La creciente disminución en la disponibilidad de agua para consumo humano y riego y las deficientes políticas públicas por parte del Estado en el manejo de cuencas son sólo algunos de los problemas que la AIFBN aborda este año con el Proyecto “Cuencas”.
El proyecto “Gestión Integrada de Cuencas Abastecedoras de Agua en el Sur de Chile”, que cuenta con el apoyo de la Unión Europea, ha posibilitado a la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo (AIFBN) implementar un proceso participativo de la gestión integrada de cuencas hidrográficas que considere la diversidad en territorios y habitantes de las comunas de Valdivia, Mariquina y Lanco de la Región de Los Ríos.
“Buscamos identificar instancias de discusión y capacitación relacionadas con el diseño e implementación de políticas públicas para el manejo del agua y promoviendo la participación informada y coordinada de la sociedad civil”, sostiene el gestor de la iniciativa, el ingeniero forestal Cristián Frene.
El profesional subrayó que los bosques nativos juegan un rol fundamental en la relación con la calidad del agua, asegurando que desde el punto de vista político este proyecto será una gran oportunidad de fortalecer el diálogo entre el sector público y la sociedad civil ya que se pretende fortalecer la organización local y “promover desde las bases propuestas que cambien gradualmente la actual visión utilitarista que se da a nuestros territorios y sus recursos naturales”.
PLANTACIONES EXÓTICAS Y AGUA
Mario Manquepillán es presidente de la Asociación Kallfulikán, que agrupa a unas 24 comunidades mapuche de Lanco (aproximadamente 640 familias, en la Región de Los Ríos) y que están asociados al proyecto.
“Nosotros hemos experimentado los impactos negativos de las plantaciones de monocultivos, particularmente en el agua. Y gracias al proyecto estamos trabajando en el cerro Chanlelfu en la conservación de cuencas. Hemos tenido contacto con muchas comunidades y que también se abastecen de agua desde ese cerro. Esto ha sido positivo para nosotros porque el impacto negativo que están causando las grandes forestales y las especies exóticas esta a la vista y eso debemos detenerlo”, sostiene el dirigente.
Los profesionales impulsores del proyecto sostienen que el agua, como recurso natural para el ser humano, históricamente no ha tenido la importancia ni la atención política que merece estando siempre supeditado a los intereses económicos, principalmente del sector productivo agrícola, minero, energético y sanitario, poniendo énfasis en el uso del recurso, no así en su producción y en la conservación de los ecosistemas que sostienen su cantidad y calidad.
Durante la década de los sesenta se instala en Chile el modelo agroexportador que pone en competencia el uso productivo del agua por sobre el consumo humano, este período tiene como característica el uso intensivo del suelo usando tecnología avanzada. Así lo sostiene Gerardo Ojeda, coordinador local de la inciativa. “En los setenta se establecen las bases legislativas, tributarias y de incentivos económicos del actual modelo forestal; y en la década de los ochenta se privatiza parte de las empresas sanitarias y energéticas del Estado, se implementa el código de aguas que separa la propiedad de ésta de la propiedad de la tierra, abriendo la posibilidad de que estos derechos sean adquiridos por inversionistas privados, de manera gratuita y a perpetuidad, dando paso a la especulación económica”, expone Ojeda.
Y estas prácticas, en particular las del modelo forestal basado en extensas plantaciones, son las que pasan la cuenta a las comunidades campesinas y mapuche de los territorios donde las plantaciones exóticas se han hecho parte del paisaje. Manquepillán asegura que en el verano la contaminación y la escasez de agua por el avance de los “desiertos verdes” de las grandes empresas forestales los ha obligado a informarse y a estar alertas.
“La política chilena en este tema es deficiente porque va en desmedro del recurso agua. Las pocas aguas que hay están contaminadas por las fumigaciones que hacen las forestales en primavera y verano y las especies exóticas afectan la disponibilidad de agua en las comunidades. Y eso es sólo una muestra de que las políticas de estado no apuntan a la preservación del recurso hídrico”, dijo. “Debe ser iniciativa y rol de la CONAF estar ahí por la preservación de las cuencas y que se sociabilice los impactos negativos de las plantaciones en la población porque hay escasez de conocimiento en el tema agua”, sostiene Manquepillán.
BOSQUE NATIVO Y AGUA
La AIFBN postula que el gran avance el avance de plantaciones de especies exóticas que crece en las regiones del Maule, Bío Bío y Araucanía ha sido una de las causas principales de la destrucción de bosque nativo, siendo éste un factor fundamental en el Ciclo Hidrológico. Este modelo continúa avanzando hacia el sur hasta la Región de Los Lagos y proyectando un patrimonio equivalente a 5 millones de hectáreas sin evaluar y tasar sus impactos ambientales, sociales y económicos.
“El estado actual de conservación de las cuencas hidrográficas refleja claramente las malas prácticas agrícolas y forestales donde, a raíz de los antecedentes científicos que señalan el efecto negativo de las plantaciones en el balance hídrico o disponibilidad de agua, corroboran la responsabilidad del sector forestal como generador de los mayores impactos, aspecto que después de sucesivas cosechas de cultivos, el mundo rural empieza a evidenciar a través de la escasez de agua para el normal desarrollo de sus actividades productivas y domésticas”, grafica Gerardo Ojeda.
Frente a esta problemática, los ejecutores de este proyecto aseguran que hay un rol contradictorio el rol asumido por el Estado dando continuidad a políticas que agravan altos costos sociales, ambientales y económicos.
Cristián Frene espera que el proyecto “Cuencas” genere cambios porque las comunidades rurales han tenido una muy buena recepción al tema lo que a su juicio responde a varias elementos: “el agua es un tema que está en la mente de todos, ya que saben que sin agua no hay vida, y en los últimos años han visto de manera directa como este recurso vital se agota; el hecho de tener un equipo multidisciplinario de profesionales genera una apertura de temas, donde todos ven algún beneficio potencial, desde el que maneja bosques hasta él que sólo se dedica a la ganadería, pasando por soluciones macro como fortalecer la organización comunitaria”.
Por Pedro Andrade
El Ciudadano N°86, segunda quincena agosto 2010