Las células madre adultas proporcionan al cuerpo una reserva a partir de la cual tejidos dañados o desgastados se pueden reponer. En órganos como los intestinos y la piel, que necesitan rejuvenecerse constantemente, estas células madre se reproducen con frecuencia. Pero en otras estructuras corporales, incluyendo los folículos pilosos, se mantienen en un estado inactivo y no se reproducen hasta que reciben señales de su entorno de que es el momento de una regeneración.
Las células madre, por ser un recurso tan valioso, se usan con moderación. Sin embargo, los científicos tienen un conocimiento limitado de cómo se regula su inactividad, e incluso no están seguros de su función biológica concreta en algunos casos. En un nuevo estudio, el equipo de Elaine Fuchs y Kenneth Lay, de la Universidad Rockefeller, Estados Unidos, ha obtenido nuevos y reveladores datos sobre las señales biológicas que hacen que las células madre de los folículos pilosos oscilen entre los estados de inactividad y de actividad regeneradora.
En un estudio anterior realizado en el laboratorio de Fuchs se mostró que cuando los ratones envejecen, la grasa vieja de su piel produce niveles elevados de una sustancia señalizadora, llamada BMP. Esta señal actúa como un freno molecular en las células madre de los folículos pilosos, causando que pasen períodos de tiempo más largos en inactividad.
En el nuevo estudio, se ha conseguido identificar un gen de célula madre que es activado a través de la señalización BMP, y se ha comprobado que cuando falta este gen, las células madre producen pelos en intervalos drásticamente más cortos.
Cuando Lay y Fuchs observaron ratones a los que les falta la proteína FOXC1 (por haber desactivado en ellos el gen que la produce), observaron que las células madre de los folículos pilosos de los animales pasaban más tiempo produciendo pelos y menos en un estado inactivo.
Vía NCYT.