Gross era miembro de la Sociedad para la Investigación Psíquica, a la que pertenecieron personas como Freud y Jung. Él fue una de las personas que más se involucró en el caso (a diferencia de la cinta próxima a estrenarse en la que se le da prioridad al matrimonio Warren) y años después continuó defendiendo lo que sucedió como uno de los mayores eventos sobrenaturales en la historia. Mientras tanto, la familia Hodgson, compuesta por Peggy, su hija Margaret de 13 años, Janet de 11, Johnny de 10 y Billy de 7, temían por su vida al vivir acosados por una criatura que al parecer disfrutaba de su tormento.
Fueron 18 meses que vivieron atormentados con voces guturales que salían de la nada, golpes en las paredes que al ir a revisarlos sonaban en otra parte, cuartos en los que se escuchaban ladridos de perros y que al entrar en ellas no encontraban nada ni nadie dentro. Pronto las cosas empeoraron: prendas que se movían espontáneamente, objetos cada vez más fuertes que eran arrojados en direcciones inesperadas e incluso la situación alcanzó tal gravedad que Janet llegó a levitar de manera violenta para después ser arrojada al piso. En otra ocasión, el investigador Maurice Gross escuchó que la niña gritaba que tenían su pie. Al entrar al cuarto la encontraron con la pierna en una extraña posición y al intentar moverla les resultó imposible. Eran dos adultos intentando jalar a una niña que visiblemente no tenía nada que la sostuviera en ese lugar, por lo que muchos dejaron de ser escépticos después de ese atentado.
A lo que algunos consideraban una presencia demoníaca, otros mantenían una posición lógica, pues el que no se encontrara una explicación a los eventos no significaba que fueran reales. A pesar de que policías, vecinos e investigadores juraban haber presenciado los hechos, gente como Anita Gregory, una importante psicóloga, estaba determinada a encontrar la farsa, y en cierta forma lo hizo.
Las niñas decían que el poltergeist se negaba a hablar o a cometer sus actos más violentos cuando alguien ajeno a las hermanas (los expertos como Gross dicen que los poltergeist suelen atacar en especial a mujeres jóvenes) se encontraba en la habitación. Eso le pareció parte de la farsa, por lo que un día le permitieron entrar con ellas a la habitación y las hermanas le pidieron que se volteara, cerrara los ojos y tapara sus oídos; sólo de esa forma el espectro se manifestó. Almohadas y objetos pequeños volaron hacia Anita Gregory, quien llegó a escuchar la demoníaca voz maldiciendo. Incrédula ante todas las especificaciones de un fantasma para manifestarse, escondió una cámara en la que después vio cómo Janet doblaba una cuchara para después decir que había sido el poltergeist.