Los colibríes son los pájaros más pequeños que existen. Si tenemos suerte, podemos verlos pasar fugazmente por nuestros jardines, mientras se alimentan con nuestras flores. Por la velocidad a la que vuelan, es muy difícil admirarlos en todo su esplendor. Sigue leyendo para aprender más sobre ellos y aprecia su belleza.
Los colibríes son originarios de América. Viven principalmente en América Central, aunque se ha comprobado que tienen la capacidad de adaptarse a otros hábitats.
Existen 354 especies de colibríes. Esto hace que sean la segunda familia de aves más numerosa del hemisferio occidental.
Estas pequeñas aves requieren mucha energía. Es por ello que necesitan grandes cantidades de néctar para alimentarse. En un día, pueden llegar a visitar hasta 2.500 flores.
La velocidad de vuelo de un colibrí promedia los 45 km/h. Como pueden rotar sus alas de manera circular, pueden volar hacia atrás o hacia adelante.
El colibrí más pequeño es el zunzuncito o elfo de las abejas (Mellisuga helenae) y mide sólo 5,5 cm. El más grande es el colibrí gigante (Patagona gigas), que mide aproximadamente 25 cm.
El aleteo del colibrí es más rápido que el de cualquier otra ave. Su corazón puede latir hasta 1.260 veces por minuto.
El pequeño cerebro de los colibríes, que representa el 4,2% de su peso total, es el más grande del reino de las aves.
Muchas plantas dependen de los colibríes para la polinización. Sus flores se proyectan hacia afuera, para que estas pequeñas aves no queden atrapadas en el follaje. Además, suelen tener formas largas y tubulares para evitar que se acerquen otros insectos, como abejas y mariposas. Como los colibríes no tienen olfato, estas flores no necesitan ser perfumadas.
Uno de los mayores atractivos de los colibríes son sus colores. Sus plumas son iridiscentes, de manera tal que el tono que adquieran dependerá del ángulo en el que reciban la luz solar.
Fuente: LaBioGuía