“Nos oponemos a este Estudio de Impacto Ambiental y denunciamos que la empresa busca minimizar los efectos que sus actividades tendrán sobre nuestro territorio. Es necesario determinar las alteraciones que se efectuarán en nuestro territorio y sobre nuestros recursos naturales, mediante el cumplimiento del derecho a la consulta previa”. Con estas palabras los representantes de los pueblos Aymara y Quechua que habitan en las comunas de Pica y Mamiña, en la Región de Tarapacá, rechazan el proyecto de la Minera Cerro Colorado (de BHP Billiton), cuyo objetivo es seguir explotando el yacimiento de cobre; lo que implica la extracción de agua desde un humedal de altura por 7 años más, impactos negativos en la flora y fauna endémica y también daños irreparables en el patrimonio cultural de los indígenas que han vivido en el desde tiempos inmemoriales.
No obstante, BHP Billiton, el gigante minero más grande del mundo y que también opera en la Región de Antofagasta el yacimiento Escondida, no la ha visto fácil desde que la Comisión de Evaluación Ambiental de la Región aprobó el proyecto en septiembre pasado: las críticas no se hicieron esperar por la eventual contaminación del agua, elemento vital en crisis en esa zona árida; y por no respetar el consentimiento libre, previo e informado que establece el Convenio 169 de la OIT referente a los pueblos indígenas en relación de proyectos de esta envergadura.
Es por ello que las comunidades quisieron impugnar el dictamen de la institucionalidad ambiental con sede en Iquique, por lo que recurrieron a la Corte de Apelaciones para detener el proyecto que en este caso es una ampliación y continuidad de la operación actual y que incluye los siguientes aspectos: la extensión y profundización del rajo; agrandar dos botaderos de lastre y uno de ripio, la modificación del trazado del acueducto del humedal, la reubicación del relleno sanitario, y el traslado de la bodega de almacenamiento de equipos radiactivos en desuso, entre otros aspectos.
El problema para las comunidades aymaras y quechuas fue que el tribunal iquiqueño desestimó el requerimiento de los indígenas en julio de 2014 porque la “Comisión descartó en la evaluación ambiental un impacto que implicara la localización próxima a población, recursos y áreas protegidas susceptibles de ser afectadas, así como el valor ambiental del territorio en que se pretende emplazar” indicaba el fallo de la Corte.
Sin embargo, los originarios no bajaron los brazos y esta vez los originarios fueron a la Corte Suprema a interponer un recurso de amparo contra la Comisión que aprobó el proyecto. El resultado fue negativo y fue informado este martes 15 de marzo.
Por su parte, la Asociación Indígena Agrícola San Isidro de Quipisca, que agrupa a 30 socios quechuas y aymaras, espeta que BHP Billiton “ocupa indebidamente nuestras territorios ancestrales, afectando nuestras aguas y nuestro medio ambiente, sin contar con nuestro permiso, deteriorando de forma drástica nuestra calidad de vida. Las obras de esta empresa usurpadora han sido ejecutadas sin nuestro consentimiento. Por lo tanto, la autoridad no puede otorgar permiso alguno sobre ellas sin nuestra autorización. Tampoco hemos sido informados de lo que se ha hecho ni de lo que se quiere hacer, conforme a los mecanismos de la legislación de protección de los pueblos originarios, tanto chilena como internacional”.
En este sentido, la Asociacion Indígena Quechua de Mamiña Unida coincide con la agrícola porque “el agua es el elemento que sostiene y justifica la vida de los seres humanos en el mundo, por, lo que la relación con el Pueblo Quechua no puede ser entendida solamente desde un punto de vista material, sino más bien como sustento de una identidad étnica forjada sobre la base de la presencia o ausencia del recurso hídrico, es por eso que tememos por la intervención de nuestra Cuenca”.
OTROS IMPACTOS
Los puntos amarillos representan los sitios con significado cultural para los pueblos aymara y quechua.
Aparte de los impactos del proyecto al medio humano, también hay otros relacionados a la fauna, vegetación y al patrimonio cultural. En el primer caso, las obras de construcción el Estudio de Impacto Ambiental de la compañía considera que en las faenas de construcción se verá afectada una clase de reptiles que es endémica de la zona y que es calificado como “efecto adverso significativo” pues la especie está protegida. Lo mismo ocurre con la vegetación, ya que en las etapas de construcción y operación habrá intervención de especies nativas.
Respecto del patrimonio cultural, este merece unos párrafos aparte. Resulta que hay al menos 20 sitios arqueológicos dentro del área de influencia del proyecto. Entre ellos conjuntos de geoglifos, petroglifos, material cerámico y formaciones de rocas, cuyos elementos simbólicos tienen un lugar especial en la cosmovisión de los pueblos andinos: BHP Billiton “ha afectado nuestros lugares y sitios arqueológicos y ceremoniales y en general el entorno que para los aymaras y quechuas del valle que representa la Pachamama, que ha sido reconocido por el Estado como AREA DE DESARROLLO INDIGENA JIWASA ORAJE. Prueba de ello es la utilización que CMCC [Minera Cerro Colorado] hace de la Ruta A-97 pasando por encima de la Ruta Patrimonial Laguna del Huasco-Collacagua perteneciente a nuestro patrimonio cultural”, explica la Asociacion Indígena Quechua de Mamiña Unida.
Otro aspecto a tratar, en el sentido del daño al patrimonio cultural tiene que ver con el aspecto espiritual, pues los pueblos andinos desarrollan la celebración del Inti Raymi, una ceremonia que si se construye el proyecto será vulnerada pues los originarios verán retardada la salida del sol desde el cerro en que se juntan desde tiempos ancestrales. Además, están las fiestas patronales como bien explican desde la Asociacion Indígena Quechua de Mamiña Unida. “Las fiestas patronales constituyen una urdimbre de elementos tradicionales (indígenas) y occidentales europeos, que apelan al mismo tiempo a las divinidades ordenadoras del cosmos y a la preservación del pueblo, de su identidad y su reproducción que los resguardará en el tiempo. La profundidad de esto dota a este tipo de celebraciones de un significado existencial para quienes participan de ellas, ocupando un lugar preferencial dentro del resto de las celebraciones o actividades comunitarias a realizarse durante el año, lo que con el transcurso del tiempo, desde la instalación e intervención de la Minera Cerro Colorado hasta la actualidad y la invasión de mineros en el pueblo, se ha ido perdiendo”.
Es por ello que las comunidades originarias ya están pensando en recurrir a instancias internacionales para detener la eventual amenaza de la minera australiana. Esto porque desde del punto de vista ambiental, bastante agua ha pasado bajo el puente, ya que la operación de este proyecto comenzó hace casi una década. Así lo explica la Asociación Indígena Agrícola San Isidro de Quipisca: “Los botaderos de lastre, ubicados aguas abajo del sector mina, ocupan y avanzan hacia nuestro territorio y contaminan y amenazan persistentemente nuestros recursos hídricos y nuestra agricultura, a través de drenajes ácidos e infiltraciones de contaminantes como sulfatos a la quebrada de Parca y valle de Quipisca, lo que se demuestra en los descensos y pérdidas de cultivos que la propia autoridad ha constatado”.
¿Dónde están las ONGs ambientalistas? ¿Por qué esto no aparece en la TV? Son un par de temas para reflexionar.
Por M.S.
El Ciudadano