El reciente proyecto de ley para autorizar el uso de la fuerza militar contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) otorgaría al presidente de EEUU poderes de guerra casi ilimitados. El senador demócrata estadounidense Chris Murphy precisó al medio ruso Sputnik News que «prácticamente no habría límites para que el presidente envíe tropas estadounidenses a cualquier rincón del mundo, basándose en el texto de esta resolución».
La semana pasada, el líder de la mayoría republicana al senado, Mitch McConnell, propuso una resolución que permite al presidente de EEUU usar «toda la fuerza necesaria y apropiada» para defender a Estados Unidos contra EI, sus filiales y las posibles organizaciones sucesoras.
«Esta resolución no exige combatir a EI, sino simplemente mostrar que hay una amenaza de Daesh para invadir», precisó Murphy.
El proyecto, conocido en EEUU como AUMF «A New Authorization for Use of Military Force Against the Islamic State: Issues and Current Proposals» («Una nueva autorización para el uso de la fuerza militar contra el Estado Islámico: problemas y propuestas»), propone varias propuestas para continuar atacando a ISIS con una base legal.
«Si el Congreso es serio en lo que respecta a ganar esta guerra y quiere enviar un mensaje a nuestras tropas y al mundo, debe autorizar el uso de la fuerza militar contra ISIS. Vótenlo», les pidió Barack Obama a los legisladores.
La AUMF intenta mostrar la gravedad del conflicto, clasifica a los «enemigos» –ISIS, los talibanes y las diferentes ramas de Al Qaeda–, justifica el gasto para los bombardeos y faculta a los líderes políticos para tomar acciones globales multilaterales junto a otros dirigentes mundiales. El texto que debate el Congreso, importante y difícil debido a que requiere un acuerdo bipartidario, asume que la guerra contra el terrorismo es una sola y que no tiene fronteras.
Discrepancias entre legisladores
El mayor desacuerdo entre los legisladores surge en torno a la utilización de tropas terrestres en Siria e Irak. A raíz de las experiencias en anteriores conflictos –en Afganistán y en la propia Irak–, varios se oponen a otra guerra de este tipo. Otros, en cambio, prefieren que el presidente dejar las riendas sueltas al presidente – a Obama o a su sucesor, que gobernará a partir de 2017.
Obama pretende asimismo que no existan limitaciones geográficas, lo que implica la habilitación del uso de la fuerza en otros países además de Siria e Irak. A diferencia de otras propuestas lanzadas por legisladores, el jefe de Estado no quiere que la ley se limite al ISIS, algo que puede suscitar recelo tanto entre diputados y senadores.
El representante demócrata por California, Adam Schiff, propone por ejemplo autorizar al jefe de Estado a desplegar fuerzas por tierra, pero exigir que el mandatario notifique a un Congreso que pueda evaluar las medidas y rechazarlas si las considera innecesarias.
Los antecedentes
Este no es el primer proyecto para autorizar el uso de la fuerza contra el terrorismo. En 2001, una AUMF fue aprobada tras los atentados del 11 de septiembre con el objetivo de atacar a Al Qaeda y a los talibanes. En 2002, otra legislación similar fue aprobada pero para Irak y apuntaba contra los objetivos militares de Saddam Hussein y sus presuntas armas químicas. El Estado Islámico todavía no existía, por lo que el presidente considera que aquellas autorizaciones no son adecuadas para el «enemigo actual».
No obstante, aquellas AUMF todavía perduran y le otorgan a Obama la autorización del Congreso para atacar a ISIS y otros terroristas. Ocurre que, pese a que el Estado Islámico no figura entre las organizaciones contempladas en las leyes de 2001 y 2002, puede ser considerado como una de sus «fuerzas asociadas».
La Cámara de Representantes y el Senado estadounidenses están dominados por los republicanos desde que triunfaron en las elecciones de noviembre de 2014. A partir de entonces, Obama encontró una fuerte oposición para aprobar legislación.