Películas chilenas con temática LGBTI se lucen y son premiadas en el Berlinale

“Rara”, cuyos papeles protagónicos fueron representados por Mariana Loyola y Julia Lübbert, ganó el Gran Premio del Jurado a la Mejor Película,  obteniendo 7.500 euros en la categoría Generation Kplus Esta categoría está enfocada en la formación de nuevas audiencias, y por esta razón, su estreno mundial en el Zoo Palace, que es una de las salas más grandes que se encuentran dentro del marco del festival (con una capacidad de 733 personas), estuvo llena, con un público de niñas, niños y adolescentes mayores de 12 años. Esta película se trata de la vida de dos niñas que viven en el seno de un hogar homoparental con su madre lesbiana, lo que hace una referencia directa al Caso Atala.

“Hay lugares en el mundo en donde la homosexualidad es todavía considerado una ofensa criminal y espero que este premio sirva para escuchar voces cada vez más altas para contra esto”, señaló San Martín luego de recibir la distinción.

Mariana Loyola ya se había referido al éxito del estreno de la película anteriormente señalando que espera que esta cinta sea mostrada en los colegios. (Sinceramente nosotros también lo esperamos).

La película aborda el espacio cotidiano y el espacio intimo de la familia de la jueza con su pareja y sus dos hijas, en los momentos anteriores al proceso judicial que entabló su ex marido. En ese marco, la película pone de manifiesto la problemática que significa para las hijas de Paula -personaje interpretado por Loyola-, Sara (Julia Lübbert) de 13 años y Cata (Emilia Ossandón) de 9 años, en la medida en que se ven envueltas en diversas situaciones sociales, al hecho de que su familia es diferente y no responde al orden social que es entendido convencionalmente como «lo correcto».

En tanto, el film “Nunca vas a estar solo” fue galardonado con el “Premio Especial del Jurado” en la versión N° 30 de los Teddy Award, reconocimiento que premia a las cintas que abordan temáticas lésbicas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales (LGBTI) y es entregado un día antes de la entrega del Oso de Oro en el Festival Internacional de Cine de Berlín.

Esta cinta, motivada por el caso de Daniel Zamudio, pero que en  ningún caso se trata de su historia, narra la historia de un padre (Sergio Hernández) que es trabajador de una empresa de maniquíes y que vive con su hijo Pablo (Andrew Bargsted), quien es brutalmente atacado por razones homofóbicas y queda en estado grave. Es así, como Juan (el papá) se ve envuelto en un infierno digno de la narrativa kafkiana, en donde debe enfrentarse a un sistema violento, en donde el hospital lo asfixia con deudas imposibles de pagar; el sistema judicial es incompetente, tiene problemas con su empleador y otros periplos, reflejando la realidad chilena contemporánea para los que no participamos del segmento más pudiente de la población.

Cabe mencionar que el premio Teddy es la distinción a películas con temática de la diversidad sexual más reconocida del mundo. El primer galardón fue entregado en 1987 a la película “La ley del deseo”, del un todavía desconocido Pedro Almodóvar.

Para finalizar, quisiera referirme al reciente caso de asesinato por razones de género. Marcelo Lepe Parraguez, de a penas 20 años recibió un balazo en el tórax el día miércoles recién pasado, frente a su madre, en la comuna de San Bernardo. Ayer fueron sus funerales en el Cementerio Metropolitano. Este chico se desarrollaba como transformista en un circo y había denunciado hace meses que sus vecinos lo hostigaban por su condición sexual.

En un país, en el que los homosexuales aún no tienen igualdad de derechos ante la ley y se crean leyes que, lejos de reconocer sus derechos, los discriminan, excluyen y segregan legalmente -como lo es el acuerdo de unión en pareja para que no puedan casarse, pero si puedan tener una figura legal de vinculación y protección social y esto lo digo porque familias héterosexuales pueden optar a este acuerdo, pero los homosexuales no pueden optar al matrimonio, como tampoco a la adopción,- es una gran noticia que el arte se esté haciendo cargo de abordar estas temáticas; de diversificarlas y de hacernos empatizar con sus personajes, los que han constituido una otredad hasta el día de hoy ya que el Estado (en todos sus gobiernos) ha sido infinitamente indiferente e incompetente en el desarrollo de políticas educativas y de concientización para que no sigan ocurriendo crímenes de odio por razones de género.

Los avances siguen siendo pobres en materia de que ocurran los cambios de la estructuración del pensamiento respecto de los roles sociales y el reconocimiento de todos los seres humanos como sujetos de derechos y, mientras el estado no realice campañas más eficaces en esta materia, se agradece profundamente que otros actores sociales sean los que lleven la batuta, reflejando la crueldad de la que somos capaces, ya sea de forma directa o por omisión para que podamos entender que es urgente un cambio social en la forma que tenemos de comprender los afectos, la multiplicidad de familias, el desplazamiento público y las formas que tenemos de relacionarnos.