El artista que pinta con una paleta impregnada de guitarras, de colores y de aquelarres, de guerras y de naufragios interiores

En la pintura de Arias hay halos místicos y misteriosos. Busca trascender la realidad, ir más allá de lo físico, nadie pasa impunemente ante una obra de Arias, porque en ella hay poesía, y dolor, y un grito de tierras y aires, que va más allá de los Andes.

El artista que pinta con una paleta impregnada de guitarras, de colores y de aquelarres, de guerras y de naufragios interiores

Autor: Lucio V. Pinedo

Orlando Arias Morales nació en Potosí, en 1954. A los pocos meses de su nacimiento, su familia se trasladó a Cochabamba. En los primeros años de su infancia descubre su afición por el dibujo y demuestra gran talento. Es autodidacta, luego escoger a la más sabia de las maestras, la vida, en su camino lleno de ensueños y pesadillas.

Empieza a mostrar sus trabajos con éxito. Expone en varias galerías, en diferentes ciudades de su país, además lo hace en Colombia, en las ciudades de Bogotá, Medellín, Cali y Cartagena; en el Ecuador, en Quito y en Guayaquil; en San José de Costa Rica, en Panamá; en Estados Unidos, en Miami y New York; en España, en Madrid, Barcelona, Alicante y Girona; en Italia, en Florencia; en Francia, en París; en Bélgica, en Bruselas, donde ha recibido elogios por la prensa especializada y la crítica.

Federico Villegas Barrientos, escritor, poeta y crítico de arte colombiano, escribió para el catálogo de una exposición de Orlando Arias en el que manifiesta que:

Orlando, como todo artista auténtico, tiene un volcán, un fuego interior que lo consume y cuando pinta está en erupción, dominado por la emoción y el delirio, su pincel se convierte en su sexto dedo y deja la huella de su ansia estética y el dolor milenario de sus antepasados, por eso entendemos que su naturaleza, la de Orlando, está impregnada de guitarras, colores y aquelarres, guerras y naufragios interiores, sabia levadura para amasar la escultura de un valor de la plástica que, con el soplo de los días, demostrará que solo el delirante, el quesublimiza el dolor pinta con sangre con relámpagos y tempestades los murales que serán eternos como la única visión del que a pasado por la vida intensamente como un hombre desnudo, sin superficiales velos de sedas hipócritas. Primero el Ser, por eso antepongo este sermón de esencia de sándalo para expresar y esperar de quien ha sido como describo el pintor que demostrará en un futuro no lejano una obra que por madura y brillante en abstracto caerá del árbol de su vida para gloria de su patria, como el corazón enamorado y Bolivia como Colombia que tiene la gloria de un Fernando Botero y Ecuador un Guayasamín tendrá un Arias. AMEN.

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