Enganchados: Cómo el consumo de carne se volvió una obsesión mundial

En el libro Meathooked ("enganchados a la carne"), Marta Zaraska toma la tarea de analizar las razones que hacen que el mundo occidental -especialmente- sea tan adicto a la carne.

Enganchados: Cómo el consumo de carne se volvió una obsesión mundial

Autor: Sofia Olea

Una nueva e interesante investigación –plasmada en un libro– ahonda en la historia y la ciencia de nuestra humanidad carnívora. Entregando detalles y explicando las razones para este arraigado hábito alimentario, argumenta en defensa del vegetarianismo o, al menos, de una dieta menos amable con la gran industria carnicera. La reseña del libro es de Caroline Morley, para el sitio de ciencias New Scientist:

La mayoría de la gente educada en el tema, sabe que el consumo de carne no es bueno para el planeta, que es potencialmente dañino para la salud de las personas y que casi siempre involucra tortura animal. Pero los comedores de carne casi nunca tienen una mejor explicación que «simplemente me gusta comer carne». Mientras, todos conocemos a alguna persona vegetariana que se mantiene sana y en forma con una dieta bien diseñada para una buena nutrición.

En el libro Meathooked («enganchados a la carne»), Marta Zaraska toma la tarea de analizar las razones que hacen que el mundo occidental -especialmente- sea tan adicto a la carne. Zaraska reconoce queno hay una respuesta fácil: nuestro gusto por la carne (en un sentido más general de ‘carne’) está arraigado en la historia evolutiva, los requerimientos dietarios, la química y el gusto; también en el gran negocio y los poderes políticos que maneja, como en la cultura y la psicología.

La transición de nuestros ancestros de herbívoros a omnívoros, inicialmete fue una estrategia beneficiosa. «Permitió que los humanos pudiéramos desarrollar cerebros más grandes, incentivó la comunión y la política y nos ayudó a [poblar el planeta]», explica Zaraska.

cazadores savana

El libro hace un recorrido por el mundo, desde los generosos campos verdes de una granja ganadera en Gales hasta una parrillada en India; una investigación llevada a cabo con el Instituto Smithsoniano de Washington y un matadero de investigación de la Universidad del Estado de Pennsylvania (EEUU). Durante el proceso, la autora se encuentra con diversos personajes que ayudan a responder por qué somos tan dependientes de la carne. Posiblemente, el más interesante es el experto en cultura que conoce en una ceremonia de sacrificio de un pollo en un templo de Benin (África), y cuenta: «Paul Akakpo, mi guía al vudú de África occidental, se ajusta la gran pitón que tiene envuelta al rededor del cuello como si fuera una joya».

La escritora es hábil en presentar hechos y ejemplos asociados a ideas con las que la mayoría estamos familiarizados, como por ejemplo cuán poderosa es la industria de la carne. «En 2011, sólo en EEUU, las ventas anuales de carne rindieron 186 mil millones [de dólares]», escribe Zaraska, y entrega una cifra alarmante: «Durante el ciclo de elecciones de 2013, la producción animal contribuyeron con 17,5 millones a los candidatos federales».

¿Cuánta proteína necesitamos a diario? La recomendación dietaria de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades dice que es 0,8 gramos por kilo de peso (por persona). ¿Y cuánto empezó este hábito [de comer carne]? Zaraska cita los datos más antiguos, que muestran que los humanos empezaron a cazar animales en la savana hace unos 2,8 millones de años, explica el artículo.

Como pescetariana, en su investigación Zaraska describe ejemplos de carnes, falsas carnes y platos de insectos. Disfruta el tentador sándwich de queso y carne, de Philadelfia, pero no le pasa lo mismo con el grillo que prueba en un bar parisino.

A ratos, Meathooked es muy crítico de los comedores de carne, y aunque defiende el vegetarianismo, su autora evita sermonear directamente hasta que llega al final. Aprender los hechos es un paso importante para renunciar a la carne, dice ella. «Deberíamos ser concientes de los muchos significados de comer carne. Sólo entonces los ganchos se soltarán uno por uno», aboga.

Para consuelo de los no vegetarianos, la visión de la autora de un futuro a corto plazo no es completamente libre de carne. Luego de una intensa exploración de nuestra adicción, ella concluye que dejar la carne drásticamente y de un momento a otro, puede ser contraproducente. «Aunque creo que en el futuro la humanidad comerá mayormente alimentos de base vegetal, también creo que forzar el purismo alimentario no es la mejor forma», declara.

La autora del artículo concluye: «Aún después de leer el libro y confirmar los sórdidos detalles de mi destructivo hábito, todavía no estoy lista para volverme vegetariana. Es sólo que me encanta comer carne».

Meathooked. The History and Science of Our 2.5-Million-Year Obsession with Meat (Enganchados a la carne. Historia y Ciencia de nuestra obsesión de 2,5 millones de años con la carne), de Marta Zaraska.

Traducción, CCV

El Ciudadano


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