Este fin de semana se dio a conocer que la Presidencia de la República realizará un documental del segundo mandato de Michelle Bachelet. El proyecto propuesto por la cineasta Tatiana Gaviola -quien se había desempeñado como asesora cultural durante el gobierno de Eduardo Frei Ruiz Tagle y que participó de un trabajo sobre la vida del padre del mandatario- busca desarrollar una “memoria audiovisual que testimonia la gestión presidencial”.
Según informa La Tercera, la cineasta logró que su proyecto fuera aprobado el mismo día de su presentación por la Dirección Administrativa de la Presidencia, a cargo de Cristián Riquelme. Este último está vinculado al Caso Caval, específicamente al formateo del computador de Sebastián Dávalos, por lo que su salida de la casa de gobierno ha sido pedida con insistencia hasta desde la misma Nueva Mayoría.
«Uno como documentalista tiene que recorrer un camino lleno de negativas y de competencias que muchas veces terminan en que no logras fondos para documentales que finalmente hablan de todos y no de un grupito selecto», sostiene el reconocido documentalista Dauno Tótoro, realizador de El despojo. «Entonces cuando uno se entera que hay fondos públicos destinados directamente, sin recorrer los caminos a los que habitualmente nos someten a los demás directores de documentales, te da la sensación de que aquí el que corta el queque no tiene ninguna consideración respecto de los demás profesionales del área», agrega.
Al documental de la presidenta le fueron asignados $40 millones para el trabajo que se proyectaría por 12 meses. Tótoro, también director de CEIBO Ediciones, dispara: «A estas alturas de la actualidad chilena hacer un documental que aparentemente será una especia de propaganda de un gobierno bastante nefasto, no solamente es un absurdo, sino que además es una especia de afrenta, de insulto al sentido común del chileno«. Hacer «propaganda» financiada por el Estado «en un país en donde el trabajo audiovisual está completamente cercenado por procesos de otorgamiento de fondos», dice el director, «es absurdo, ridículo y ofensivo».
Con CEIBO Producciones, cuenta Tótoro, «hemos hecho documentales con grandes recorridos y temas de interés general como, por ejemplo, el drama de los pescadores artesanales, recorriendo caletas a lo largo de Chile». Lo mismo con organizaciones de comunidades mapuche en resistencia y recuperación territorial en toda la zona de La Araucanía. «Hemos hecho documentales de esa naturaleza, con ese objetivo, con montos de 5 a 10 millones de pesos como máximo», asegura, planteando que en ese sentido en el proyecto del documental de Bachelet «hay un desequilibrio notable».
La directora Tatiana Gaviola justificó el trabajo audiovisual planteando que cuando un gobierno se termina «no queda nada más, no queda historia». La idea, dijo, «es trabajar historia y trabajar patrimonio”.
Para Tótoro, si este documental se se va a traducir en «una propaganda falsa, que intente ensalzar reformas y transformaciones profundas de la sociedad chilena, que en definitiva no han sucedido y que han sido maquillajes de una Constitución espuria, me parece que es una vergüenza». Si por el contrario, apunta el realizador, este pretende «registrar un período de la historia donde se han destapado los procesos de colusión y el infame financiamiento privado de la política, abordando temas nacional que realmente deben quedar registrados en la historia y servir para las generaciones futuras, bienvenido sea.» «Dudo mucho que vaya a ser ese el tema del documental», sostiene el director.
Por Daniel Labbé Yáñez