Quien diga que perdonar es fácil está hablando desde el error y la ignorancia. El perdón no es algo que se consigue de la noche a la mañana, es un proceso lento que necesita esfuerzo. Significa dar vuelta la página y avanzar sin resentimiento.
La psicóloga Jenny Moix Queraltó, en un artículo publicado por el medio “El País”, sintetizó lo que significa perdonar y desmitificar ciertas ideas, como que hay que reconciliarse con quien nos dañó, olvidar para así perdonar y encontrar una explicación lógica al sufrimiento vivido.
La profesional una vez impartió una conferencia en una prisión de hombres. En su discurso habló de emociones como la vergüenza, la pena, la rabia, el miedo y el resentimiento.
Cuando ya había llegado el momento del debate, uno de los internos contó que al ingresar a la cárcel se sentía muy dolido por algo que le ocurrió. Explicó que cada día al despertarse, se hallaba encerrado no sólo tras las barreras físicas propias de una cárcel que priva de libertad, sino que se sentía en una auténtica jaula de rencor.
La cuestión es que reconoció sentirse así varios años, hasta que un día, se dio cuenta de que el resentimiento era inútil. ¿Qué ganaría fantaseando con vengarse?
A raíz de esa declaración en el debate, la bibliotecaria de la cárcel le dijo a la psicológica que otros internos se acercaron al reo porque también querían deshacerse de esa sensación negativa del resentimiento y así lograr avanzar.
“Los recuerdos permanecen allí, pero, si se logra dejarlos atrás, es posible que no afloren tan a menudo. Al final aparecerán solo cuando se les invoque, pero nunca lo harán por sí mismos. Es comprensible que cuando el rencor está en plena ebullición, el resentido no se crea esta teoría, pero hay que confiar”, señaló la psicóloga Jenny Moix Queraltó.
Finalmente, la especialista recalcó que poco a poco irán apareciendo nuevas siluetas que nos devuelvan la ilusión y den portazo a los sentimientos más dolorosos. La puerta de esa habitación se abrirá solo después de un acto sincero de introspección. Entonces saldremos sintiéndonos diferentes, habremos madurado y lo que encontraremos fuera será mucho mejor de lo que recordamos.
Por Ana Mourás.
El Ciudadano