Alex Lewis era un hombre normal, hasta que un resfriado común cambió para siempre su vida. Tiene 35 años solamente, pero hace 2 una peligrosa infección lo tuvo al borde de la muerte.
Todo empezó con un resfriado común y corriente. Al no cuidarlo debidamente, Alex se contagió de estreptococo nivel A, una bacteria que se comenzó a «comer» o desintegrar de a poco su piel, hasta llegar a su carne. Mientras esto ocurría, también su sangre se envenenaba, lo que le generaba shocks tóxicos.
Parecía que su vida estaba perdida. Los médicos le dieron 3% de probabilidades de sobrevivir… y lo hizo. Pero en ese camino, las consecuencias de su maligna bacteria se han hecho notar, hasta haber cambiado su vida por completo.
Alex perdió sus cuatro extremidades en ese camino, y la mitad de su rostro quedó desfigurado. Además de los impedimentos físicos que esto provoca, también es difícil en cuanto a imagen propia, pues tuvo que volver a reconocerse y aceptarse. Esto no fue nada fácil para Alex, quien debió aprender a hacer todo de nuevo: desde caminar, hasta hablar y jugar con su pequeño hijo Sam.
«Fue un tiempo horrible. Me quedaba en casa con mi hijo antes de enfermarme. Era increíble y teníamos un gran lazo. Pero luego, de la nada eres arrastrado hasta un lugar donde no tienes ningún control. Él no se atrevía a acercarse, a besarme, ni abrazarme», confesó con dolor Alex a Daily Mail.
La relación con su hijo fue la más difícil de reponer, ya que el pequeño Sam no entendía mucho lo que estaba pasando, ni reconocía a su papá. Pero el tiempo les ayudó a crecer y volver a amarse y disfrutar como siempre.
«Ahora es genial, el se muy natural al respecto. Me da besos, me abraza». También Lucy, su esposa, siempre estuvo ahí para apoyarlo, y continúa con Alex en su nueva vida.
Todo por un mal cuidado resfriado, que hizo que pasara por cientos de cirugías y procesos que aún no terminan. Pero de a poco, Alex va armando su camino, y ha aprendido a valorar muchas más cosas en esta nueva oportunidad.