Seguramente más de una vez has escuchado que la ignorancia es la felicidad, y después de leer este artículo te darás cuenta de cuánta verdad hay detrás de esas palabras. Y es que nos dimos la tarea de investigar algunos “rumores” sobre lo que contiene la comida que llevamos diariamente a la mesa, y ¡te sorprenderás de lo que descubrimos!
Si alguna vez te has preguntado cómo la industria alimentaria hace muchos de los productos que normalmente consumes, no puedes dejar de leer la siguiente información; pero bajo tu propia precaución, porque quizás después de ver esto decidas dejar de comer ciertos alimentos.
1. Gelatina
Deliciosa. Desde niños nos acostumbramos a este postre por excelencia, no puede faltar en fiestas de cumpleaños con su rebanada de pastel. Son un gusto no tan culposo pues no tienen conservadores ni aditivos; incluso se han recomendado para prevenir la osteoporosis y la artrosis. Pero ¿de qué están hechas?
Resulta que las gelatinas contienen 90% de colágeno. Ok, ok, no suena tan mal… pero, ¿realmente sabes qué es el colágeno? Es la piel sin curtir del ganado vacuno y los descarnes frescos de la cabeza y los huesos. A esos se les quita la grasa y se les tritura en un periodo máximo de 24 horas después de que el animal muere. Luego, los cueros se lavan con ácido, y lo que salió de la trituración, llamado oseína. Se mezclan con cal durante un periodo de 5 a 10 semanas. Después, se extrae lo que resulta y es esterilizado para después ser enfriado y solidificado. Y el resultado final es ese polvito que nosotros echamos al agua hirviendo, dejamos enfriar y ¡voilà! tenemos una deliciosa gelatina.
2. Salchichas
Mucho se ha escuchado sobre las salchichas. Francamente yo nunca quise saber cómo se hacían, prefería disfrutar su delicioso sabor sin preocuparme por lo que realmente estaba comiendo… hasta que escribí este artículo.
Las salchichas están hechas de restos de animales (desperdicios), como el puerco, la vaca y la gallina. Principalmente del hocico, hígado y orejas del cerdo, el bazo del cordero, el esófago de la cabra, y el hígado y los labios de la vaca. Todo esto sale de un molino como una pasta, después se le añade sal, jarabe de maíz, agua con flúor, colorantes y polifosfatos. Básicamente es una mezcla de carnes, y se pueden hacer casi de lo que sea.
3. Queso amarillo
¿Quién no ha acompañado su sándwich con una rebanada de queso amarillo? Pues después de leer esto no vas a querer volver a usarlo, y es que estas rebanadas que distintas marcas venden empaquetadas en sobrecitos de plástico individuales no son nada aconsejables, ya que contienen mucha sal y aditivos. Están hechos a base de lácteos fermentados, queso y colorantes alimenticios que le dan ese aspecto amarillo. Además, la leche con la que se hacen no está bien procesada en algunos casos, algo potencialmente peligroso para el organismo.
Prácticamente lo que estás consumiendo es plástico, pues incluso si lo comparas con el queso normal no tiene nada qué ver en su color, consistencia ni sabor.
4. Moronga, morcilla o prietas
Tiene diferentes nombres (rellana, sóricua) pero su contenido es el mismo: Sangre de cerdo coagulada, cocida en grasa y envuelta en una tripa de intestino delgado. O sea, embutido de sangre. Mmm… ¡delicioso!
Las tripas tienen un olor tan fuerte y desagradable (obvio) que, para que tú las puedas disfrutar en tu cocina, las tienen que lavar con jabón y limón para que se le quite todo el olor. Se ocupa un litro de sangre sin coagular para el relleno pero, no todo es desagradable, se sazona con sal, pimienta, azúcar, orégano, cebolla y ajo. Ok, para mí sigue siendo desagradable.
Después de ponerla en las tripas se pone a hervir un buen rato. ¿Te ha pasado que a veces que comes sientes algo duro? ¡Sorpresa! A veces le agregan huesos triturados de la cabeza del puerco, eso es lo que sientes.
5. Kanikama
Sí, esos palitos de cangrejo que nos encantan en el sushi, o que le agregamos a nuestras ensaladas y guiso, pues no tienen nada de cangrejo. Aunque su intención sí es imitarlo, realmente están preparados con menudencia de diferentes pescados (merluza, abadejo, bacalao, caballa), los cuales se mezclan repetidamente, después se enfrían y se calientan muchas veces más hasta lograr una consistencia como de una pasta blanca compacta, a la cual se le agregan almidón, conservantes, sal y edulcolorantes no naturales. Se congela y al final le agregan un colorante para que quede rosado en el exterior.
Si eres como yo, seguro cuando los comías pensabas que estabas eligiendo una opción saludable, bueno, parece que hemos sido engañados.
6. Paté
Sí sabes lo que son y estamos seguros que los has comido. Si piensas en una reunión con amigos, piensas en botana; y si piensas en botana, piensas en un delicioso paté. Y es que, además que sabe riquísimo, es muy sencillo para evitarnos quebrarnos la cabeza con qué ofrecerle a nuestros invitados. Bueno, después de leer esto creo que prefiero quebrarme la cabeza.
Resulta que la idea general era que el paté estaba hecho por hígado de pato… ¡pues no! Resulta que el paté es una mezcla de las vísceras animales (pollo, vaca, cerdo, patos…). Pero, ¿cómo es posible que sepa tan delicioso? Bueno, pues se le agrega harina, especias, leches y conservantes y, eso sí, se le agrega un poco de hígado para darle más sabor.
El foie gras (que muchos piensan que es lo mismo) es lo que sí está elaborado integralmente de hígado de oca, pato o ganso, animales que alimentan de forma abusiva para hacerles engordar el hígado mucho más de lo habitual.
Vía: Recreoviral