Cibersexo: Internet me ha arrobado el corazón

Un claro síntoma del aislamiento que sufrimos en estos tiempos; un simple juego para momentos de ocio; un eficaz método de aumentar las posibilidades de conseguir pareja o una grave patología que amerita especialistas, las vinculaciones cibernéticas (sexuales o no) son un fenómeno que ya se instaló en nuestra sociedad…

Cibersexo: Internet me ha arrobado el corazón

Autor: Director

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-¿Tienes webcam?
-Sí ¿ y tú?…
-También, ¿puedo verte?
-Claro, ¡estoy desnuda!.
-Yo también…

Esta conversación, por cuestionable que a algunos les pueda parecer, es real. Y más frecuente de lo que podríamos imaginar. Como la mayoría de los cibernautas, Camilo, el protagonista de esta charla, ha conocido a varias chicas a través de la red. Según el joven valdiviano, es una herramienta eficaz a la hora de llevar adelante una conquista, pero casi siempre, antes de concertar una cita real, ya ha existido un acercamiento sexual en la virtualidad.

HUMANIDAD VIRTUAL

Debido a la velocidad con que las nuevas tecnologías se han ido posicionando -o mejor dicho, imponiendo- en nuestra sociedad, la utilización productiva de la red ha derivado -a nivel masivo- en un uso escapista y muchas veces superficial.
En este nuevo paradigma de la comunicación humana, los computadores conectados a Internet son la herramienta que ha permitido un vuelco en nuestra forma de relacionaros socialmente. Los grandes beneficios que el computador ha aportado a la humanidad saltan a la vista y no dejan de sorprender, en diversas áreas. En las comunicaciones, la investigación científica, la educación, la medicina, la economía, sólo por citar algunas, los ordenadores vienen ocupando un lugar cada vez más importante en el mundo y, en una creciente medida, en nuestras comunas.
Del mismo modo, el uso de Internet y la práctica de chatear se han masificado globalmente. El chat es un sistema de comunicación a distancia y su lenguaje es establecido por los mismos usuarios, al momento de contactarse entre ellos.
Sin embargo, dentro de los fenómenos que surgen con el uso de la Internet, están la alta tasa de visitas a los sitios pornográficos, el cybersexo y las relaciones virtuales.
Camilo comenta que “es súper fácil tener sexo teniendo webcam, porque puedes mirar a la persona con la que conversas. Como generalmente chateo de noche, aunque ella viva con sus papás, a esa hora está encerrada en su pieza y puedo decirle lo que haga y cómo se toque”.
Alrededor del mundo ingresan anualmente cerca de 25 millones de navegantes a sitios relacionados con la pornografía. De hecho, la oferta porno es una verdadera mina de oro dentro del comercio electrónico y aunque alrededor del 85% de quienes usan estos servicios son hombres, el número de mujeres se incrementa diariamente.

RELACIONES POR INTERNET

“Practico cybersexo hace 4 años, para mí, esto es muy parecido a lo que sucede en la realidad. Cuando entras a una sala de conversación, por el hecho de ser mujer te comienzas a llenar de mensajes privados de hombres. Yo ya soy conocida en algunos Chat, así que igual me respetan”. Lulú es el nick de esta valdiviana de 32 años, quien nos cuenta que el inicio de una relación sexual vía Internet comienza con un cruce de palabras para seguir con un intercambio de fotos, y luego si alguna de las personas tiene una webcam mostrarse por video.
“No es que todos en Internet entren buscando sexo, también hay personas que lo hacen para contar sus problemas y ser escuchados, incluso para chicas como yo, que ejercemos el comercio sexual, esto se ha convertido en una herramienta de trabajo”.
Como dice Lulú, no todo es sexo en este tipo de relaciones, ya que según la información que El Ciudadano pudo recabar, hay personas que hablan de cyberpololas/os y cyberamor. “ Tengo un cyberpololo hace 1 año y medio, creo que cada día que pasa nos amamos más, ya casi no aguanto las ganas de verlo y pienso viajar pronto a Antofagasta para conocerlo en persona. Todo el día estoy pensando en él ¡cada vez que puedo me conecto para pololear”, nos conversa Ángela Muñoz, estudiante secundaria que se ha enamorado de un hombre de 26 años de edad y que -nos cuenta- le jura amor eterno.

ADICTOS A LA WEB
Esther Gwinnell, destacada psiquiatra estadounidense, ha elaborado una lista de los problemas más frecuentes de los adictos a la web:
-Se enamoraron de alguien que conocieron a través de Internet y su matrimonio está pagando las consecuencias.
-Han establecido una relación patológica con alguien que conocieron a través de Internet.
-No tienen una vida plena fuera de la actividad que llevan a cabo dentro de Internet.
Aunque el tipo de comunicación que se establece a través de una pantalla de computador es muy diferente a la que ocurre frente a frente entre dos personas, el ser humano se ha adaptado de fácil manera a ésta. Incluso es distinta a otras que no se realizan cara a cara, como el correo, el teléfono y la radio. Sin embargo, los problemas comienzan cuando este tipo de comunicación se convierte en la principal y quizá para algunos, en la exclusiva.
Andrea es una chica que no se considera bonita y que prefiere conocer chicos por la red antes que presentarse en persona: “ hablando por messenger o por chat tengo la ventaja de darles a conocer aspectos de mi persona que me cuesta mostrar en la vida real, detrás de un teclado me siento más libre y con un poder sensual distinto”.
Tal es el caso de Cristián, cibernauta lanquino de 27 años de edad, que sin vergüenza admite que sólo puede relacionarse con personas del sexo opuesto a través del chat: “soy demasiado tímido y cortado. Creo que con ‘cueva’ he pololeado una sola vez con una mina que no conocí por Internet. El chat es la única manera en que soy capaz de decirle a una chica que la encuentro linda o pedirle pololeo”.
Personajes tímidos y retraídos tienen la posibilidad de comenzar una relación sin contacto físico y apoyados por el anonimato que brinda la red, de mostrar facetas de su personalidad que de otro modo se mantendrían ocultas bajo siete llaves.

LOS DEFENSORES

Pese a las implicancias positivas y negativas que este tipo de relaciones puedan tener en nuestra sociedad –con una dosis importante de enfermedades, desequilibrios y
desórdenes sociales- el vincularse a través de este medio también tiene defensores acérrimos.
Como mencionara Cristián, gracias a la web, hoy en día muchas personas han aumentado sus posibilidades de -o logrado por primera vez- establecer y concretar relaciones afectivas o amorosas.
Un ranquino anónimo nos cuenta que, durante un periodo que vivió en Santiago, se quedaba hasta muy tarde conversando con gente que conocía en Internet, mucha de ella no muy interesante desde su punto de vista. “Hasta que conocí a Clarita, una profesora básica argentina, con la que comencé a chatear durante horas y, con el tiempo, a hablar por teléfono. Nos “enamoramos” y comenzamos una intensa relación “virtual”. Finalmente, el verano siguiente, ella vino a visitarme a Lago Ranco y concretamos nuestra relación”, recuerda con nostalgia el muchacho. Aunque hoy día ese romance se acabó, su protagonista se siente afortunado de haberlo vivido.
Víctor Vargas (23), estudiante de ingeniería en informática en Inacap, pololea desde hace 5 meses con Talina, joven mexicana a la que conoció en Latinchat. Pese al poco tiempo que llevan, la cosa va en serio: Víctor viaja al país azteca en julio. “Nuestra relación se basa mucho en la comunicación”, comenta.
Para él, lo principal es “saber que quien está de el otro lado siempre está escuchando y comprendiendo lo que dices. También es importante decir palabras bonitas, como en toda relación”. Esta confianza, basada en una forma de actuar sólo percibida a través de un ordenador, sería para muchos insostenible. Para Vargas sólo reafirma su creencia de que lo físico “no es lo más importante, puesto que el amor surge a través del sentimiento, la forma de pensar y las almas”.

ADULTERIO ELECTRÓNICO

Las posibilidades de encubrimiento que se generan en la red, han creado un nuevo concepto dentro de los matrimonios: el adulterio electrónico. En algunos países ha comenzado a debatirse legalmente este tema. Dado que esta “infidelidad” no lo es en términos concretos, muchas parejas se permiten estos deslices.
Marta es una dueña de casa de Paillaco, que bordea los 40 años. Cuando su marido agricultor sale durante la semana, ella se dedica a chatear con su cyberamante: un español que conoció en Surnet. “Leo me gusta porque es caballero y súper galán. Yo no dejo de querer a mi marido, porque esto es como un juego; aunque Leo me dice que viene el otro año, yo sé que no vendrá”.

SOCIEDAD AISLADA

Hoy en día, con un computador es posible estudiar, conseguir textos, cursar una carrera, emprender negocios, conocer otras culturas, divertirse y comunicarse con cualquier persona del planeta.
A medida que estos nuevos “juguetes” se han tornado cotidianos para los usuarios, surgen nuevas aristas en el tema de su (ab)uso. Una de las que requiere mayor análisis es el del aislamiento que conllevan estas prácticas y sus graves consecuencias en la vida de las personas y su salud psicológica.
Para el psicólogo Iván Salazar el problema pasa porque culturalmente hemos olvidado las emociones, privilegiando la racionalidad y desvinculándonos de lo que sentimos. “En el ciberespacio se da un fenómeno de soledad. Antiguamente había muchos espacios de encuentro, donde la gente se podía conocer. Hoy día, en las discotecas por ejemplo, se genera un ambiente alienante, no se puede hablar y ese contacto se ha perdido, pues no hay tiempo”, señala Salazar.
En la cultura de la velocidad, todo es más rápido y fácil. El mismo profesional comenta que “el gran culpable es este sistema, donde la economía neoliberal genera valores apuntados hacia lo individual. En el fondo, con el sexo virtual o buscando pornografía en la red, sólo buscas autoestimularte”.
En la medida que la presencia real y física del otro se torna más innecesaria, el concepto de comunidad pasa a ser sustituido por el de individualidad, con el inminente riesgo de perder las capacidades de compromiso y entrega que se da en las relaciones “reales”.
Queramos o no, los encuentros sexuales en la red seguirán existiendo y masificándose. Salas especiales para gays, lesbianas y heterosexuales están activas las 24 horas del día. Las nuevas generaciones han adoptado esta forma de comunicación como una alternativa de relación humana y los adultos se suman poco a poco. Es el cyber sexo, es la revolución del uso de las nuevas tecnologías, es la comunicación -o incomunicación- entre personas, rompiendo barreras espaciales.

Equipo Ciudadano


RECUADRO

Para graficar el fenómeno del cybersexo, una de las periodistas de nuestro equipo decidió participar activamente en una de estas rutinas, tratando de entrevistar a un usuario real de un chat de sexo. Y esto fue lo que resultó.
Sin saber como abordar este tema consideré que la mejor forma de averiguarlo era introducirme en este mundo como un usuario más, para saber de que se trataba. Me dirigí a una página web, “latinchat.com”, a la cual tuve acceso después de haber respondido cientos de preguntas e inventado mil nicks para hacerme reconocible. Me identifiqué como “Deseche”, mujer de treinta y tantos, oriunda de la ciudad de Valdivia.
Al cabo de un rato entré al canal “cybersexo” y no pasaron más de tres segundos cuando una docena de ventanas con nombres como “Castigador”, “El 69”, “Lo tengo más grande”, comenzaron a aparecer en la esquina superior derecha de mi pantalla. Opté por conversar con alguien de un nick menos explícito: “Yomismo”.

Yomismo>: Eres chica?
Deseche>: así es y tú?
Yomismo>: Chico. Si quieres dime tu e-mail, estoy solito y desnudo… te gusta el sexo por cam? Sólo tienes que agregarme y disfrutaremos…
Deseche>: con una condición, si respondes unas preguntas.
Yomismo>: OK.
Deseche>: te excita tener cybersexo por chat?
Yomismo>: sí mucho, pero mejor con web cam no crees.
Deseche>: no crees que es mejor el sexo en persona?
Yomismo>: pero es una manera de conocernos… por cam. Si nos gustamos seguimos.
Deseche>: de verdad te provoca hablar de sexo e imaginar cosas sin hacerlas de verdad?
Yomismo>: la verdad es que las letras no me ponen muy cachondo, pero ver como te tocas y te masturbas si me pone, pero para eso hace falta que conectes tu web cam.
Deseche>: Qué te motiva a hacer esto?
Yomismo>: No sé… me pone muy cachondo y me da mucho morbo y a ti?
Deseche>: mera curiosidad.
Yomismo>: Me gustaría que me vieras para saber si te gusto… Y verte yo a ti.
Deseche>: Qué es lo que más te gusta hacer cybersexualmente?
Yomismo>: pues me gusta desnudarme mientras yo te miro y lo haces tú también… mirarte a la cara después de hacerlo y no tener vergüenza ni que la tengas. Me encantaría ver esos ojitos en tu estado más cachonda. Te soy sincero… pero por qué no me dices tu e-mail y me agregas y pasamos a la acción?

Ya para esa pregunta preferí desconectarme de Internet.


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