A sólo 150 metros de la entrada del área silvestre protegida del parque Oncol, en plena selva valdiviana, en la Región de Los Ríos, se emplaza el proyecto del Parque Eólico Pililín, de la empresa eléctrica española Acciona Energía S.A.
La empresa había desistido de continuar con la tramitación ambiental de la iniciativa durante 2012, tras recibir 320 observaciones negativas. Sin embargo, el proyecto nuevamente fue ingresado al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA).
De acuerdo a la información del estudio que entró este 15 de enero al SEA, el proyecto cuenta con una inversión de 110.000 millones de dólares para construir un parque eólico de potencia total de 51 MW, con 17 torres aerogeneradores de 3MW de potencia cada una.
Consistirá además en una línea de transmisión de 24 Km de cableado desde el parque eólico hasta la subestación Valdivia, donde se conectará al Sistema Interconectado Central (SIC).
“Cuando cortan árboles, matan el lawen y nuestros remedios entregados por la naturaleza»
Un megaproyecto que, sin embargo, es resistido por dirigentes sociales del sector costero de Valdivia. El presidente de la comunidad indígena Kiñewen de Curiñanco, Enrique Alba, señaló que el proyecto dañará hectáreas de bosque nativo, praderas y humedales, afectando un lugar ancestral y espiritual como lo es el cerro Oncol. “Cuando cortan árboles, matan el lawen, matan nuestros remedios entregados por la naturaleza», señala, agregando que «además, el país ya está vendiendo energía, y ¿para qué quieren más? ¿Para darles plata a empresas contaminantes?”.
La iniciativa también cuenta con la construcción de 151 torres de 18 metros cada una, en una franja de 24 metros de ancho. El 80% del cableado será aéreo, mientras que el 20% será subterráneo, con tramos subacuáticos bajo el río Cruces, donde está ubicado el Santuario de la Naturaleza y el río Calle Calle.
Asimismo, incluye la construcción de caminos nuevos para faenas y mantención. Modificando rutas de los Silos de Torobayo, sector Las Minas y Oncol, para facilitar el paso de camiones que transportarán las aspas de 50 metros de largo, generadores y equipos.
Consecuencias medioambientales
Enrique Alba también destaca que habrá consecuencias en el agua, ya que la pérdida de vegetación en la cima del cerro provocará la sequía en los esteros cerro abajo, afectando directamente a las personas que viven en sectores como Quitaqui, Tambillo, Pilolkura y Pililín.
Sin embargo, no será sólo la afectación del agua una de las consecuencias negativas del proyecto, ya que según el presidente del comité de agua potable rural de Curiñanco, Patricio Ulloa, el proyecto también atentará contra especies en peligro de extinción, árboles de más de 700 años de vida, pájaros y una gran variedad de animales.
Hay 30 especies en estado de conservación en el sector, como pudú, puma, ranita de Darwin, zorro chilla, zorro culpeo, guiña, cisne de cuello negro, torcaza y carpintero negro, entre otras. También hay especies micro-endémicas, es decir, que sólo viven ahí. En el caso del cerro Oncol y sus cercanías viven dos ranas endémicas: rana de hojarasca y rana de pecho espinoso, las cuales ante la fragmentación del hábitat a través de la pérdida de monte estarán amenazadas.
Finalmente, de acuerdo a la descripción del proyecto, la empresa Acciona Energía destaca haber “desarrollado durante todo el 2015 una intensa campaña de socialización del proyecto en las comunidades del área de influencia”, lo que es desmentido por la presidenta de la comunidad Rayen Mawida en el sector de Las Minas, Lorena Antillanca, quien explicó que el contacto que han tenido con la empresa sólo ha sido para ofrecimientos materiales.
Por Francisca Arriagada
El Ciudadano