El funcionario de la ONU hizo el anuncio luego de que Estados Unidos y Rusia presionaran hoy públicamente para que el diálogo de paz en Ginebra comenzara antes de fin de mes, como habían prometido tras el acuerdo multilateral de diciembre pasado. El mediador explicó que mañana enviará las invitaciones a los participantes, aunque no quiso precisar sobre a quién invitará y a quién no, al tiempo que subrayó que aún está abierto el proceso sobre qué grupo es considerado terrorista y cuál no.
Al ser consultado sobre las dudas expresadas por la comisión opositora en Riad, que en los últimos días ha expuesto sus exigencias para poder asistir a las negociaciones, De Mistura dijo que esperaba que al recibir las invitaciones todos los implicados sintieran «la seriedad y urgencia» de participar en ellas. «El mandato que me dio el Consejo de Seguridad es ser lo más inclusivo posible y lo voy a ser», afirmó el mediador en referencia a los criterios para invitar a los participantes.
De Mistura indicó que si bien el objetivo es que el proceso dure medio año, la primera parte de las negociaciones se alargará durante dos o tres semanas y después se suspenderán para que los participantes puedan consultar con sus respectivas bases. Con respecto al formato, explicó que las consultas deben regirse por el lema de ser «lo más flexibles y creativos posible», y anunció que por ahora no se ha decidido exactamente cómo serán, sino que se adaptará en función de cómo el proceso avance.
En relación a la temática, la prioridad será intentar alcanzar un alto al fuego, aunque de nuevo ha asumido que este será un reto difícil y que sólo se podrá saber si es factible o no una vez el proceso negociador haya comenzado. Consultado sobre cómo se puede implementar un alto el fuego cuando en Siria hay al menos dos grupos extremistas reconocidos, Al Nusra y Estado Islámico (EI), De Mistura dejó claro que la lucha contra estas dos organizaciones no se incluirá en este eventual alto el fuego.
El enviado especial de la ONU para Siria insistió en que el cese de las hostilidades es fundamental para que haya un acceso sin trabas a la asistencia humanitaria al país. Una vez conseguido el cese de hostilidades, las negociaciones se adentrarían en tres temas: cómo se gobierna el país, la reforma de la Constitución y la celebración de elecciones.
Siria está sumida en un sangriento conflicto desde marzo de 2011 que causó unos 250.000 muertos y obligó a más de 4 millones de personas a refugiarse en países vecinos y Europa, y a desplazarse a otras partes del país a otros 7,6 millones, según la ONU. El conflicto comenzó durante la llamada Primavera Árabe, cuando un movimiento masivo de protesta contra el gobierno del presidente Bashar Al Assad salió a las calles para pedir reformas y una apertura política en un país gobernado por la familia del mandatario desde hace más de cuatro décadas.
Las protestas fueron duramente reprimidas y el conflicto se agravó casi de inmediato con la aparición de una insurgencia armada, que con el tiempo recibió el apoyo político, militar y financiero de las principales potencias occidentales y de muchos de los vecinos, como Turquía y Arabia Saudita. Esto profundizó el conflicto armado, que se complejizó cuando surgieron milicias islamistas radicales, algunas locales y otras extranjeras, entre ellas el EI, que había nacido en el vecino Irak como un movimiento de resistencia nacional contra la ocupación militar estadounidense.
Funte: Página 12