estos niveles, los cuales están generando violentas caídas en la producción y las ventas. Todas las expectativas de estas corporaciones eran una estabilidad en torno a los precios que gozaron hace un año atrás.
Un caso paradigmático es el de la multinacional minera BHP Billiton. En este escenario, ha debido provisionar un total de US$ 7.200 millones para cubrirse del severo deterioro de su negocio de ‘shale oil’ (fracking) en Estados Unidos, el que tiene costos de extracción en torno a los 70 dólares en circunstancias que hoy el crudo está bajo los 30 y no pocos analistas prevén que podría llegar a 25 o 20 dólares.
Los ajustes en esta división de negocio incluyen además la reducción de su producción de petróleo no convencional. No en vano, entre sus planes figura mantener sólo cinco de los 26 proyectos de ‘shale oil’ que acumulaba hace un año.
Una revisión a los textos del analista y economista Jim Rickards nos sumerge en un terreno crepuscular y altamente riesgoso para la economía mundial. Un alcance al actual momento puede hallarse en el libro “La gran caída”, escrito el año pasado, en el cual explica y vaticina con impresionante precisión el actual trance. Uno de los temas qque le inquieta es la deflación (estancamiento más inflación). “En rigor, la deflación (propia de la depresión) no ha estado sino contenida en todos los países del capitalismo central con políticas monetarias que han implicado inmensas masas de dinero emitido en estos años, post 2008. Rickards dice que son 4 billones de dólares los tirados por la FED al mercado en estos años, pretendiendo alcanzar una tasa anual de inflación de un 2%. Meta que por cierto no alcanzaron jamás, a pesar de la enorme liquidez creada”..
Y aquí su vaticinio: La deflación catalizará el colapso de los bonos basura en estos meses y todo indica que derivará en un colapso «de al menos seis veces el tamaño del colapso hipotecario de las hipotecas subprime de 2007».
«Recientemente el Financial Times estimó que la suma total de deuda corporativa proveniente del rubro energético, emitida entre 2009 y 2014 con el objeto de financiar actividades de exploración y desarrollo, es superior a los US$ 5 billones. Por otro lado, según el BIS (Bank for International Settlements), el total de la deuda corporativa denominada en dólares en mercado emergentes supera los US$ 9 billones».
«La mayor parte de la deuda proveniente del segmento energético fue emitida con la expectativa de que el precio del petróleo permanecería con un precio promedio de entre US$ 80 a US$ 130 el barril. Por su parte, los bonos corporativos de los mercados emergentes fueron emitidos con la expectativa de que el dólar permaneciera en niveles similares a los mínimos registrados en 2011. Pero sucedió todo lo contrario, en los papeles el petróleo cotiza a la baja y el dólar al alza, lo cual tira por la borda las proyecciones establecidas. La dinámica ha sido acelerada y dramática».
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Si la tasa de cesación de pagos alcanza un 10% -una conjetura conservadora- el fracaso de este fiasco crediticio sería seis veces más representativo que las pérdidas de los subprime en 2007″.
«El petróleo por debajo de US$ 60 el barril es más que letal para los mercados financieros. A partir de esta cotización las pérdidas se dan por todos lados. El primer lugar donde estas aparecerán es en el terreno de los bonos basura. Hay alrededor de US$ 5,4 billones de costos incurridos en los últimos 5 años por exploración, perforación e infraestructura en el sector del fracking (en EEUU)». Y mientras el costo de extracción en Arabia Saudita es menos de US$ 10 por barril, el costo promedio para los «frackers» en EEUU es de US$ 70 por barril.
Con el petróleo a los precios actuales, la deuda de la inmensa mayoría de esos operadores petroleros comenzará a entrar en default. De hecho, el Diario Financiero publica un artículo en el que BHP Billiton anuncia un ajuste a la baja en sus operaciones petroleras en EEUU. y una provisión por US$ 7.200 millones «para cubrirse del severo deterioro de su negocio de ‘shale oil’ en Estados Unidos».