Dos siglos de diálogo pendiente entre el pueblo mapuche y los chilenos

Llegó el Bicentenario para celebrar los dos siglos de la gesta independentista de los próceres de la patria

Dos siglos de diálogo pendiente entre el pueblo mapuche y los chilenos

Autor: Wari

Llegó el Bicentenario para celebrar los dos siglos de la gesta independentista de los próceres de la patria. Ese es el tono de la historia oficial, pero la del pueblo mapuche, habitante originario de la tierra hacia el sur de lo que hoy llamamos Chile, está escrita con sangre, misma que en menor o mayor medida corre por las venas de la mayoría de los chilenos.

Los mapuche, en la institucionalidad vigente reciben todo el rigor de la ley, siendo catalogados de terroristas, encarcelados, discriminados y maltratados, en contra de las recomendaciones de los personeros de Naciones Unidas que en más de una ocasión le han llamado la atención al Estado chileno por no acogerse a las leyes internacionales en materia de pueblos originarios.

Lo mismo opina José Bengoa, el antropólogo, historiador y experto en temas indígenas, quien considera que la aplicación de la ley antiterrorista contra los mapuche es arbitraria. “El “terrorismo” siempre es y ha sido una construcción del Estado. Además muy poco adecuada. He estudiado la casi totalidad de los juicios, los que son públicos, y me cabe la convicción de que las acusaciones son absolutamente injustificadas”.

Así, también lo reconoce Lorena Fries, directora del Instituto de Derechos Humanos, quien emitió una declaración pública por “una reforma a la ley antiterrorista, fin a la justicia militar, fin a los excesos policiales y garantías del debido proceso para que el pueblo mapuche pueda seguir adelante con sus procesos reivindicativos”.

La vocera de Gobierno, Ena Von Baer, en tanto, hizo ver la dificultad de “dialogar con grupos que están utilizando medios de presión como huelgas de hambre y que no han dado el paso de renunciar al uso de la violencia”, asumiendo la culpabilidad de personas que aún no han sido condenadas.

INJUSTICIAS DE SIGLOS

La República de Chile, recién independizada, reconoció su frontera en el río Bío-Bío, y al sur la Nación Mapuche, según el Tratado Internacional de Tapihue de 1825, entre representantes mapuche y del Gobierno del General Ramón Freire.

“La línea divisoria no se pasará para esta, ni para aquella parte sin el respectivo pasavante de quien mande el punto por donde se pase, y el que lo haga sin este requisito será castigado como infractor de la ley”, señala el artículo 22 de dicho Tratado.

Pero, a partir de 1861, el presidente José Joaquín Pérez, inicia la ocupación de la Araucanía infringiendo la ley reconocida por la Corona Española y ratificada por el Congreso chileno. Este proceso llamado por la historia oficial Pacificación de la Araucanía, dio comienzo a la expropiación de los territorios de Wallmapu (territorio mapuche), y en más de un 90% se realizó de forma violenta.

Los medios de comunicación de la época avalan el actuar del Gobierno y desconocen la cosmovisión mapuche, tal como sucede en la actualidad.

“… Los hombres no nacieron para vivir inútilmente y como los animales selváticos, sin provecho del género humano; y una asociación de bárbaros tan bárbaros como los pampas o como los araucanos no es más que una horda de fieras, que es urgente encadenar o destruir en el interés de la humanidad y en el bien de la civilización…”, señaló el diario El Mercurio de Valparaíso, el 24 de mayo de 1859.

Mapuche, gente de la tierra, condiciona una mirada diferente a la instrumentalización de la naturaleza a la que el sistema económico capitalista nos acostumbró. Ellos pertenecen a la tierra y no al contrario, sin embargo, esa visión desde la perspectiva occidental es asociada a la pereza e inutilización de los recursos.

José Bengoa dice que en “la lectura de los trabajos realizados en la Fundación Paz Ciudadana, por quienes ahora son máximas autoridades de Gobierno, por ejemplo la Ministra Secretaria de Gobierno, muestra que la tendencia a la reducción de la cuestión mapuche a un asunto de pobreza es mayoritaria, clara y definida”.

En el 2010 continúa la lucha mapuche frente al Estado de Chile, en la coyuntura por la aplicación de la ley. “La comunidad internacional le ha pedido al Estado que no aplique la ley antiterrorista de manera vulneratoria de derecho, que la Justicia Militar tiene exceso de competencia, que ha habido exceso de fuerza policial en los allanamientos y que las garantías del debido proceso no se cumplen cuando las pruebas se basan en testigos protegidos”, dijo la directora del Instituto de Derechos Humanos.

UN 18 SIN VINO NI EMPANADAS: “NADA QUE CELEBRAR”

Los 32 presos políticos mapuche cumplieron al inicio del mes del Bicentenario, cincuenta y dos días en huelga de hambre, bajo condiciones críticas de deterioro físico, pero con el ánimo en alto y “hasta las últimas consecuencias”, según informaron sus familiares.

“Todo el país debe preocuparse de esa situación. Así como recuperamos a 33 mineros en el norte, no podemos darnos el lujo de que 32 mapuche entren un riesgo vital y en esos términos, tanto el Poder Ejecutivo, como el Legislativo y el Judicial, tienen acciones que tomar”, expresó, Lorena Fries, luego del silencio de los órganos oficiales acerca de la huelga de hambre.

En tanto, Ena Von Baer, dijo que “el Gobierno ha presentado recursos frente a la justicia para poder mantener a las personas que en este momento se encuentran en huelga de hambre alimentadas, porque aquí al Gobierno lo que le corresponde es cuidar la vida y la salud de las personas”.

La medida extrema de protesta surge tras un diálogo pendiente entre los mapuche y el Estado de Chile. “El hecho más lamentable es que para el Bicentenario no exista un mínimo de acuerdos, de memorias compartidas entre el Estado, la sociedad chilena y el pueblo mapuche en este caso. Cuando escucho a quienes dicen que ´no tenemos nada que celebrar`, creo que tienen la razón”, dice el José Bengoa.

Eric Millán, vocero de los presos políticos mapuche en huelga de hambre recluidos en Temuco confirma la visión de su gente frente a los doscientos años de Chile. “En este Bicentenario no tenemos nada que celebrar, pues significa muerte, violaciones y despojo de nuestras tierras por parte del Gobierno de Chile”.

Por Katherine Lorca Donoso

Fotografía: César Baeza H.

El Ciudadano N°87, primera quincena septiembre 2010


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