Esta es la historia de una niña llamada Brooklyn y un recolector de basura.
La pequeña de 4 años, cada día salía de su casa a la hora en que el recolector pasaba en su camión para sonreírle y hacer señas. Él respondía con la misma simpatía.
Tras un año de sonrisas, el día en que la niña estaba de cumpleaños, y tras la fuerte necesidad de la pequeña de salir a saludarlo, su madre decidió esperar al hombre y sorprenderlo con un cupcake.
Así fue cómo ocurrió el anhelado encuentro entre Brooklyn y el recolector llamado Delvar, quienes finalmente pudieron conocerse:
La mamá y su hija esperaron ansiosas aquel jueves. Cuando él se acercó, por lo que al ver a su cómplice de sonrisas, Brooklyn se quedó sin palabras. Su madre le comentó que siempre lo esperaban y que algo que la niña había anhelado desde hace mucho era poder conocerlo.
Delvar le contó a la madre de la pequeña que él no tiene hijos propios pero que es tutor de muchos menores sin hogar y son su verdadera vocación.
La madre compartió esta historia a través de su cuenta de Facebook valorando lo que su pequeña hija le había enseñado y motivado y agradeciendo a Delvar las sonrisas que regalaba y su servicio a la comunidad