Con la exhibición de dos documentales y de su filme de ficción más exitoso, La Frontera, las dos instituciones recuerdan el valor de la obra de un realizador que marcó su época y a quienes trabajaron con él.
- La trilogía es una panorámica de la visión que Larraín tenía sobre el país, la que expresó a lo largo de toda su extensa obra.
- Los filmes serán presentados el lunes 4 (con invitación), el martes y el miércoles 6 (con entrada liberada).
Con una función especial de la película Raúl Silva Henríquez, el Cardenal, la Cineteca Nacional de Chile, en conjunto con el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, rendirá un homenaje al director Ricardo Larraín, el próximo lunes 4 de abril.
El homenaje se extenderá a los días martes y miércoles con las exhibiciones de las películas Pasos de Baile (martes 5 a las 20.00 horas) y La Frontera (miércoles 6 a las 20.00). Ambas funciones tendrán entrada liberada, siendo la primera solo por invitación.
Fallecido el pasado 21 de marzo – debido a un cáncer linfático, contra el que luchó por diez años, sin que esto le impidiera continuar con su trabajo-, Larraín destacó en el cine desde su primer largometraje: La Frontera, estrenado en 1991 en salas nacionales y por el que, al año siguiente, obtuvo el Oso de Plata en el prestigioso Festival de Berlín por la dirección del mismo.
Posteriormente, realizó tres largometrajes de ficción (El entusiasmo, Chile puede y El niño rojo) y tres elogiados documentales (Dime como bailas y te diré quién eres; Raúl Silva Henríquez, el Cardenal y Pasos de Baile).
Paralelamente, desarrolló una destacada labor en publicidad, realizando más de 200 spots. Además, en 1988, formó parte del selecto grupo de realizadores que diseñó la campaña televisiva para la «Franja del No», emitida durante los meses previos el plebiscito que pondría fin a la dictadura.
Asimismo creó la Escuela de Cine de la Universidad Mayor, liderando ese proyecto académico por diez años.
El Ministro de Cultura, Ernesto Ottone, señala que «Larraín fue el cineasta de la transición por excelencia. Su obra más reconocida, La Frontera, marcó uno de los hitos más relevantes para la cultura de Chile tras el retorno a la democracia, logrando volver a posicionar nuestro séptimo arte en el mundo. A pesar de habernos dejado, permanece vivo su legado, su obra y su indiscutible aporte al fortalecimiento de la identidad nacional”.
Mónica Villarroel, directora de la Cineteca Nacional de Chile, agrega que “fue un creador en el sentido pleno del término. No solo obtuvo uno de los mayores logros para el cine chileno con el Oso de Plata en el Festival de Berlín para su película La Frontera, sino fue capaz de recoger las claves de nuestra identidad, desde los albores de la patria hasta los dolorosos años de la dictadura, en la multiplicidad de su obra cinematográfica, que contempla tanto sus más conocidas películas de ficción como documentales, películas para TV y cortos, menos difundidos.
“Igualmente fue un ser humano integral, capaz de convocar y conducir equipos de trabajo, con los que compartía un estilo de hacer las cosas pleno de gozo, profesionalismo y amistad. Esa característica le permitió siempre estar muy cerca de los jóvenes, especialmente en los últimos años, cuando compartió su vida de cineasta con la de académico y decano en la Universidad Mayor. Larraín deja una huella importante en el cine chileno, en la academia y sobre todo en su familia y amigos. Es de esos creadores que trascienden, no solo por su obra, sino por su gran humanidad”, añade Villarroel.
Las películas del ciclo
Raúl Silva Henríquez, el Cardenal (1997)
Lunes 4 de abril. 120 minutos.
La figura de Raúl Silva Henríquez destacó por su trascendencia en los conflictos sociales y políticos de Chile durante su desempeño como Cardenal de la iglesia Católica. Estas características son expuestas en esta película que documenta la importancia del religioso en la historia del país.
Pasos de baile (2000).
Martes 5 de abril. 95 minutos.
Documental centrado en los ganadores de «Baila domingo», programa-concurso televisivo de los años ’80 en el que se elegía a las mejores parejas de una pista. La cámara de Larraín registró la historia de estas personas a lo largo de 12 años, a partir del episodio final del espacio, grabado en 1984 en un día de semana y de sus reacciones cuando, en su casa, se vieron en la televisión durante la emisión del espacio. El filme permite entrever los cambios ocurridos en el país desde los años de dictadura hasta los días de una incipiente democracia.
La Frontera (1991).
Miércoles 6 de abril. 118 minutos.
Acusado de agitar actividades gremiales, el profesor Ramiro Orellana (Patricio Contreras) es relegado al sur de Chile, un territorio marcado por las catástrofes naturales llamado comúnmente la frontera. Sometido a un férreo control autoritario, revivirá todos los dolores del exilio que lo hizo estar alejado de su hijo. En esta nueva vivencia conocerá a Maite, una refugiada de la guerra civil española, con la cual vivirá una relación que lo hará recuperar la sensibilidad perdida. Mientras tanto, como una sombra se trepa por el pueblo la amenaza de un nuevo maremoto. Ganadora del Oso de Plata en el Festival de Cine de Berlín y del Premio Goya a la Mejor película de habla hispana.
Biografía completa
Nacido el 27 de abril de 1957, Ricardo Larraín egresó de la Escuela de Artes de la Comunicación de la Universidad Católica de Chile en 1978, justo antes del cierre de esta unidad académica.
Su primer trabajo como director fue con el cortometraje La hora del sereno (1982), un trabajo en stop-motion realizado junto a Vivienne Barry, centrado en el recordado personaje de la Colonia que recorría las calles alumbrando los faroles y anunciando la hora. Luego, realizó el mediometraje en formato video Rogelio Segundo (1983), basado en un relato de Alfonso Alcalde y producido por el Programa de Medios Audiovisuales de la Universidad Católica; la película obtuvo ese año el Premio del Festival Latinoamericano de Televisión Universitaria, efectuado en Lima. Paralelamente, fue profesor de la cátedra “Estimulación de la creatividad y lenguaje visual” en la Universidad Católica de Chile.
Como muchos otros cineastas de aquella época, trabajó en publicidad, realizando en su carrera más de 200 spots. Sobre la base de esa trayectoria, y con la convicción de poder hacer un cine de mayor alcance en el país, fundó las productoras Filmocentro-Cine y Cine XXI. Así, en 1989 estrena el documental Dime como bailas y te diré quién eres, el cual sigue a una pareja que triunfa en un concurso televisivo de baile. Un año antes, Ricardo Larraín formó parte del selecto grupo de realizadores que estuvo a cargo de la “Franja del No”, espacio televisivo destinado a mostrar las opciones existentes en el Plebiscito de 1988, que terminó con la dictadura militar. Por entonces es también elegido como director de la Asociación de Productores de Cine y Televisión de Chile.
Ya a comienzos de la nueva democracia, comenzó a trabajar en su primer largometraje de ficción: La Frontera. Escrita junto al guionista argentino Jorge Goldenberg, la cinta tuvo su primer espaldarazo en el Concurso de Guiones Inéditos del Festival de La Habana de 1989. Estrenada finalmente el 25 de octubre de 1991 en Santiago, la película tuvo una fuerte repercusión en la crítica y en el público. Se la considera, junto a La luna en el espejo de Silvio Caiozzi, como representante de un nuevo renacer del cine chileno.
Estas buenas impresiones se confirman al año siguiente, cuando obtuvo el Oso de Plata al Mejor Director en el Festival de Cine de Berlín. Un galardón inédito entonces para el cine chileno. Ese mismo año La Frontera obtuvo el Premio Goya a la Mejor Película Extranjera de Habla Hispana, importante galardón entregado por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.
Seis años después estrenó Raúl Silva Henríquez, el cardenal (1997), documental centrado en la trascendental figura del sacerdote y defensor de los Derechos Humanos durante la dictadura. La producción obtuvo el Primer Premio de largometraje documental en el Festival de Cine sobre Derechos Humanos en América Latina, realizado en Buenos Aires.
Al año siguiente, regresó a la ficción con El entusiasmo, filmada en pleno desierto de Atacama, protagonizada por las reconocidas actrices españolas Maribel Verdú y Carmen Maura, y con una trama donde se critica al excesivo optimismo económico de la transición chilena. Esta cinta, sin embargo, no alcanzó la misma aceptación que su anterior largometraje.
Llegado el nuevo siglo, estrenó el alabado documental Pasos de baile (2000), donde retoma, 12 años después, a los personajes de Dime como bailas y te diré quién eres. Ese mismo año fue nombrado director del área dramática de Canal 13, cargo que desempeñó sólo durante un año. Seguirá, de todas formas, trabajando para la televisión, realizando el año 2005 el telefilme Alberto: ¿Quién sabe cuánto cuesta hacer un ojal?, centrado en la juventud de San Alberto Hurtado. Luego, el 2007, se unió a “Héroes”, ambicioso proyecto de Canal 13 centrado en los principales protagonistas de la Independencia del país. Larraín dirigió el primer episodio de la serie, titulado O’Higgins, vivir para merecer su nombre.
Paralelo a estos trabajos, el año 2004 ayudó a crear la Asociación Gremial de Directores y Guionistas de Chile, mientras que en 2006 fundó y la Escuela de Cine de la Universidad Mayor, que dirigió. Es en este mismo año cuando es diagnosticado de linfoma de no-Hodgkin, enfermedad que sobrellevó durante casi una década.
Pese a ello, en 2008 retornó a la pantalla grande con la comedia Chile puede, escrita y protagonizada por Boris Quercia, en el rol de un improvisado primer astronauta chileno en llegar al espacio. El 2011 produjo el documental Mauchos, dirigido por Sebastián Moreno, centrado en las catastróficas consecuencias del terremoto del 27 de febrero de 2010 en Constitución.
Durante estos últimos años su gran interés fue continuar trabajando sobre la figura de Bernardo O’Higgins. Así, el 2014 produjo y dirigió la serie El niño rojo, emitida por Mega en el mes de octubre y que retrata la niñez y juventud del prócer. Paralelamente, estrenó una versión para salas de cines. Su idea era realizar una trilogía centrada en el Padre de la Patria, para la cual ya había obtenido financiamiento para la segunda parte, titulada El guerrero enamorado, la que ya estaba produciendo y que se centraría en la vida sentimental de O’Higgins. La saga culminaría con un filme enfocado en sus años en el exilio.
En la noche del 21 de marzo, cerca de las 20 horas y a los 58 años, falleció víctima del cáncer linfático que sufría desde el año 2006.