Los Maestro Juba son cuatro. Cada uno con un pasado y un presente muy identificable y conocido, pero que ahora se funden en este nuevo ejercicio musical que los tiene contentos, hermanados y con muchas ganas de presentar su labor. Ellos son los hermanos Pablo y Felipe Ilabaca, parte nuclear de Chancho en Piedra; Danilo Donoso, de Inti Illimani Histórico; e Ismael Oddó de Quilapayún. Es este último, que con detalle, con minuciosidad y con la claridad casi del minuto de como se fueron dando las cosas, nos habla del origen y de los conceptos que se amalgaman hoy en Maestro Juba.
Oddó señala que el origen del trabajo actual se remonta a los talleres de trabajo para la realización de la versión rock de la Cantata de la Escuela Santa María de Iquique. Ahí está su preludio de todo esto. Algo que Pablo reafirma, diciendo que “todo parte según yo, desde el trabajo de la cantata rock. Con Ismael y Felipe queríamos armar un lote para cantar y componer canciones de raíz afrolatinoamericana”. Formación que originalmente incluyó a Camilo Salinas, quien los acompañó, en la hasta ahora única presentación formal como Maestro Juba el pasado 22 de julio en la SCD de Bellavista, y que vio la luz, según recuerda Oddó sin este nombre y bajo otras ideas, para el lanzamiento del sitio músicapopular.cl, “donde abrazamos un repertorio acotado de la nueva canción chilena y unas cuecas, considerando todas nuestras influencias”.
Ese origen hizo que apareciera el nombre de “Cuarteto Cantatero”, nombre que nunca los convenció y que respondía más bien a ese actuación puntual, y no a lo que vendría luego, en algo que explica Oddó, “pudo haber quedado en eso y nada más, ya que todos teníamos muchas otras labores musicales asumidas y que dejan esto como un deseo nada más”. Una nueva opción de juntarse fue el 2008 para un trabajo junto Mauricio Celedón, lo que les deja nuevamente la inquietud de abordar el proyecto, y asumir ese repertorio donde todo cabía, desde las cuecas, desde Víctor Jara, Caetano Veloso, Buena Vista Social Club, el son cubano, la Cantata, Mike Patton y más.
Para llegar así a la casualidad, al destino, o a las conexiones del azar que hacen que Pablo, navegando por internet dé con un grabado de Master Juba, “y me puse a investigar sobre este personaje y lo encontré demasiado interesante y desconocido. Le comente a los chicos sobre la historia y sobre el personaje, y les gustó. Estaba el naipe tirado y encajaba muy bien con la estética que queríamos darle a la agrupación”. ¿Y quién es este Master Juba? Oddó explica que fue el primer afroamericano que bailaba en los salones para los blancos, que se dice que inventó el tap, que muere a los 25 años, desnutrido, que fue víctima de la discriminación racista pero en el circuito de la alta sociedad, y cuya historia es rescatada por una antropóloga después de muchos años.
A partir de ese nombre y de esa historia, Felipe, señala la necesidad de enmarcar un poco más el concepto alrededor del cual “nuestra música va a girar, o las canciones que vamos a proponer tengan que ver con este nombre”, recuerda Ismael, agregando que “podemos cantar todo o casi todo, pero donde lo importante es la manera en la que lo vamos hacer, y que tiene que tener una dosis afro, como lo hacemos con el ‘Canto a la pampa’, donde le ponemos un cajón, aunque la melodía sea una habanera”.
Así en el verano del 2010, sumando ya a Danilo Donoso en las percusiones, le dan cuerpo a Masetro Juba, un trabajo que según explica Pablo se liga con su historia musical, ya que si bien “vengo del mundo del rock y de otras influencias, desde pequeño en mi hogar siempre escuchamos música latinoamericana. Y he llevado estas influencias hacia Chancho en Piedra, y creo que seguiremos aprendiendo e investigando para acrecentar más nuestro vocabulario musical americano y mezclarlo con este otro continente maravilloso, África”. Y que Oddó complementa al decir que el proyecto también se liga a los sentimientos y a la memoria, partiendo por el mismo Juba, pero también en una concepción musical que aborde el “guarachear” en todo momento, “que las semillas de la maraca nunca dejen de estar presentes, y donde el canto es muy importante. No es cantar como las estrellas de Fania, sino donde se hagan arreglos de voces, pero lo más importante tiene que ver con el haberse encontrado con personas que tienen intereses en común y que disfrutan con desarrollar este camino”. Trayecto que Danilo asume como parte de sus inquietudes musicales que abarcan “muchas esquinas. Pero este proyecto es un hermoso desafío para mostrar nuestras capacidades como instrumentistas, cantantes, recopiladores y también creadores. Siento que queda un largo camino que recién comienza”. Y que obviamente se debe nutrir con composiciones propias, explica Oddó. Y que tendrá una próxima posibilidad de expresión, el 25 de agosto en Maestra Vida.
Pero no sólo eso, sino que Oddó pone también su énfasis en otro aspecto, que es el decir, y manifiesta que “me parece importante que sigamos diciendo cosas, y ahí san Rubén Blades es clave, y no es casual que hayamos elegido ‘Pablo Pueblo’, y lo más probable es que montemos más cosas de Blades, y eso es porque como decía mi papá (Guillermo Oddó, fallecido integrante de Quilpayún), ‘así llora el Caribe’, aludiendo a la salsa, y por eso no puede estar ausente la clave, que está llorando, y si tú te das cuenta, la música africana así llora, y desde los inicios, en sus invocaciones, en los ritos por sus muertos, a la gente que se les fue, todo eso tu lo puedes encontrar tanto en Rubén Blades, como en Totó La Momposina o en la música tradicional afrolatinoamericana, que no sólo te invita a mover tu cuerpo, sino a expresar tu pena a través de un baile invocatorio a la memoria, y eso es piedra angular para nosotros”.
Por Jordi Berenguer
Onda Corta
El Ciudadano