El buen sabor de un trago de vino depende de muchos factores diferentes, desde los niveles de taninos hasta cuánto tiempo ha sido añejado, pero también está estrechamente ligado al clima en que han crecido las uvas. Observando en retrospectiva los últimos 500 años de cosechas de vid, investigadores han podido escarbar en cómo el clima ha afectado en el resultado final del vino que vertemos en nuestras copas. Resulta que el vino que tomamos actualmente podría ser el mejor que alguna vez se pueda llegar a producir, porque debido al cambio climático, los patrones del tiempo se están alterando, lo que haría que la calidad del vino empiece a declinar.
Hasta el momento, el clima ha hecho que el vino sepa mejor. Las cálidas temperaturas suelen retrasar las lluvias y causar sequías, acelerando el crecimiento de las uvas y adelantando las cosechas. En general, esto lleva a mejorar la calidad y el sabor del vino. Observando el tiempo de cosechas en Francia y Suiza, que han mantenido récords entre 1600 y 2007, los investigadores vieron que, en promedio, la cosecha de la vid se hace dos semanas antes, y la evidencia apunta al cambio climático.
Elizabeth Wolkovich, coautora del artículo publicado en Nature Climate Change, dice: «…En 1980 vemos un gran punto de inflexión para las temperaturas en el hemisferio norte; vemos que las cosechas a lo largo de Francia empiezan a adelantarse cada vez más». Esto ha acarreado una increíble mejora en la calidad de los vinos, lo que significa que los actuales lotes son muy buenos.
Pero es aquí donde la cosas comienzan a desmembrarse. Mientras antes de la era preindustrial las altas temperaturas estaban ligadas a una consecuente sequía, lo que permitía predecir una cosecha más temprana y, por lo tanto, un vino de mejor sabor, esta relación ya no se da de la misma manera. Con el cambio climático, las temperaturas están aumentando, pero no siempre les siguen períodos secos, sino también lluvias, las que provocan el efecto contrario en el cultivo y las cosechas de uva, informa el sitio IFLScience.
«La mala noticia es que si seguimos sobrecalentando el planeta, llegaremos a un tope», señala Wolkovich. «La tendencia, en general, es que las cosechas más tempranas generan vinos de mejor calidad (…), pero una serie de datos nos indican que hay un umbral que vamos a cruzar en un futuro en que el aumento de las temperaturas ya no va a producir vinos de alta calidad», concluye.
No se trata sólo de una cepa; el estudio atravesó varios tipos de vinos (Borgoña, Bordeaux y Loire) que se producen en las zonas observadas.
¿Qué significa esto? Que los productores vitivinícolas deberían probar con variedades más resistentes al calor, o bien desplazar sus cultivos hacia otras zonas climáticas (el estudio habla de un movimiento de norte a sur, aludiendo a las áreas europeas en que se realizó la investigación), con el fin de encontrar patrones climáticos y temperaturas óptimas.
Traducción, CCV
El Ciudadano