Finalmente con el rescate de los mineros, se comprobó que las probabilidades tienen razón en cuanto a que por baja que sea la posibilidad de ocurrencia de un suceso, es posible que éste se manifieste. Sólo una probabilidad nula significaría descartarlo totalmente.
En el caso del rescate de los mineros, en sus inicios se adelantó una probabilidad del 2% de encontrarlos con vida y así fue, de paso esta cifra hizo salir lágrimas al primer candidato de la derecha que se baraja para las presidenciales del 2013. Pero una cosa es haberlos encontrado con vida y otra la forma que se va desarrollando a posteriori, nuevamente hablando en términos estadísticos, toda una suerte de integración de conocimientos, recursos, uso de tecnología y también de soluciones que vienen de la creatividad del chileno y que en forma mancomunada permiten alcanzar la meta por todos conocida.
Ya una semana y días de estos hechos entre los cuales el Gobierno hace todo un montaje para sacarle el máximo de provecho a la situación, llevando los acontecimientos a giras internacionales y dejando piedras esparcidas por el mundo, que si más allá de las fronteras se les otorga algún valor sería una muestra que la globalización trajo una degradación mundial en pleno, además, se esperaría que a futuro el intercambio de piedras sería el souvenir más preciado de las visitas de Estado.
Muy valioso fue el rescate y aún más se aprecia que constituyó un pacto unilateral del Gobierno con los 33 mineros, que en su génesis sólo intervino el primero, con la preparación de un show cuidadosamente montado donde la condición era un rescate mutuo, ello es notorio desde el momento en que se les encuentra con vida y todo lo que transcurre desde la puesta en operaciones de los planes A, B y C. Por cierto hay que insistir que se trata de un acuerdo unilateral, ya que desde 700 metros bajo tierra es difícil tener alguna ingerencia sobre lo que ocurre en la superficie y al emerger desde la cápsula de rescate, no se puede escoger si el primer encuentro va a ser con Dios o con el diablo.
Lo que viene después aparte de prolongar al máximo la hazaña del rescate y pasearla lo más posible, es una acción apoyada por el ambiente farandulero de darle un sentido diferente al fondo del problema que originó el cautiverio de un grupo de personas por 70 días y la situación laboral de una cantidad mucho mayor de trabajadores que pierden su fuente laboral, ven postergado su pago de indemnizaciones y no reciben una oferta decente para reinsertarse en la vida laboral. Frente a esto el Estado pasa a ser ausente cosa que no ocurriría si tuviera que acudir al rescate de la banca, hecho que ya se ha presentado en la historia del país. El problema laboral del pago en cuotas de la indemnización no genera dividendos políticos y es obvio que no fue parte de la agenda de lo conversado con la Reina Isabel.
Pero el juego del Gobierno es mucho mayor, no toman en cuenta que los rescatados provienen de una realidad social diferente a la de un divertimento, los tratan como “héroes” en circunstancias que nunca habrían querido serlos y se vocifera por todos lados a partir de una tragedia, eso es un signo de desatino mayor. Los lentes oscuros protegen de la luz pero no del daño provocado por la falta de criterio.
El Gobierno no quiere ni le conviene dar vuelta la página, y respecto a los 33 mineros, para la autoridad lo mejor es mantenerlos ocupados y con regalías, alejados de sus compañeros de trabajo, distanciándolos de la causa del hecho raíz por ellos vivida, pero los especialistas ya están advirtiendo consecuencias de la carga a la cual se encuentran sometidos. El tránsito de condiciones de vida precarias y condiciones laborales riesgosas, a un tiempo de un incierto cautiverio y luego a la televisión indudablemente o a un asedio desde muchos lados es poco soportable. Reconociendo que hay mucha tecnología y conocimiento en la labor de rescate, también hay muchos intereses que irrumpen en la privacidad y tranquilidad de las personas, no se trata de los ganadores de una contienda deportiva.
Ayudando a dar vuelta la página, se nos viene el fin de año y el balance de lo que ha sido la derecha en el poder, refleja casi un nulo movimiento. Hay varias autoridades nominadas post 11 de marzo que a poco andar han presentado sus renuncias y que se sopesan con otras que hicieron transferencia de confianzas de un gobierno a otro; se viene el proceso de negociación con el sector público por el reajuste, en medio de temores por despidos masivos que se puedan producir en el sector; y no hay que dejar de lado que las reacciones de la población en la giras presidenciales en más de alguna ocasión han tenido traspiés lo cual se diluyó entre las celebraciones del bicentenario y el rescate de los mineros. Pero hablando en términos de un show, la función debe continuar.
En forma paralela y como una señal de lo que viene en los desafíos futuros al momento de evaluar con quienes se cuenta en este país tan revuelto y voraz por las noticias que eleven la popularidad, hay quienes en forma desesperada se esfuerzan por mantener vigente la marca denominada Concertación, aunque todos sabemos que el producto que utilizaba esa etiqueta ya no existe y no cabe la menor duda que en un tiempo no menor será inevitable un reordenamiento político, algunos hacia el gobierno y otros en la oposición. Hay que sincerarse y en forma rápida decidirse por el camino a seguir.
La verdadera izquierda, aquella que siempre ha tenido el concepto del daño estructural provocado al país en el ejercicio de la dictadura, tiene un rol valioso en lo que viene, pero para que sus propuestas tengan efecto tiene mucho camino por recorrer y sumar adherentes. Lo propicio es que levante en profundidad las características de un país en que impere la justicia social, cuando se exija calidad hay que expresarla en detalle, al momento de referirse a la dignidad también se debe transparentar su significado y en función de ello expandir lo que es el sentido de sus aspiraciones. No se puede dar nada por supuesto, todo debe ser bien demandado, ya que los gobernantes con la derecha incluida, nos han tenido por años sometidos a discursos bonitos pero sin ni siquiera acercarse a la praxis.
Por el momento la derecha se puede caracterizar como un niño que juega solo, hace trampas, engaña y no se desarrolla en el juego por sus fortalezas sino que gracias a las debilidades y tragedias de los demás que las convierte en oportunidades. Todo ello lo conduce un personaje que extiende la temporada de circo más allá del mes de septiembre y que desde su posición no resultaría raro que siga haciendo negocios en beneficio propio y de su entorno más cercano, en su jugarreta tiene la costumbre y le gusta ganar a la vez que el perder le produce ofuscación. Está claro que estamos viviendo un período que puede afectar negativamente a la tranquilidad de los chilenos por lo que se irradia en el ambiente, un Estado en manos del segmento más rico de los privados no resulta para nada auspicioso y nuevamente la cuestión de las probabilidades entra en juego, todo tiende a que el sector de más poder económico consolide por muchos años sus beneficios, cualquier cosa pero sus ganancias no se tocan y eso es ley.
Por Luis Osorio
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