El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires estrenará este año la obra en la que está trabajando la artista, en el marco de los 15 años del museo transandino. La idea de este es que sea una colección unida, que se mantenga y potencie. En octubre será el turno de la chilena, que expondrá, junto a dos artistas latinoamericanos, en la Sala 1, dedicada al arte contemporáneo más experimental. Su muestra se titulará «En nuestra pequeña región de por acá» y la curaduría será de Agustín Pérez Rubio.
Su carrera artística tiene como referente una rigurosa investigación teórica y conceptual sobre la pintura y las técnicas de representación. Aborda temas particulares como la imagen del sitio eriazo en el área urbana y a partir de ello, realiza una profunda reflexión tanto sobre el problema del dinamismo del desplazamiento de la ciudad, la precariedad, el abandono y la destrucción, como de los medios de representación de la imagen pictórica con todas las facilidades y dificultades que el artista moderno debe tomar en cuenta a la hora de concretar la obra.
Su preferencia por los grandes formatos responde a su afán por escapar de la pintura de marco, que se realiza con propósitos comerciales y decorativos, ideas contrarias al arte desinteresado y que generalmente coartan la libertad creadora del artista. Con el ánimo de establecer la discusión sobre la validez de los medios, recurre a técnicas y materiales extra pictóricos a modo de cita, entre ellos el grabado serigráfico y la fotografía. De esta forma pretende denunciar el manierismo y el facilismo que existe en los círculos artísticos por producir obras de arte en serie, según la artista «ya no pintamos sino que imprimimos».
Posterior a la etapa de los sitios eriazos abordó como temática la crisis de histeria según imágenes de estudios que Sigmund Freud realizó en el Hospital de la Salpetriére, París, a fines del siglo XIX, una enfermedad síquica cuya manifestación corporal, relacionada con el sitio eriazo como síntoma de la ciudad en decadencia. Luego estableció una relación de polaridad entre el sitio eriazo y el monumento al héroe, y a partir de este último, realizó obras en las que reflexiona sobre los efectos de ilusión en la pintura, el trompe l’oeil en el interior del cuadro y la realidad material y conceptual fuera del cuadro, utilizando como nuevo referente visual la imagen de la casa-mediagua.
En 1998, Voluspa Jarpa incorporó nuevos soportes plenos de significado a sus obras en la serie Paisajes Límites donde, junto a la mediagua representada, construida al natural y en maquetas, realizó pinturas de paisajes autóctonos, pero inhabitables, esta vez sobre frazadas que el gobierno entrega a damnificados por las continuas catástrofes invernales en Chile. La artista luego añadió la bandera nacional como soporte e inició una nueva serie con el tema de los besos, impulsada por el problema que tales imágenes plantean al pintor ya que implican una deformación de los rostros y una fuerte tensión escénica que se genera al enfrentar dos perfiles.
No por nada la rancagüina y artista visual de la Universidad de Chile ya es conocida en el mundo audiovisual internacional, es de la generación de artistas de los noventa y ha sido galardonada con premios como el Illy Sustain Art (2012), Premio Círculo de Críticos de Arte de Chile, categoría artes visuales (2008), Gran Premio Kunst Rai-Amsterdam, Holanda (2000), entre otros. Ha expuesto en diferentes galerías, como también en regiones y en países como Holanda y España.
Será la primera chilena en tener una muestra particular en el MALBA. Además, durante este período habrá tres exposiciones, que son una de arte argentino, otra latinoamericano y además una internacional, en las que encontraremos a Jorge Macchi en marzo, Yoko Ono en junio (un dato no menor es que ella misma va para la inauguración) y la Colección Fadel en noviembre, la serie privada más grande de Brasil. Todos artistas que abrirán la excelente temporada 2016.