El progresismo se puede ver como una ideología o doctrina que busca una mejora en el desarrollo de una sociedad en el aspecto económico, social, cultural, religiosa, científico, humanista. Esta adhesión o prácticas en principios filosóficos inicialmente ligados al liberalismo, actualmente un sector de la Concertación tiene estas tendencias más innovadoras en cuestiones que, antes, era un «sacrilegio» referirse a ello.
Nuestra Iglesia Católica por décadas han mantenido el rol de «rector» de nuestras costumbres y hábito morales y éticos. La injerencia de los sectores conservadores católicos, y también de otros sectores de nuestra sociedad han dividido las diferentes opiniones y colocando cada posición en forma confrontacional.
La discusión del momento viene a retomar de nuevo el tema del «matrimonio homosexual», antes lo intentó el ex diputado Marco Enriquez-Ominami, hoy lo actualiza y legaliza nuestra hermana República de Argentina.
Se dice que en Chile las parejas de hecho, la unión de dos personas con independencia de su orientación sexual, está creciendo y algunos legisladores llamados progresistas, han entregado una iniciativa legislativa para regularizar el tema de las parejas y/o uniones de hecho, tanto para parejas heterosexuales y también aquellas uniones con una vinculación afectiva entre dos personas de un mismo sexo, el contenido del proyecto es entregarle las herramientas legales que vinculan un matrimonio civil.
Esta iniciativa viene a modificar el artículo 102 del Códico Civil, que permite legalizar las uniones de las personas del mismo sexo y heterosexuales. El debate en el Congreso por esta iniciativa, ojalá sea con altura y permitir la opinión de organizaciones y de personas vinculadas a esta propuesta.
Es curioso que parte de los legisladores que promueven tal iniciativa, son católicos y están totalmente en desacuerdo con las palabras de su Cardenal, cuando se refirió a la legalización de las uniones homosexuales en Argentina, parte de su comentario se refirió como una «aberración en la cual van cayendo algunos países», desde luego que su comentario no cayó bien en algunos
sectores de nuestra sociedad.
El senador Rossi calificó las expresiones de su Cardenal como un «menoscabo feroz, tremendo a la dignidad de dos millones de personas». El proyecto pretende dar claridad y objetividad sobre las parejas de hecho, y entregarle a personas de un mismo sexo, la legalización de su unión con todas la cobertura legal del hecho.
Un diputado manifestó sobre el tema, que la sociedad chilena aún no estaba «madura» para legislar sobre esta materia, y lo consideraba poco oportuno y dividía un poco la Concertación con este debate. Considerar que nuestra sociedad no está madura para un debate, es una opinión antojadiza y fuera de toda mirada con objetividad sobre nuestra gente.
El gran esfuerzo que ha tenido que soportar nuestra ciudadanía para sobrevivir en un régimen económico liberal de mercado, donde la desigualdad entre ricos y pobres cada vez está aumentando, el gran dolor de familias enteras porque sus hijos no pueden seguir estudiando debido que sus padres no pueden pagar el costoso arancel universitario. El gran dolor de miles de familias por perder su casa por deudas miserables, la gran angustia de miles de personas que no pueden optar a un trabajo digno por estar en Dicom.
Creo sinceramente que nuestra población está para debatir este tema con absoluta capacidad intelectual, además, es una realidad que está presente en todo el ámbito de nuestra sociedad.
Esta disyuntiva entre la gente y los políticos, se reflejan en la opinión de un diputado al desconocer una realidad de dos millones de personas, y decir tajantemente, que «nuestra sociedad no está madura para debatir» sobre temas valoricos y éticos. Esta verdad de nuestra clase política donde los partidos son orgánicas participativas inexistentes, y sólo son las cúpulas las que desarrollan gestiones y proyectos «a favor de la gente», viene a poner sobre la mesa el tema en cuestión. ¿Somos un país «laico y tolerante»?.
La pomada que se vende cuando hay elecciones presidenciales y parlamentarias de toda la clase política, sólo sirve cuando proyectos o programas favorecen a grandes empresas, cultos, iglesias y los grandes poderes económicos.
Durante 20 años de la Concertación estos temas y otros fueron aplazados por un bien superior, llamado país, y todas las situaciones que la sociedad iba asumiendo, la Concertación los fue postergando.
Hoy la Concertación no es gobierno y es la hora de sacar adelante estas iniciativas y otras que han sido postergadas. Llegó la hora de sincerar las diferentes visiones y opiniones sobre nuestra sociedad. Algunos políticos se auto-definen como «progresistas», y ahora resulta que retroceden en esta iniciativa del senador Rossi. Qué pasa en algunos parlamentarios que representan una visión de izquierda, y resulta al ver los resultados de sus comentarios, que son más conservadores de lo que imaginamos.
Cómo integramos a dos millones de chilenos que por opción tienen otra conducta sexual, los marginamos, los borramos, seguimos estigmatizándolos como ahora. Creo que ha llegado la hora de sincerar nuestra sociedad, aceptar cada individuo como ser humano, y no condenar su forma de vida sexual, como sí lo hizo el Cardenal Francisco Errázuriz.
Nuestra sociedad es bastante madura y tienen todo el derecho que el estado les entregue todas las garantía para desarrollar personalmente su calidad de vida interna. El estado debe permitir que el joven tenga educación sexual en su colegio municipal, que las mujeres jóvenes tenga el derecho de optar por la píldora del día después, también los homosexuales tienen todo el derecho de vivir y convivir ojalá legalmente en una unión de hecho.
Este proyecto progresista a favor de legalizar las uniones homosexuales es una realidad urgente, y también es súper urgente enviar un proyecto progresista también para instaurar una nueva Ley Electoral que permita a todas las organizaciones civiles, religiosas, las minorías étnicas, sindicales y políticas, participar activamente en una nueva sociedad, donde todos logren participar electoralmente en igualdad de condiciones…
Por Patricio Escobar
Sociólogo
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