BOMBA DE TIEMPO EN LA EDUCACION


Autor: Director

Las manifestaciones de los estudiantes secundarios están construyendo una nueva historia. Hace más de 30 años que no veíamos en Chile huelgas de tal magnitud, con peticiones tan concretas y sin conducción directa de partidos políticos. Carteles, cánticos y uniformes escolares han sido parte integral de esta “revolución pingüina”.


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Al cierre de nuestra edición un balance a nivel nacional realizado en www.elmostrador.cl señalaba que 651 establecimientos habían sido tomados por los estudiantes y 172 estaban en huelga. En nuestra provincia, por lo menos 70 colegios (20 mil alumnos, aproximadamente) han estado participando de una u otra manera en las movilizaciones.
El día lunes 5 de junio, varias universidades e institutos profesionales, docentes y diversos gremios nacionales, entre ellos el Colegio de Profesores y funcionarios del Ministerio de Educación, la CUT, los transportistas escolares y otros adhirieron al paro. Hoy el movimiento ha quedado en stand by, vale decir, en pausa.

UN TEMA NACIONAL
El tema nos involucra a todos: se trata de la educación, soporte de nuestra sociedad. ¿Pero quiénes han dado inicio a esta revolución? ¿Qué hay detrás de los petitorios para modificar la LOCE, acabar con la Jornada Escolar Completa (JEC) y lograr que la PSU sea gratuita? Nada más y nada menos que un cuestionamiento directo de los primeros “hijos de la democracia”.
Así, las demandas estudiantiles sólo dan cuenta de la punta de un iceberg que tiene una mayor relevancia no sólo para los alumnos secundarios, sino para todos los ciudadanos: Chile requiere con urgencia muchas otras reformas constitucionales. Y gran cantidad de estas modificaciones ni siquiera están en la agenda nacional.
Las movilizaciones estudiantiles van más allá. Se está cuestionando parte importante de las bases de sustentación cultural del modelo económico: la profunda división de clase (educación de excelencia para «patrones» y de bajo nivel para «empleados») y lo inaceptable de mantener toda esta estructura a 16 años del «gran cambio democrático» experimentado por Chile.
También se ha puesto en cuestión la mercantilización de la educación, que la ha convertido en un negocio suculento para muchos inescrupulosos, quienes han contribuido a una educación de mala calidad para los pobres, formación que propicia y ampara el sistema en su concepción global: gentes menos informadas y más dóciles serán mejores consumidores y trabajadores menos conflictivos.
Cuando a mediados de abril comenzaron las movilizaciones, los petitorios a nivel nacional, eran los siguientes:
1-Derogación de la LOCE, por poco representativa y excluyente.
2-Implementación correcta de la JEC, ya que es sólo una prolongación de las malas condiciones educacionales de los colegios municipalizados, donde -dicen los estudiantes- a veces ni siquiera asisten los profesores. Algo que está a la vista es la falta de infraestructura adecuada para el funcionamiento de la JEC. Esta modalidad también requiere de un reordenamiento de los talleres en la jornada extendida, ya que fue implementada desde una perspectiva centralista, en desmedro de la realidad de los estudiantes de regiones.
3-Un buen servicio de alimentación para los alumnos que requieran este beneficio.
4-Gratuidad de la inscripción a la PSU.
5-Gratuidad del Pase Escolar.
LOCE Y JEC, ACLARANDO CONCEPTOS
La sigla ha estado en boca de todos durante las últimas semanas, pero ¿cuál es la historia detrás de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE)?
Promulgada por la dictadura el 10 de marzo de 1990, un día antes de que Augusto Pinochet dejara La Moneda y asumiera la presidencia el DC Patricio Aylwin, esta legislación logra quitar la responsabilidad al estado de ser garante de la educación e introduce a los privados como agentes administrativos, estableciendo la libertad de enseñanza.
Esto abre la posibilidad de seleccionar a los estudiantes, muchas veces primando criterios económicos, lo que en síntesis somete a la educación a un mercado, creando escuelas para ricos y pobres. A los responsables de los establecimientos se les llama sostenedores y no especifica ningún tipo de convenio con los docentes, conocidos ahora como colaboradores (hasta se puede entender que estos podrían ejercer su labor en forma gratuita).
El senador Camilo Escalona (PS) señaló a El Ciudadano que hace varios años que esta ley debió modificarse, pero que la derecha no lo ha permitido. “(Hemos tenido) muchas dificultades en estos primeros 15 años de transición, porque detrás de la LOCE hay amigos poderosos que no han querido que se modifique. Es malo tratar de eludir la responsabilidad que tenemos los partidos de gobierno, pero la verdad es que la municipalización se le ocurrió a la derecha, no a nosotros”.
Respecto a la Jornada Escolar Completa, según un estudio hecho por la Pontificia Universidad Católica de Chile, mientras el 74,6% de los alumnos de educación básica declara que ha mejorado su rendimiento escolar con ella, sólo 4 de cada 10 opinan eso en enseñanza media. 66 de cada 100 niños van motivados al colegio con la JEC; mientras que en la media son apenas 33.
Originalmente la Jornada Escolar Completa era un proyecto en el cual los alumnos tendrían clases solamente en las mañanas y en las tardes tendrían talleres o clases de estudio dirigido, en las que se dedicarían a hacer tareas, trabajos o simplemente estudiar para la pruebas más próximas, asesorados por especialistas. Pero esta medida no se ha cumplido en la enseñanza media, por variados motivos. Sólo por nombrar un ejemplo, muchos estudiantes secundarios son jóvenes de escasos recursos que trabajan, para ayudar a su familia en la economía del hogar. Con este nuevo sistema no pueden hacerlo por falta de tiempo. Esto provoca que muchos de ellos opten por abandonar los estudios.
Si bien es cierto los petitorios nacionales son básicamente los mismos para todas las comunas del país, es necesario recalcar que cada provincia, cada localidad y cada establecimiento tiene sus propias necesida-
es y problemas que resolver.

LOS PROBLEMAS ESPECÍFICOS EN LA PROVINCIA
El Ciudadano realizó un recorrido por las comunas de la provincia de Valdivia, y concluyó que hay un movimiento organizado muy sólido y con peticiones específicas. Sumada a las diversas agrupaciones de educandos que han estado trabajando unidas, destaca la Federación de Estudiantes Secundarios de la Provincia de Valdivia Zona Sur (Fese) que incluye a las comunas de La Unión, Río Bueno, Futrono, Lago Ranco y Paillaco.
Su presidente, Carlos Westermeier, quien es además vicepresidente del centro de alumnos del Liceo de Paillaco nos comentó que “hay una cohesión entre los establecimientos acá en el sur, un trabajo generado en conjunto por los colegios. Uno de nuestros objetivos es canalizar los puntos comunes de cada establecimiento. ¿A dónde van a parar los recursos para los establecimientos de la provincia? La mayoría de sus condiciones son muy precarias”.
Una vez organizados, el plan era apoyar la causa nacional, pero dando cuenta de los problemas específicos. Los inconvenientes de la región metropolitana son muy diferentes a los de la décima región. Los alumnos de la Región de los Ríos dieron a conocer problemas graves por falta de agua potable, calefacción, agua caliente, alimentación y un largo etcétera.
Cristian Pérez, presidente del centro de alumnos del Liceo Industrial y encargado de coordinar el paro estudiantil en Valdivia, hizo de vocero de los estudiantes secundarios de la ciudad de los ríos. Respecto a las expectativas del paro, Pérez señaló que “tenemos que hacer prevalecer nuestra condición como región y es por esto que enviamos a dos representantes nuestros para que integraran el diálogo en la capital”.
Cristian Riffo, presidente del centro de alumnos del Colegio Salesiano de Valdivia y miembro del Tricel de la federación de estudiantes, comenta que hay que “taparle a la boca a algunos diputados que han dicho que los estudiantes no están preocupados de nada, que no están ni ahí.”
Los problemas de los liceos regionales se alejan mucho de la realidad capitalina. Alberto Barros del Liceo San Luis de Alba de San José, señala “tenemos problemas en el internado, las raciones llegan sólo a 200, de las 300 necesarias. En cuanto a la infraestructura, hay aparatos inservibles, tenemos que conseguir leña para la calefacción entre los alumnos, no hay teléfonos ni Internet”.
Marta Herrera del Liceo Comercial de Valdivia, comenta que “(nuestros) mayores problemas son los duales: los alumnos deben estar una semana en las aulas y la siguiente en la empresa. Los chicos van a barrer, a servir café, cuestión que no tiene nada que ver con la especialidad. Las prácticas deberían ser pagadas, porque estamos cumpliendo una función”.
Y Mirta Ortega del Liceo Técnico de la misma ciudad, expresa que “con este paro se podrán socializar problemas como el alto nivel de endeudamiento de los municipios, que implica no hacer inversiones.” Otro tema que exige una solución.
No sin dificultades, alumnos del Liceo Agropecuario y Forestal de Lipingue, pertenecientes al Instituto de Educación Rural (IER) de la comuna de Los Lagos, se sumaron a las movilizaciones de los secundarios en todo el país. Sin embargo su primer intento fue reprimido por el equipo directivo del recinto educacional, que, con carabineros, les obligó a retirarse de las dependencias, siendo recibidos por sus pares del Liceo Alberto Blest Gana en sus instalaciones, quienes ya estaban en toma.
Diego Bastías, vocero del grupo, señaló que pese a que hubo instancias de diálogo no se lograron acuerdos, de allí entonces la decisión de movilizarse: “se busca mejorar las condiciones de habitabilidad de los jóvenes que permanecen internos. En invierno las piezas están húmedas, producto de la mala calidad de los baños que se inundan y eso se viene repitiendo hace bastante tiempo. Además en los cursos técnicos no existen las herramientas necesarias para cumplir con nuestras tareas”. Pese a ello y ante la negativa de los estudiantes de dialogar, a través del alcalde se destinaron algunos recursos para realizar algunas mejoras, principalmente en techumbres y sistema eléctrico.
En Río Bueno, el centro de alumnos del Liceo Vicente Pérez Rosales ha mantenido la toma con masivo respaldo del alumnado desde el comienzo de la actividad nacional. La presidenta del organismo, Carla Quezada, destacó la disciplina de los jóvenes en todo este periodo y valoró el respaldo del profesorado del establecimiento, que incluso emitió una declaración pública al respecto. Los estudiantes riobueninos han sostenido permanente diálogo con las autoridades comunales, que se han comprometido a resolver problemas estructurales del establecimiento, entre otras medidas.
El día miércoles 31 de mayo, el Liceo Agrícola San Javier se hizo presente, junto con el Liceo Industrial, en La Unión, tras una marcha de 7 kms. por la carretera, bajo una torrencial lluvia. Uno de sus alumnos nos comentó que su director, abiertamente, les habría mentido: “para calmarnos y evitar que participáramos en las manifestaciones, nos dijo que nos beneficiaría con la PSU gratis”.
La presidenta del centro de alumnos del Agrícola, Paulina Baader, señaló que, superando antiguas rivalidades, “ambos liceos se unieron en una marcha pacífica. Apoyamos en forma solidaria a los establecimientos de la comuna, ya que el caso de todos ellos no es el nuestro, porque nuestro sistema escolar es totalmente distinto”.
También se dio un especial fenómeno a nivel provincial: el apoyo de colegios particulares a la causa. Tal es el caso de lo sucedido con alumnos de educación media del Colegio Alemán de La Unión, quienes se adhirieron a la lucha organizada. “Nosotros creemos que como colegio particular debemos apoyar una causa justa. Por una cosa más que nada de conciencia social, porque nosotros no podemos esperar a que otros hagan las cosas. Alguna vez podemos tener una situación adversa.”, señalaron Alejandro Yung y Diego Fuchslocher, estudiantes de este liceo.
Igual situación ocurrió en Río Bueno, donde directivos estudiantiles del Colegio particular Santa Cruz respaldaron la toma del liceo Vicente Pérez Rosales, entregando su solidaridad y realizando jornadas de reflexión sobre los problemas que enfrenta la educación.
El día jueves 1 de junio, el diputado por el distrito 53, Alfonso De Urresti, junto al alcalde de Máfil, Angelino Leal y algunos concejales, se reunieron con alumnos de enseñanza media de la comuna, a fin de recoger las demandas estudiantiles, además de escuchar de primera fuente antecedentes sobre el déficit económico que le significa a la municipalidad la administración de la educación pública. En esta comuna, las movilizaciones corrieron por cuenta del
Liceo Agrícola, el Gabriela Mistral y el Santo Cura De Ars.

APOYO LOGÍSTICO: UNIVERSIDADES, PADRES Y APODERADOS

Los estudiantes de enseñanza superior también se manifestaron. En Valdivia, la UACh prestó su apoyo en todo momento a los secundarios y gran porcentaje del alumnado paralizó completamente sus actividades curriculares. Se efectuaron foros de información de la LOCE, generando debate y buscando posibles soluciones. En representación tácita de los estudiantes de la universidad, la Feuach ha asistido a las asambleas de los colegios a proponer una alianza de unificación en el conflicto. Carlos Antmann, rector de la Austral, manifestó en estos debates, respecto al apoyo de los estudiantes universitarios hacia los secundarios: “me parece natural y bien. Habiendo un movimiento que apunta a temas reales de la educación y desde ese punto de vista se reconoce la legitimidad de los movimientos de los estudiantes secundarios. Me parece positivo que los estudiantes universitarios expresen su apoyo.”
También han manifestado su respaldo a los estudiantes algunos representantes de los profesores. Marcelo Arancibia, profesor del Instituto de Filosofía y Educación de la UACh, dijo: “Vengo a ofrecer mi apoyo desde el área en la que yo me desempeño, como formador de profesores. Nuestra idea es colaborar en la discusión de los temas para ver cuáles son las verdaderas posibilidades de solución al sistema educacional”, concluyó.
Los apoderados también se han hecho parte, ya que ven en esta huelga el inicio de las negociaciones que propiciarán mejores condiciones de educación para sus hijos. Respecto a esto se pronunció Patricio Villegas, dirigente de la Federación de Padres de Colegios Municipalizados en Valdivia: “es un apoyo principalmente logístico, que consiste en darles las herramientas necesarias a los muchachos para que esto no se les desbande. Nosotros como padres los vamos a apoyar hasta las últimas consecuencias”, señaló.
SE MUEVE, SE MUEVE
Tras varias semanas de protestas, manifestaciones y tomas de liceos y colegios, el movimiento secundario logró que, a fines de mayo, la presidenta Michelle Bachelet resolviera algunas de sus reivindicaciones. La primera mandataria estableció, dentro de una agenda a corto plazo, la creación de becas para rendir la PSU, la gratuidad del pase escolar y diversas mejoras en las condiciones para la JEC. En los temas de largo plazo, se comprometió con la creación de un proyecto para modificar la LOCE y cambios en el Ministerio de Educación. Sin embargo, debido al alto costo que implicaba, no consideró liberar la tarifa del transporte público, afirmando que se había hecho «el máximo esfuerzo».
Pero los estudiantes no se declararon satisfechos y llamaron a un paro nacional para los primeros días de junio. «Si algunos quieren seguir en un paro es algo que dentro de la democracia es factible, pero, la reforma de la Educación va con paro o sin paro», respondió la Bachelet a los secundarios. Sin embargo, el tema se debatía en estos días en una sesión especial del Senado para evaluar las problemáticas asociadas a la educación que han quedado en evidencia tras esta serie de acontecimientos.
Y que la cosa seguramente no terminará aquí, lo demuestran los diversos paros y tomas de escuelas básicas ocurridas en el país en el marco de la movilización secundaria, como la de la riobuenina Escuela Patricio Lynch por solidaridad y por sus demandas propias y el rumor de una eventual toma de la escuela Colonia Diumén, en la misma comuna, por parte de apoderados que exigen solución a algunas de sus demandas.
En síntesis, las históricas jornadas de lucha secundaria son clara señal de que en adelante viviremos tiempos agitados. Los diversos
sectores sociales, gracias a la clase magistral de los estudiantes, están redes cubriendo el poder de la movilización.

Equipo Ciudadano

POR UNA EDUCACION LIBRE Y GRATUITA
Los estudiantes en forma comprometida y consecuente, le están cobrando al Estado una deuda pendiente y es un deber para el gobierno escucharlos y hacer todos los esfuerzos necesarios por encontrar una solución definitiva para un tema que nos afecta a todos y del cual depende el futuro de nuestros hijos y de nuestro país.
Como madre y profesora, he vibrado con la movilización estudiantil, especialmente porque los jóvenes han demostrado que son capaces de luchar por sus derechos, por una causa justa, que tienen opinión e ideas claras. Esto es un ejemplo para muchos adultos, un llamado a dejar la actitud contemplativa y hacer todo lo necesario para tener la sociedad más justa e igualitaria que todos queremos.
Los alumnos y alumnas de Enseñanza Media merecen todo nuestro respeto y apoyo porque sus demandas son motivadas por un sentido de justicia social y para beneficio de todos. Los adultos tenemos que recordar aquel dicho popular que dice “la vaca no se debe olvidar que fue ternera”. La generación a la que pertenezco, siendo estudiantes, luchó por el retorno a la Democracia, que con sangre, sudor y lágrimas conseguimos; los estudiantes ahora reclaman educación de calidad, la que pasa por una reforma de fondo que implica derogar la LOCE, última jugada de un régimen que nos dividió, nos dañó y nos dejó de herencia torturados, detenidos desaparecidos, individualismo y una mochila de malos recuerdos.
Tengo confianza que nuestra presidenta no escatimará esfuerzos por corregir el sistema educacional, de modo que la educación efectivamente sea el recurso que iguale las condiciones de hombres y mujeres de nuestro país, ya que ningún ser humano está completo hasta que no se educa.

Ligia Gallegos
movimiento

BREVE HISTORIA DE LA EDUCACION CHILENA

Desde la década del 60 y hasta el término del gobierno de la Unidad Popular, la educación chilena, en todos sus niveles, sufrió un auge sin igual en la corta historia republicana de nuestro país.
En efecto, el concepto de igualdad de oportunidades se tradujo, como nunca, en práctica sistemática, ya que los establecimientos educacionales abrieron sus puertas para que ingresaran por ellas los hijos de los pobres y de la naciente clase media.
Al mismo tiempo que los liceos y las universidades hacían crecer sus matrículas, los sucesivos gobiernos de Alessandri, Frei Montalva y Allende aumentaron el presupuesto del Ministerio de Educación. Hablamos de una época en que todo el sistema educacional chileno dependía directamente de esta repartición, haciéndose evidente el compromiso del Estado. Existía conciencia entre los gobiernos de turno de que la educación era el principal medio y herramienta para salir de la pobreza y el subdesarrollo cultural.
Pero súbitamente se vino la noche para la educación chilena. A partir de la toma del poder por la vía violenta de los militares chilenos, se procedió a transformar al sistema educacional.
Habiendo tomado nota de que la educación era una peligrosa herramienta para terminar con la pobreza, los militares y los ideólogos civiles del gobierno procedieron a trastocar los valores que la habían sostenido durante los últimos años.
Primero se ensañaron con las universidades. A excepción de la Universidad Católica, alma mater de los ideólogos civiles de la dictadura. Se nombraron en todas ellas rectores delegados, los cuales deberían velar por el apoliticismo de los estudiantes y poner en práctica una limpieza ideológica de los claustros de profesores. La represión física fue dura en algunas casas de estudio.
La Universidad Técnica del Estado y la Universidad de Chile llegaron a ser bombardeadas.
La represión del pensamiento se logró imponer por la fuerza en las universidades chilenas.
Pero como los militares -y sus ideólogos civiles- deseaban hacer perdurar su legado, y tal vez disfrutar de él, decidieron fijar por ley nuevas reglas para la educación chilena. Todo sin discusión, por supuesto.
Lo primero fue traspasar la administración de escuelas y liceos a las municipalidades, las cuales debían hacer uso de los recursos monetarios que el Estado les entregaba, cada vez más escuálidos, dicho sea de paso.
En cuanto a las universidades, hubo consenso en torno a que había que devolverlas a su grupo original: la élite.
Y para esto se terminó con los aranceles diferenciados, y la práctica gratuidad para los sectores pobres, y se crearon nuevos y modernos métodos de financiamiento.
El Aporte Fiscal Directo, suma fija que entrega el Estado para las universidades existentes antes de 1980, y que se fue reduciendo en su porcentaje en la medida que aumentaba el Aporte Fiscal Indirecto, el cual instalaba el concepto de competencia en la educación chilena al otorgar un monto extra a aquella universidad que captara a uno o más de los 20.000 mejores puntajes de la Prueba de Aptitud Académica. Este aporte extra era mayor si el alumno optaba por carreras del área de la salud o la ingeniería.
Finalmente, el Estado chileno pasó a convertirse en prestamista con la creación del Crédito Fiscal Universitario, préstamo otorgado por el Estado para aquellos estudiantes de escasos recursos que lo acreditaran.
Otra historia es el de las Universidades y Centros de Formación Técnica privados, los cuales ahora podían ser creados por cualquiera, ya que no se necesitaba una ley especial para hacerlo. Con esta medida concreta se hacía patente la completa entrega de la educación al libre mercado.
La dictadura ocupó toda la década del 80 como marcha blanca, y una vez impuesta la nueva concepción de la educación en la sociedad chilena, se ocupó de atar constitucionalmente todas estas medidas mediante la LOCE 18.962.
Hoy han pasado 16 años de gobierno de la Concertación de Partidos por la Democracia. La medida más concreta de todos estos años ha sido aumentar el gasto sostenidamente en Educación. Se han recuperado los ritmos de incremento de la década de los sesenta y hasta principios de los setenta, del orden del 10% a 11% anual. De hecho el gasto fiscal en educación prácticamente se triplica entre 1990 y el 2000, pasando de $589.583 millones en 1990 a $1.573.291 millones, el 2000 .
En todo caso es sabido que un cambio radical en la Educación chilena va mucho más allá de un incremento sostenido de los recursos monetarios. Ella es el reflejo, y el producto, de una visión impuesta sin discusión en la sociedad chilena, una visión impuesta por la vía violenta, que ha dejado como legado en el léxico conceptos como competencia, privatización y eficiencia. Todas palabras lejanas a las que alimentaron alguna vez nuestros sueños: justicia, igualdad, solidaridad. Y que sin duda requieren recordarse, así como nuestra propia historia, para así repensar el presente y construir el futuro.

Jose Luis Flores


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