El Presidente de Argentina, quien llegara el sábado de su viaje al Foro Económico Mundial de Davos, centro de la economía neoliberal, no viajará a Quito, Ecuador, para la IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), a la que el miércoles asistirán unos 20 mandatarios de la región.
La versión oficial indica que sus médicos le recomendaron que por su fisura en una costilla evite el impacto de los 2700 metros sobre el nivel del mar de la capital ecuatoriana, donde se celebrará la cumbre. Es por ese motivo que su lugar será ocupado por su vicepresidenta: Gabriela Michetti. Sin embargo, existen otras versiones que explican la decisión de Macri.
Hace pocas semanas, en su primer viaje como representante del estado argentino, Mauricio Macri vivió una situación en la que quedó mal parado frente a sus pares latinoamericanos tras cruzarse con la canciller venezolana Delcy Rodriguez. Esta había acusado a Macri de ser injerencista en los asuntos internos de Venezuela y, además, de defender violentos y agitadores, en relación a la situación de Leopoldo López.
En ese mismo sentido, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro,había anticipado que iría «con todo» a la cumbre de la CELAC de este miércoles, y anticipó que «no aceptará abusos de nadie allí», en referencia a Mauricio Macri, quien todavía no se había bajado de la convocatoria.
Versiones extraoficiales informaron que ante la performance dudosa que dejó Macri en Davos al hablar un inglés más que bajo, haciendo bromas y teniendo un perfil fuertemente neoliberal (basta con ver la foto en la que se lo ve sonriente con el vicepresidente norteamericano), la cumbre de la CELAC iba a ser un ambiente más que hostil para el presidente argentino.
Sumado a la reciente discusión en el Mercosur, los allegados y asistentes de imagen de Macri le habrían aconsejado no asistir a la cumbre de la CELAC para evitar nuevos momentos incómodos y no dañar más la embestidura presidencial que bastante ha sufrido en Argentina por cuestiones internas (inflación, despidos y autoritarismo, entre otras cuestiones).
Así entonces, Macri empieza a demostrar sus preferencias en materia de relaciones internacionales, con la vista puesta en Estados Unidos y la Unión Europea, y dándole la espalda a la región, territorio que hasta el momento se le muestra más hostil dado su rotunda diferencia con el ciclo kirchnerista.