La reunión anual que organiza la FED para analizar la evolución de la economía, con la participación de los presidentes de los principales bancos centrales del mundo, ratificó que desde el segundo trimestre se inició un proceso de desaceleración global y que las autoridades monetarias del mundo tienen discrepancias en cómo enfrentarlas. La mayoría de los miembros de la Reserva Federal están según sus actas por reiniciar las políticas de estímulo, pero las discrepancias conducen al organismo a actuar con cautela. Mientras tanto, el Banco de Japón intensificará los montos a entregar al mercado financiero, en una decisión que aparece insuficiente para frenar su desaceleración, agravada por la apreciación del yen. Se entra al último mes del tercer trimestre en este cuadro de incertidumbre que no puede sino repercutir a nivel global. La crisis sigue teniendo como epicentro a los países desarrollados, ante todo en este momento EE.UU. y Japón, pero siempre con fuertes desequilibrios al interior de la Unión Europea.
Anualmente la Reserva Federal organiza un simposio económico de alto nivel, con la activa participación de los principales bancos centrales y personas del mundo académico, en medio de las Montañas Rocosas, en Jackson Hole, cuya intervención inicial es efectuada por el presidente de la FED. Dos hechos acaecidos en los días anteriores aumentaron la expectación por la cita. Por una parte, la última reunión de la Reserva Federal, dos semanas antes de la reunión, mostró que sus integrantes estaban profundamente divididos en cómo actuar frente a la desaceleración evidente de la economía norteamericana. De otra, las cifras corregidas del producto norteamericano correspondiente a abril-junio confirmaron, tal cual se preveía, que la desaceleración era muy superior a lo estimado oficialmente hasta ese momento. El crecimiento fue de únicamente 0,4% con relación al trimestre anterior, 1,6% en cifras anualizadas.
El proceso de recuperación iniciado en el segundo semestre de 2009, luego de la recesión más larga desde la registrada durante la Gran Depresión, pasó a ser –para utilizar la expresión empleada por el presidente de la FED, Ben Bernanke en su alocución inicial– “modesto”. “El que exprese más que eso –reafirmó el presidente de la FED de Kansas, Thomas Hoening– se equivoca” (30/08/10). No podía ser de otra manera dado que el programa de estímulo fiscal alcanzó su mayor efecto en los últimos meses de 2009 y luego se ha ido debilitando. “El estímulo funciona cuando se aplica –insiste Paul Krugman-, pero no se aplicó a una escala suficiente y necesitamos otra ronda” (05/09/10).
Un crecimiento anualizado de 1,6% vuelve la tasa de incremento del producto norteamericano al mismo nivel anotado en el tercer trimestre de 2009, el primero con cifras positivas luego de varias en rojo. La crisis económica de EE.UU. es de larga duración, con la posibilidad real de que se produzca una “doble zambullida”, como aconteció a comienzos de la década de los ochenta, o sea una nueva recesión poco tiempo después de la anterior. “Esta crisis –manifestó Carmen Reinhart, académica de la Universidad de Maryland, en Jackson Hole- durará casi diez años en los países más endeudados, tanto EE.UU. como España entre ellos, y apenas llevamos tres desde que estalló” (29/08/10).
Crecimiento del PIB de las principales economías industrializadas
(Fuente: Bloomberg. Variación trimestral anualizada) |
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Período | EE.UU. | Eurozona | Japón |
2008, enero-marzo | -0,7 | 3,0 | 1,2 |
abril-junio | 0,6 | -1,5 | -4,0 |
julio-septiembre | -4,0 | -1,8 | -4,3 |
octubre-diciembre | -6,8 | -7,4 | -9,6 |
2009, enero-marzo | -4,9 | -9,8 | -15,8 |
abril-junio | -0,7 | -0,3 | 6,9 |
julio-septiembre | 1,6 | 1,6 | 0,4 |
octubre-diciembre | 5,0 | 0,5 | 4,6 |
2010, enero-marzo | 3,7 | 0,8 | 5,0 |
abril-junio | 1,6 | 4,0 | 0,4 |
En la cita se reprodujo la división expresada en la FED entre quienes ven la necesidad de nuevas medidas de estímulo anticíclico -que como revela el acta de la reunión constituyen la mayoría- y aquellos que ponen en el centro las consecuencias a futuro de esas acciones y están por retirarlas. La mayoría teme que una desaceleración aún mayor podría conducir a la economía norteamericana a un curso deflacionista como el experimentado por Japón. El escenario fue, por tanto, absolutamente diferente al existente un año antes cuando se pensaba mayoritariamente que la Gran Recesión ya era un tema del pasado.
“El presidente de la Reserva Federal (…) –comentó Financial Times– tenía que caminar por un sendero estrecho en el escenario de Jackson Hole. Tenía que dar información a un escenario nervioso sobre lo que podría desencadenar una política más expansiva de la FED a la luz de una economía más débil (…). Pero tenía que hacerlo sin adelantarse a las conclusiones de un comité de la FED donde los puntos de vista difieren” (30/08/10). Por tanto, no dejó claro la conducta futura, subrayando eso sí que se “resistiría con fuerza las desviaciones de la estabilidad hacía la baja”. Mostrando abiertamente la preocupación por una posible deflación.
Bernanke dejó en suspenso la posibilidad de reanudar la política de “relajamiento cuantitativo”, es decir aumentar la masa monetaria directamente en el mercado, sin pasar por la banca comercial. “Un riesgo de una mayor expansión del balance –expresó– surge del hecho que, a falta de más experiencia con esta opción, no tenemos conocimiento preciso de los efectos cuantitativos de cambios en nuestras posiciones en las condiciones financieras”. Se está actuando en un escenario sin experiencias anteriores al recurrirse a procedimientos monetarios no tradicionales. “Otra preocupación asociada a la compra de activos adicionales –agregó- es que expansiones sustanciales del balance podrían reducir la confianza pública en la capacidad de la FED en ejecutar una salida tranquila (…) en el momento apropiado”.
“Los banqueros centrales solos –dijo Bernanke en el simposio– no pueden resolver los problemas económicos en el mundo”. Expresó así su preocupación por la cautela en el gasto de la población, que reduce el crecimiento económico. “Los hogares de manera colectiva están incluso más cautos –expresó en su alocución– acerca del panorama económico y de sus propias perspectivas de lo que nosotros creíamos antes”. Ello entra en contradicción con disminuir las políticas anticíclicas porque no se produciría una reacción desde el sector privado.
“El balance de riesgo –escribió el principal comentarista sobre Washington de Financial Times, Clive Crook– se inclina a favor de más estímulo fiscal y monetario. Los políticos –añadió- parecen destacar lo primero y una Reserva Federal dividida duda sobre lo segundo. Los líderes de Estados Unidos –concluyó- están decepcionando al país” (31/08/10). La administración Obama, insistió en el mismo sentido Martín Wolf, “ha perdido credibilidad (…) y las posibilidades de una expansión fiscal renovada han desaparecido” (01/09/10). Más aún cuando en las próximas elecciones parlamentarias se prevé un avance de los republicanos.
La Unión Europea llevó este debate a la minicumbre del G-20 efectuada a comienzos de septiembre Corea del Sur, demandando de EE.UU. y Japón “un ambicioso programa de consolidación fiscal” (04/09/10), cuando estos países viven una profunda desaceleración económica. En Europa, señala el documento que fija su posición “las nuevas medidas de consolidación fiscal para 2010 y 2011 han contribuido a restaurar la confianza de los inversores y a estabilizar la situación”. En cambio, “los riesgos han aumentado en EE.UU. y Japón”. El FMI se ha sumado a esta posición, retomando la posición que agravó la crisis de Argentina y el sudeste asiático. Por ejemplo, previo a la minicumbre sostuvo que EE.UU. no dispone de más margen fiscal por el agudo incremento de su deuda pública, colocándose junto a los sectores más a la derecha en el debate interno que se desarrolla en la más grande economía mundial. Si no se revierte el curso a la desaceleración se resentirán los ingresos fiscales y ello tiende a conducir a incrementos en el déficit y en la deuda pública.
La acentuada desaceleración no fue obstáculo para que los bancos estadounidenses en el segundo trimestre registrasen sus mayores utilidades en casi tres años, alcanzando a US$21.600 millones, de acuerdo con el informe de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos al 30 de junio. Estas ganancias se concentraron en las grandes instituciones y no en aquellos de menor envergadura. Por ello, se incrementó el listado de “bancos con problemas”, en su nivel más alto desde 1992, y crece el número de instituciones intervenidas o cerradas.
La economía japonesa también proporcionó en abril-junio manifestaciones fuertes de desaceleración, al crecer sólo 0,1% con relación a enero-marzo. El índice de precios al consumidor experimentó en julio su décima séptima caída consecutiva en términos interanuales, el país se encuentra sumido en un proceso deflacionario. Mientras tanto, el yen experimenta una acentuada revaluación, alcanzando en agosto un nivel máximo en quince años con relación al dólar y en diez años en comparación con el euro, deteriorando la competitividad de sus exportaciones y de la producción interna frente a importaciones. La elevada deuda pública, que se aproxima a un 200% del producto, dificulta aplicar medidas fiscales. Por ello, el gobierno presionó al Banco de Japón para que reaccione frente a la apreciación cambiaria, interviniendo en el mercado, lo cual no hace desde marzo de 2004.
La gravedad de la situación obligó al presidente del banco central nipón a regresar urgentemente de Jackson Hole. En una reunión de emergencia el Banco de Japón decidió mantener sus tasas de interés en 0,1% al tiempo que, para intentar debilitar su divisa, acordó incrementar los créditos a instituciones financieras y bancos de veinte a treinta millones de yenes. No acogió la demanda de intervenir directamente en el mercado, adquiriendo otras divisas. A su turno, el primer ministro Naoto Kan anunció un conjunto de medidas por un monto de 920.000 millones de yenes, entre las cuales está subsidiar la adquisición de electrodomésticos con bajo consumo energético y la contratación de jóvenes recién licenciados, el sector más golpeado por una desocupación que también crece, siendo la peor desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Ambas decisiones –la del gobierno y la del Banco de Japón- aparecen insuficientes para frenar la desaceleración y la apreciación del yen.
El mayor crecimiento global proviene desde Asia, ante todo China, exceptuando desde luego a Japón. “Países como Alemania, capaces de exportar a Asia –señaló Paul Romer, de la Universidad de Stanford-, sacaron provecho de este crecimiento: los gobiernos y los analistas –añadió- sobrerreaccionaron a esta noticia y pensaron que la salida de la crisis podía ser más veloz. Pero no. La historia demuestra que se sale muy lentamente de las recesiones que están acompañadas de crisis financiera, como ésta” (29/08/10), coincidiendo con Carmen Reinhart.
La mejoría de la actividad económica en la eurozona durante el segundo trimestre no modifica sus altas tasas de desempleo, que en julio alcanzó siempre a un 10% de la fuerza de trabajo, el mismo porcentaje de junio, siendo el más elevado en doce años, de acuerdo a las estadísticas de Eurostat. Cerca de 16 millones de personas se encuentran sin trabajo, cantidad equivalente a las poblaciones de Bélgica e Irlanda. Los hechos confirman que de producirse algo de crecimiento sería débil y no resolviendo el tema del desempleo de masas.
Las cifras de desocupación confirman que Europa se mueve a dos ritmos. Alemania y Holanda, anotan porcentajes inferiores al 7%. En cambio, España registró en julio un 20,3%. El crecimiento del desempleo se expresa crudamente en los países sometidos a fuertes políticas de ajuste fiscal. La calificadora de riesgo Standard and Poor’s en su informe a fines de agosto sobre la evolución de la economía europea concluyó en que “el ajuste fiscal y la débil mejoría de la competitividad con el exterior penalizaron a España y otros países de la ‘periferia sur’, donde es improbable que aparezcan signos palpables de crecimiento antes de finales del próximo año” (01/09/10). Para España prevé una contracción en 2010 de 0,5% del PIB, continuando así su proceso recesivo.
José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, destacó que la clave en el curso futuro de los acontecimientos reside en las políticas económicas que se lleve o no adelante. De allí la gravedad de las vacilaciones de la FED. Esta actitud, unida a que el gobierno de Obama despliega escasas iniciativas, y el giro hacía la consolidación fiscal dominante en Europa, mantiene latente el peligro de una nueva recesión. Para los analistas de la clasificadora de riesgo Moody`s el riesgo de una recaída es “incomparablemente alto”. Goldman Sachs considera que la probabilidad de una recesión es de un 20% y Nouriel Roubini lo eleva al 40%. “Lo que estamos haciendo –enfatizó Joseph Stiglitz– es crear las condiciones para una enfermedad japonesa de largo plazo, con un crecimiento débil durante un período de tiempo prolongado” (30/08/10).
El curso de la economía mundial necesariamente repercute negativamente en América Latina. Los países más afectados son los que dependen en lo fundamental de Estados Unidos, como México y las naciones centroamericanas y del Caribe. En cambio, en los países de América del Sur exportadores de commodities la demanda proveniente desde China contrarresta en forma importante hasta ahora la desaceleración global. “(…) la demanda china –constató Economist Intelligence Unit- ha resultado ser, y se prevé que seguirá siendo, un impulso para países como Brasil, Chile y Perú, que son los principales exportadores de China en la región (…)” (31/08/10). La economía sudamericana es cada vez más dependiente de exportaciones vinculadas a recursos naturales. Si en 1999, según Cepal, representaban un 26,7% del total; en 2009 fue de 38,8%.
Por Hugo Fazio
El Ciudadano