Señores organizadores:
No veo cómo podría hablarse honestamente acerca del amor y el poder, desde Jung, en el
marco del congreso que ustedes pretenden organizar. Según se desprende de la información
proporcionada por el sitio http: //congreso.cgjung.cl, implementado con este fin, y algunos mensajes
electrónicos con información no divulgada allí, dicho congreso es, primero, concebido como un
evento organizado en función del mercado turístico y académico (en ese orden), más bien que sobre
la base de un auténtico interés por conocer y estudiar la obra de Jung. Segundo, está dirigido a una
élite tanto económica, como perteneciente a un mercado profesional necesariamente ligado a alguna
institución. El monto de la inscripción (entre $US 300 y $US 400 para los expositores, y entre $US
80 y $US 140 para los alumnos de pregrado) es, en promedio, equivalente a la renta mínima en
Chile (aquélla que percibe la mayoría). Y es establecida como conditio sine qua non para participar.
Esto excluye a todos aquellos que, con esfuerzo, continúan estudiando la obra de Jung a la
intemperie institucional. Por otro lado, es dudoso que todas las universidades estén en condiciones
de financiar la participación de alguno de sus investigadores. Esto sólo pueden hacerlo las
universidades privadas mejor posicionadas, que observan con satisfacción cómo las universidades
públicas se extinguen, en lapsos estertóreos de una crisis y una decadencia interminables.
Como si fuese poco, ofrecen pagar la inscripción en cuotas, a cambio de que los afectados
crean en su supuesto interés por la diversidad, la democracia y las “nuevas voces”, a todas luces,
falso. Situar la obra de Jung en un congreso, cuya inscripción es equivalente a cualquier producto de
consumo adquirido en una multitienda, es impresentable. La sociedad alienada y domesticada por la
pseudomoral del crédito, que incluso ahora se alimenta pagando en cuotas, es un fenómeno que
debiera ser estudiado a fondo, y no legitimado a través de su reproducción en este congreso.
Seguramente, ustedes esperan que los aquí excluídos gestionen su participación en este
congreso tan generosamente organizado. “Gestionar” es un eufemismo de “mendigar”, sobre todo a
la empresa privada y las transnacionales, siempre interesadas en que todo se convierta en una
extensión de su imagen corporativa. Por otro lado, hay gestores de primera y última categoría.
Algunos, incluso, se sienten orgullosos de su “transversalidad”, otro eufemismo que encubre la
traición, el utilitarismo y la mezquindad organizada, adoptados como norma de sobrevivencia. Pero
todos son mendicantes, al fin y al cabo, en un país que ya no existe, degenerado en un simulacro de
sí mismo, al servicio de los intereses económicos de unos pocos.
¿Qué necesidad hay de realizar un congreso multitudinario? ¿Por qué en el Hotel Sheraton?
¿Para qué un tour? ¿Qué tiene que ver esta ostentación arribista y vulgar con el asunto del
congreso?
Y, por último, ¿qué tiene que decir la Universidad Adolfo Ibáñez, uno de los enclaves de la
Derecha y el neoliberalismo, y uno de los dos auspiciadores del congreso, acerca del amor y el
poder? ¿Qué Jung enseñará esta universidad, en su magister cobrado en Unidades de Fomento?
A la Derecha no le basta con haber destruido este país, a través de los aparatos de la
dictadura. No le basta con haber continuado gobernando, a través de la Concertación de Partidos
por la Democracia. Sus cuotas de poder y riqueza no son, ni serán nunca suficientes para su apetito
depredador. Ahora coopta el mundo cultural e intelectual, que ella misma ayudó a destruir. Y se
apropia de Jung, convertido en moda, en función de estos mismos intereses, como una extensión de
su banalización por el budismo pop y el movimiento llamado de la Nueva Era, que hoy constituye
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una industria en Chile, y un ejemplo ostensible de cómo el mercado es capaz, incluso, de trivializar
los asuntos del espíritu, fomentando así la alienación, el olvido, la dominación y el lucro.
Cuando, en el marco de su investigación acerca de la sincronicidad y el proceso de
individuación, Jung examinó a los antiguos pensadores chinos, advirtió que cada cultura debía
remitirse a sus propias premisas, en lo que se refiere a la elucidación y realización de los arquetipos
del inconsciente colectivo, y que quienes se apartaban de esta línea, actuaban como “piratas sin
patria” (El secreto de la flor de oro). En dos ensayos suyos, de 1936 y 1945, respectivamente, Jung
toma posición, en su calidad de europeo, frente a la catástrofe y la epidemia psíquica que
significaron la guerra y el nazismo (Consideraciones sobre la historia actual). Pues el proceso de
individuación no tiene lugar al margen de su dimensión histórica y cultural concreta, aún cuando, en
términos formales, los arquetipos puedan reaparecer con independencia de ella. Por último,
refiriéndose al Estado dictatorial, Jung afirma: “Donde termina el amor, comienzan el poder, el
atropello y el terror” (Presente y futuro).
¿Cuáles son esas premisas, en el caso de la cultura chilena? Los antecedentes arquetípicos
de la historia reciente de Chile, marcada por la violencia política de la dictadura, debieran ser
indagados y discutidos, en vistas a una ampliación de la conciencia y la memoria. Pero Jung
importa poco aquí. No es más que un trofeo de la Derecha y sus extensiones: Jung como botín de
guerra, en lugar de leer, a través suyo, la trágica y sórdida realidad de Chile, su historia de violencia
y barbarie, los traumas sociales de la violencia política, la guerra psicológica (que contradicen la
“imagen país”, promovida por ustedes, como parte de la industria turística).
Volviendo a la pregunta inicial: ¿cómo hablar honestamente acerca del amor y el poder,
desde Jung, en el escenario impuesto por el servilismo de ustedes, como condición para la
realización de este congreso?
Corresponde precisar, a fin de evitar la trivialización del asunto tratado, que lo impugnado
aquí, en último término, es la ideología sustentadora del congreso. Esto no se arregla por un puñado
de dólares más o menos, o cancelados en cuotas. La idea de un congreso acerca del amor y el poder,
desde Jung, que acata, sin más, las leyes del mercado y los prestigios del reino de la cantidad y la
innovación, ocultando sus lacras, como si Chile no tuviese historia, es repugnante. Ustedes no han
elaborado una propuesta teórica consistente y sólida acerca de este congreso. Sólo hablan en
términos de dólares, hotel de cinco estrellas, tour, auspicios y cantidades de participantes.
Pudieron concebir un congreso más modesto, austero, sobrio, concentrado y preocupado de
lo que importa: el pensamiento de Jung y sus consecuencias, en lo que se refiere a la constitución de
un sentido moral, a partir de la elucidación del conflicto entre el amor y el poder. Pero, tal vez, esto
no sea útil para quienes hacen carrera en el mercado académico, tan depredador como todas las
otras variantes de la industria del envilecimiento, que avanza empujada por la inconsciencia
generalizada, conforme el espíritu se extingue.-
Con indignación y espanto,
MARÍA LUCY OPORTO VALENCIA, [email protected]
Licenciada en Filosofía, con la tesis Una arqueología del alma: ciencia, metafísica y
religión en Carl Gustav Jung (2001).
Desde Valparaíso, la ciudad que se incendia, patrimonio de ruina, Agosto 2008.-
Carta abierta a organizadores V Congreso Latinoamericano de Psicología Junguiana
Señores organizadores: No veo cómo podría hablarse honestamente acerca del amor y el poder, desde Jung, en el marco del congreso que ustedes pretenden organizar