Una casa señorial ubicada en un tranquilo barrio del centro de Madrid ha sido el escenario del mayor robo de arte contemporáneo ocurrido en España en las últimas décadas: cinco cuadros de Francis Bacon, el genial pintor irlandés fallecido en 1992 en Madrid, valorados en, al menos, 30 millones de euros, según algunas estimaciones. Un golpe limpio y sin ruido en una de las zonas más seguras y vigiladas de la ciudad.
El robo tuvo lugar el pasado mes de junio. El propietario presentó una denuncia y un juzgado de Madrid investiga con el mayor sigilo el paradero de esta colección particular de paisajes y retratos, según confirman fuentes de la investigación que han declinado aportar detalles. El mutismo de los investigadores y del propietario son totales.
Las obras pertenecen a J. C. B, de 59 años, un amigo del pintor que las recibió en herencia y es aficionado al arte. Agentes de la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía, dependiente de la Comisaría General de Policía Judicial, buscan los cuadros dentro y fuera de España sin que hasta el momento hayan obtenido resultados. Creen que las obras todavía no han salido del país.