El instituto emisor, al igual que en otros países sudamericanos, ha subido su tasa de interés de política monetaria, cuando la economía sudamericana se encuentre en recesión. Supone que de esa manera enfrenta una segunda característica central, tasas de inflación por un largo tiempo superiores a su nivel máximo de rango meta, que es del 4%, cuando sus propios informes reconocen que el motivo principal del alza en los precios proviene de la devaluación del peso, que lo deja entregado absolutamente al mercado. Finalmente, una tercera variable predominante es el deterioro experimentado por los términos de intercambio, lo cual se resuelve en los mercados externos, lo cual condujo –en contra de las estimaciones realizadas por IPoM anteriores y por el ministerio de Hacienda- a un rebrote en los déficits en cuenta corriente. Por tanto, el Banco Central está claramente al debe en su objetivo central, la inflación, sin tampoco contribuir a que el país enfrente problemas estructurales de una larga data
El informe de Política Monetaria (IPoM) de diciembre, al ser un relato sobre la situación y estimaciones que efectúa el Banco Central de la evolución futura, sirve para reseñar características centrales de la situación económica en el año 2015 y como comienza el 2016. Un primer rasgo es el estancamiento de la evolución económica. El producto creció a un ritmo muy similar al de 2014, lo hizo en 2,1%, 0,2 puntos porcentuales más, a pesar de llevar adelante una política monetaria expansiva, basada en tasas negativas en términos reales. Los hechos muestran que ese nivel de tasas no ha dado el resultado que se podría esperar en los niveles de actividad, sin que se pregunte el documento por las razones de ello.
“En lo externo –señaló el informe-, el escenario se ha determinado por la caída en los términos de intercambio, particularmente el menor precio del cobre (…)”, que es un hecho absolutamente generado fuera del país, ya que no se tiene ninguna política para incidir en el mercado externo. “El precio de las materias primas –reseñó el informe- volvió a bajar en los últimos meses, (…) tanto el cobre como el petróleo acumulan descensos en torno al 30% en el año. Ello influido por la sostenida apreciación del dólar y un menor crecimiento global. En el cobre se suma –añadió- (…) la recomposición sectorial de la economía china”. Esta variación negativa de los términos de intercambio incide en los niveles de actividad económica, constituyen recursos que por una relación de precios externos se restan al país. Su variación incide en el ingreso nacional bruto disponible real, que es la medición más exacta de lo producido que queda en Chile, repercutiendo en consecuencia sobre la demanda interna. El IPoM considera que en 2016 se acentuará esta tendencia negativa de los términos de intercambio considerando que se reducirán en 3,6%.
Los cambios en los últimos meses de 2015 se produjeron fundamentalmente en el sector externo, entre ellos pero no únicamente por el deterioro en los términos de intercambio. Inciden también el alza de interés de corto plazo establecida por la Reserva Federal norteamericana, el bajo crecimiento global de América Latina y la profunda recesión brasileña. A ello se suma las políticas internas fiscales y monetarias, en un caso más restrictiva y en el otro menos expansiva, que inciden sobre las expectativas añadiéndose al bajo nivel de la inversión privada.
El deterioro de los precios de exportación e importación modificó la evolución del déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos, que tanto en estimaciones anteriores del instituto emisor como en las del ministro de Hacienda tendía a desaparecer, presentándolo como un hecho positivo. En 2013 fue de un -3,7% del PIB, luego la desaceleración económica y la disminución de los montos importados condujeron a su reducción en 2014, cuando bajó a -1,2% del PIB. Pues bien, como constató el IPoM, “el empeoramiento del escenario externo tiene un efecto relevante en el mayor déficit (de la cuenta corriente), por la baja de los términos de intercambio”. Ello impacta en su subcuenta de exportaciones e importaciones de bienes y servicios, teniendo un efecto muy superior al menor saldo en rojo que se produce en la subcuenta de renta del capital, donde disminuyen los recursos que remesan al exterior las empresas exportadoras por la contracción de sus utilidades. En 2015 el déficit en la cuenta corriente fue de -1,7% del PIB, estimando el Banco Central que en 2016 lo hará a -2,6% del producto.
Otro cambio significativo en las proyecciones del IPoM se produjo con la inflación. El promedio de 2015, como ya era conocido, estuvo por encima del 4%, que es el punto superior del rango meta que se propone el instituto emisor, cifrándolo en 4,4%, igual a 2014, para proyectarlo en 2016 a 4,3%, permaneciendo de ser así prácticamente inmodificado durante tres años. El informe estimó que convergería al 3% recién en el último trimestre de 2017. El factor fundamental de su nivel se constató sigue siendo la evolución de la paridad cambiaria, que cerró el año sobre los $700 por dólar. “La depreciación del peso –señaló el IPoM- ha tenido una gran relevancia en el alza de la inflación IPCSEA (…), que tras promediar 1,9% en 2013, ha estado algo por debajo del 5% desde julio de este año”. El IPCSAE no considera en su índice los precios de los alimentos y la energía, transformándose en el indicador más empleado de inflación subyacente, que el instituto emisor usa para proyectar la tendencia de los precios, sin considerar los más volátiles.
La evolución de la inflación conduce a que sea muy marginal el efecto de las alzas en las tasas de interés que empezó a aplicar el Banco Central desde octubre en la reducción de su nivel real negativo. Por otra parte, no se entiende como ese incremento de tasas, que la subió en el trimestre en 0,5 puntos porcentuales, pueda ser un mecanismo que actúe positivamente sobre el tipo de cambio que es el factor determinante de alza en los precios. El Banco Central ve como un hecho positivo el bajísimo reajuste real del sector público, que fue de solo 0,2% considerando que “deberá contribuir a una contención de las presiones salariales”. En la situación de bajo crecimiento de la economía frenar los aumentos salariales tiende a reforzar el cuadro de estancamiento que se vive.
Rodrigo Vergara sostuvo, ante interrogantes planteadas por parlamentarios, que la credibilidad del organismo que dirige se mide por el anclaje de las expectativas de inflación a 3% en el horizonte de proyección “y lo ha estado siempre (…) porque –afirmó- el mercado está seguro que el Banco Central hará lo que sea necesario para que la inflación este en 3% en su horizonte”. (23/12/15). Sin duda la opinión sobre su gestión reside en ver la distancia existente entre la inflación efectiva y el objetivo que se plantea el instituto emisor, cuando no se ha cumplido y seguirá sin cumplirse, de acuerdo con sus propias proyecciones, por un lapso extraordinariamente largo. Las causas de este desfase son las que debe analizarse. Entre ellas está la carencia de políticas hacia el mercado cambiario que se deja entregado absolutamente a su evolución. Lo importante es lo que deja de hacerse hoy y no la “seguridad” que dice existiría que hará todo lo necesario en su horizonte futuro.
Sin detenerse mayormente en su causa, el IPoM redujo la estimación de crecimiento potencial en medio punto porcentual, a 3%. Seguramente influyó en ello el bajo crecimiento en el año de la formación bruta de capital fijo, que la estimó en 0,7%, después de descender en un elevado 6,1% el año anterior, por tanto la inversión productiva se mantuvo en un nivel bajo, a lo cual se añade la caída registrada en la productividad. A pesar de esta reducción siguen incrementándose los factores productivos sin utilizar. El informe anota que esta brecha “muestran una holgura menor a la de otros ciclos”, pero debe considerarse que ello tiene lugar ya por más de dos años. El bajo crecimiento se prolonga desde el segundo semestre de 2013.
Este menor aumento potencial incide negativamente en la capacidad de crecimiento futuro de la economía, contribuyendo a la opinión generalizada de que la fase de bajo nivel de actividad será mucho más larga de la usual, en un contexto global no favorable, con una América del Sur convertida en el eslabón más débil de la economía global. En 2015, de acuerdo al Balance Preliminar de las Economías de América Latina y El Caribe de Cepal la subregión descendió en 1,6%, evolución negativa que considera se prolongará en 2016 cuando proyecta una nueva contracción de 0,8%. Claramente la región está en recesión. Si se considera que en 2014 apenas creció 0,6% se concluye que en el trienio el producto de la subregión lisa y llanamente descendió. La Cepal destaca en especial la caída en los precios de las materias primas y su impacto negativo en los términos de intercambio, así como la recesión brasileña.
En Chile, igualmente, se produjo una disminución significativa en las exportaciones, que continuará en 2016 disminuyendo según el Banco Central de US$63.500 millones a US$58.750 millones. Ello sería mayor de no ser por la devaluación del peso. Esta reducción no solo está influida por la contracción experimentada en las ventas al exterior de productos primarios, sino también por el menor ritmo de crecimiento del comercio global y por la disminución de las exportaciones manufactureras en la cual incide de manera muy significativa la evolución de la economía latinoamericana y, en particular, la brasileña.
Las exportaciones forestales, de acuerdo a proyecciones de la Corporación Chilena de la Madera, experimentaron una disminución de 9% con relación a 2014. Su presidente, Fernando Rada, explicó que la reducción fue consecuencia, en gran medida, del descenso en precio y volumen de las colocaciones de fibra larga a causa de la menor demanda china y de la devaluación del rublo ruso una de las mayores abastecedoras de la potencia asiática, que hizo más competitiva su producción (30/12/15). Por su parte, el director del Instituto Forestal, Fernando Rosselot, constató que ya a octubre las exportaciones forestales disminuyeron en 7,9% con relación a los diez primeros meses del año anterior, destacando que en octubre la pulpa blanqueada de eucalipto experimentó un retroceso después de un año completo de crecimiento. Las caídas se registraron en las adquisiciones desde China, el principal mercado, y desde Japón, el cuarto.
El IPoM consignó que la deuda pública neta del país se encontraba en 2015 en una cifra del orden de 0%, lo cual es un asunto fundamental para entender que la clasificación de riesgo del país es la mejor de América Latina. Ello se produce porque si bien, particularmente en los últimos años está experimentando endeudamiento público, paralelamente tiene fondos soberanos en el exterior, generados principalmente en cotizaciones del cobre superiores a su estimación promedio en los diez años siguientes lo que generó superávits presupuestarios. La existencia de fondos soberanos, la deuda pública externa neta muy baja en 2016, de acuerdo a las proyecciones del FMI, y la capacidad de endeudamiento en condiciones favorables conduce a la conclusión que la rigurosa política de ajuste fiscal del ministerio de Hacienda no considero otras alternativas con que cuenta el país.
El Banco Central de Chile recalca constantemente que su tarea principal es la inflación, pero solo se limita a constatar que por un largo período permaneció sobre el 4% anual, que es el nivel máximo de su rango de objetivo, y en el IPoM sostiene que en ese nivel permanecerá durante la mayor parte de 2016, planteándose como única acción para enfrentarlo un alza de la tasa de interés de política que lógicamente actúa negativamente sobre el crecimiento económico sin afectar la causa de la inflación alta. Si no logra resultados en su objetivo directo, menos se puede esperar que contribuya a enfrentar problemas estructurales del país. Chile necesita, como señaló José Gabriel Palma, profesor de Economía de la Universidad de Cambridge, que “de una vez por todas nos decidamos a industrializar el sector exportador, a energizar el resto de las manufacturas con políticas industriales efectivas (…) y una macro pro crecimiento, a diversificar la estructura económica, a regular de verdad las finanzas y a transparentar las instituciones y en especial la política” (25/12/15).