Doce estados, doce contiendas por la presidencia de Estados Unidos. Las primeras cifras resultantes de la jornada de primarias de este martes parecen augurar un futuro comprometedor para una ex primera dama y un multimillonario con aspiraciones presidenciales.
Según los últimos reportes, en la carrera por el despacho oval ambas figuras han logrado aventajar a sus contrincantes. Hillary Clinton ganó en Arkansas, Alabama, Georgia, Texas y Virginia. Donald Trump tuvo el mismo resultado en las urnas de Arkansas, Massachusetts, Tennessee, Virginia y Georgia.
A continuación presentamos un resumen con las posturas conocidas de los candidatos – en materia internacional – ante una eventual confrontación final por la Casa Blanca.
MEDIO ORIENTE
Si Trump podría no estar preparado para la política con su historial exclusivo de negocios inmobiliarios y demases, Clinton maneja al revés y al derecho los códigos de la diplomacia con guante de boxeo.
A ella se le describe como una intervencionista «halcona». Desde su cargo en el Departamento de Estado de Obama, apoyó la insurrección armada de los rebeldes sirios, y lo más probable es que una vez presidenta invierta esfuerzos para armar una intervención terrestre contra Assad junto a Turquía y Arabia Saudita, ocupando como justificación la amenaza de ISIS.
En tanto a Trump se le define como un «realista», tanto o más que Putin. Está interesado en que el Estado tenga el mayor poder posible, sin mucha obsesión en exportar «democracia» a otros países sino en preservar el interés nacional dentro de las propias fronteras.
Ha planteado que el mundo era mejor con Saddam Hussein y Muammar Gaddafi, líder libio al que Clinton derrocó desde Washington. Memorable fue la ocasión en que el magnate encaró a Jeb Bush diciendo que su hermano había mentido sobre las armas de destrucción masiva en Irak. Esta es una de las razones por las que carece de un apoyo sólido entre los jerarcas de su propio partido.
ISRAEL
Trump le pegó un fuerte zamarreo al lobby sionista cuando dijo que iba a ser neutral en el conflicto palestino-israelí, quebrando la tradición de colegas de su mismo sector que han enaltecido desde siempre al Estado de Israel. Aquí vuelve a operar la línea realista para el candidato: el país primero. Si ayudar económicamente a Israel perjudica la estabilidad interna, entonces no se hace.
Por otro lado, Clinton conserva su respaldo indiscutido a Israel. Medios han informado que algunos republicanos «neoconservadores» están apoyando a la esposa de Bill porque ella garantizaría una sintonía con sus planteamientos, sobre todo para seguir favoreciendo al régimen israelí en el tablón de ajedrez geopolítico.
RUSIA
Clinton ha comparado públicamente al presidente Vladimir Putin con Hitler. Trump ha dicho que Putin le cae bien e intentará mejorar sus relaciones con Rusia de llegar a ser presidente. Putin le volvió el favor al empresario y manifestó que también le agrada.
Hillary mantiene la postura que dio vida a su Departamento de Estado pro OTAN, cuyas fuerzas se extienden por las fronteras rusas. En enero, una nueva estrategia de seguridad rusa catalogó como una amenaza la expansión de la presencia militar de Occidente en el vecindario de Putin.
Desde la otra vereda, Trump está a favor de permitir que Rusia combata a ISIS en la tesis de que es mejor que se metan ellos antes que Estados Unidos. Aquí piensa como empresario: maximizar beneficios, reducir costos. Que su Ejército sea más eficiente y el poder no radique solamente en la cantidad de aviones o armamentos.
CHINA Y LA ECONOMÍA
Ambos candidatos han mostrado disposición a rivalizar con China en el plano militar pero especialmente comercial.
Si hablamos de afectación de empleos, un punto que parece ser transversal para ambos es el rechazo a tratados internacionales como el NAFTA, impulsado por el marido de Hillary. Ella ha adquirido últimamente una visión crítica del Acuerdo Transpacífico (TPP), aunque eso podría obedecer a una estrategia para recuperar los votantes de Bernie Sanders, quien planteó duras objeciones al tratado que fue negociado entre cuatro paredes.
No es menos importante recordar que debemos a Hillary la parafernalia del «pivote asiático» y la promoción de este siglo 21 como la «salida de EEUU hacia el Pacífico», con miras a ensombrecer la influencia económica de China. De paso entregar cheques en blanco a corporaciones multinacionales para que saqueen países de América Latina y otros rincones del globo terráqueo.
En tanto Trump planifica una guerra económica con un objetivo en mente: que las inversiones de empresas norteamericanas que se fueron a China vuelvan a EEUU y generen empleo en el país.