Mitchell Hunter sufrió en el 2001 un accidente que le cambió la vida, literalmente. Después de tener terribles heridas por un choque automovilístico, y esperar todos estos años para recuperarse, finalmente logró su último objetivo: recibir un trasplante de cara, y que su cuerpo aceptara el injerto.
La tragedia que enfrentó hizo que perdiera parte de su rostro, además de una de sus piernas. No fue hasta el 2011 que Mitchell pudo acceder a la idea del trasplante, siendo la segunda persona en el continente en hacerlo.
La operación duró 14 horas, para poder darle una nueva oportunidad a Mitchell, tras todos estos años. Se restauró su nariz, los agujeros para los ojos, y la sensibilidad en la piel de su rostro. Han tenido que pasar 5 años desde entonces para que la recuperación esté completa, y por fin Mitchell se siente como «un hombre más entre la multitud».
Ahora tiene 35 años, pero dice sentirse tan bien como cuando tenía 21, antes de que todo esto comenzara. «Se ha vuelto fácil salir en público. Ya no se quedan mirándome. Soy otro entre la multitud, y era todo lo que quería».
Además de verse «normal», otro avance importante es poder volver a sentir en su rostro. El calor, el frío, el dolor, cada sensación se ha vuelto nueva para Mitchell, quien por fin, con su nuevo rostro, comienza a reconstruir su vida.