Un 10% de personas en todo el mundo sufre de jaquecas (o migrañas). Generalmente, cuando sus síntomas más obvios son detectados a tiempo y se tratan antes de que se desate el dolor, estos episodios suelen ser más suaves y cortos, aunque aún molestos. Pero tratarlas así no siempre es posible o efectivo. Una detección aún más temprana y precisa podría hacer que las jaquecas no se manifiesten como lo hacen normalmente, por lo que predecirlas antes de que ocurran mejoraría la calidad de vida de los pacientes y supondría un importante ahorro para los sistemas de salud, informa Sinc.
Cuando las personas presentan síntomas poco tiempo antes de la aparición de los dolores de cabeza, pueden tomar mediamentos de inmediato. Pero hay otros síntomas, como sensación de tristeza, apetito e irritabilidad, que son difíciles de detectar. Además, aunque éstos se pudieran identificar, no hay garantía de precisión, y como suelen ocurrir hasta 48 horas antes, tampoco resultaría eficaz tomar medicamentos para el dolor con tal anticipación.
Investigadores de las Universidades Complutense y Politécnica de Madrid y la Unidad de Cefaleas del Hospital Universitario La Princesa (Madrid), crearon el modelo de un dispositivo automático que predice las jaquecas hasta con 47 minutos de anticipación, incluso antes de que la persona pueda percibir los síntomas.
“Por primera vez se demuestra que se puede predecir de manera indirecta la aparición de crisis de migraña a través de la medida continua de variables hemodinámicas”, explica Josué Pagán, investigador de la UCM y principal conductor de la investigación, cuyo informe fue publicado en la revista Sensors.
Las variables analizadas en el estudio fueron el ritmo cardíaco, la sudoración, la temperatura de la piel y la saturación de oxígeno capilar periférico.
Para la investigación participaron trece personas y se usó una red de sensores inalámbricos de bajo costo, WBSN (Wireless Body Sensor Network), para así tener una información constante de las variables de los participantes.
“El método permite predecir una migraña precozmente y de manera objetiva, lo que posibilita dar un tratamiento antes de que se inicie el dolor para evitarlo”, explica el investigador.
Para monitorizar el ritmo cardíaco se usaron electrodos cardíacos superficiales cerca del corazón. El dispositivo para registrar la saturación del oxígeno capilar se colocó en un dedo y la temperatura superficial de la piel se midió con el sensor cerca de la axila, mientras el sensor para registrar la sudoración se situó en el brazo. Los datos entregados por todos estos sensores se monitorizaron en un dispositivo inalámbrico y en un smartphone.
Los pacientes tenían que llevar los sensores las 24 horas del día durante cuatro a seis semanas, manteniendo sus rutinas cotidianas, y en el momento en que apareciera la migraña, podían tomarse su medicación habitual.
El dispositivo no pretende detectar los síntomas sensoriales y de estado anímico, pero Pagán explica: “Incluso si el paciente no experimenta síntomas premonitorios de la migraña, nuestro estudio considera la alteración que puede existir en las variables hemodinámicas [las dinámicas de la sangre en el cuerpo], las que pasan desapercibidas para el paciente”.
El sistema aún no se ha probado en el entorno real; sólo ha pasado la fase experimental. Pero los datos obtenidos con los pacientes analizados sirvieron para crear un modelo predictivo que ha sido comparado con datos reales.
Los investigadores esperan que en un futuro, el sistema alerte a sus usuarios y les indique con qué probabilidad puede aparecer una migraña y cuándo. “Con esta información podremos hacer un ensayo clínico para demostrar que, si el paciente toma el fármaco de forma precoz, evitaremos su dolor”, conlcuye Pagán.
El Ciudadano